GUAYMAS, Son.- La crítica oficiosa de los opositores es normal, no deben aceptar el éxito ajeno, aun cuando eso perjudique a una sociedad.
Pero a la distancia, debe aceptarse que el alcalde Otto Claussen hizo lo correcto, como lo había anunciado cuando preparaba su plan de gobierno tras su aplastante victoria de julio, al invertir en viajes y estancias en la capital del país en busca de recursos que aquí cerca, no están.
Allá, se acercó a frondosos árboles y la sombra fue más que buena. Solo el rubro de pavimento, ya le permite anunciar 151 millones de pesos a favor de 24 colonias donde viven 6 mil 500 familias.
No se anduvo por las ramas cuando se trató de pedir. Así lo exigía la situación heredada por la ineptitud y la improvisación, adicionada con irresponsabilidad y exacerbada cleptomanía de sus antecesores.
Pidió por todos lados y pidió mucho. Si no hay, bien, por lucha no queda. Pero como en el pedir está el dar, ve ya resultados para decir a los guaymenses que pronto les resolverá problemas de imagen, polvo, salud y demás, porque habrá pavimento, mucho, y prefiere el concreto hidráulico, como la misma gente pidió.
Lo hará bien proyectado, supervisado y con transparencia, para que se terminen bien, o volverá a ocurrir lo que ahora ha hecho perder a Guaymas más de 20 millones de pesos en obras abandonadas.
Se diseñó también infraestructura de agua y drenaje, así como el respeto a previsiones viales, para no repetir lo ocurrido con el magnífico trazo de San Vicente, donde las amplias calles fueron adelgazadas y ahora “posesionarios” quieren ser dueños de las “demasías”.
Al margen de los efectos del desorden, Claussen no dejó ninguna duda del principal respaldo en su gestión y muchas más próximas anunciar: Manlio Fabio Beltrones, diputado federal y líder de los legisladores priístas, ex gobernador sonorense y además, su amigo.
Enhorabuena para los guaymenses, pues pone en marcha la transformación que urge y que este mismo 2013 comenzará a verse.
Conservar el civismo
La costumbre es fuerte. Todo lo vuelve rutina. Por eso dos agentes del Departamento de Tránsito cuya consigna es izar y arriar la Bandera Nacional en la Plaza de los Tres Presidentes, no se dieron cuenta que la elevaron al revés.
Lo resolvieron, pero la autoridad Municipal conciente de la falta a los Símbolos Patrios, aplicó la regla y sancionó a los dos elementos. También tuvo que responder el titular de Tránsito, Javier Velderráin, responsable directo de esa acción.
Lo aceptó, pues es conciente, Velderráin, de la importancia de mantener el respeto a los símbolos, pues lo contrario conduce a perder identidad, a dañar la convivencia ordenada y pacífica, en perjuicio de la estabilidad.
Debe quedar bien entendido el ejemplo, principalmente por los responsables de cada oficina pública, donde comienza el orden. O el desorden.
Aparte, aplaudo el arribo del experimentado político Javier Hernández Armenta, a la Dirección del Centro de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes en Sonora. Sabe de eso y pondrá orden en los programas donde tener bien las carreteras es prioridad.
Aquí, hay líos con el Coordinador de Comisarías, un cargo antes desempeñado por un auxiliar del secretario del Ayuntamiento y hoy una estructura de seis funcionarios con alto sueldo cuyo titular ya exige oficina en San Carlos, no en Ortiz o La Misa.
Y en Empalme, el alcalde Héctor Laguna prioriza la vida social mientras el desarrollo económico pasa a su lado sin que lo note. Este sábado cabalgará horas y terminará en una comilona. Así gobierna.