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Población enojada

GUAYMAS, Son.- Qué enojada estaba la tía Sandra. Tanto como su sobrina Raquel, quienes viajaron desde Los Mochis al norte para disfrutar lo poco que ahora puede disfrutarse en las carreteras donde el acoso oficial es interminable.

Resignadas al esculque del carro cada metro y a la mirada inquisitoria de policías y soldados, hasta pagaron su cuota por utilizar la autopista, como le llama Capufe, o la carretera de menos de 100 kilómetros por hora, según la Policía Federal, División Caminos. Hasta eso, nos dispensa 10 más de lo permitido, quizá porque entiende el drama que ciudadano por culpa de los que mandan.

Pero ese enojo que medio calmé con ricas viandas regionales, mangos silvestres de Empalme y el bello paisaje de la carretera Empalme-Guaymas que pronto obstaculizará un enorme puerto industrial que hasta los chinos quieren para ellos –costará mil 500 millones de dólares--, lo entendí hasta el final, cuando me preguntaron “qué se cree el mentado Roger”.

Órale. Ya caigo. Ellas escucharon en Obregón que el bloqueo carretero lo promovieron gente que dista de ser el pueblo. Se suman grupos de la etnia yaqui que tampoco es el pueblo, para cerrar más tramos camineros y el cóctel está dado. Nadie pasa, aunque haya 40 grados o más, el solazo sonorense en plenitud y pagan justos por pecadores.

Siguieron dos, tres llamadas de este servidor a Cajeme y sí, mis amigos dicen que Ciudad Obregón también está en desacuerdo con su alcalde, “El roger”, quien encabezó el traslado de tractores a las calles taponadas, los dejaron allí y ya. Ni gente, ni promotores, ni paleros llevando comida o agua a nadie.

Quien tenga o no razón en el pleito del agua que es de todos, aunque alguien se la quiera apropiar –los yaquis la perdieron hace décadas— es lo de menos. El punto es ganar un pleito donde gente como la tía Sandra y su sobrina Raquel, son víctimas de algo ajeno y confirmaron lo que turisteros siempre han expuesto: ya no se puede viajar por México.

No supe qué decir. Fue abrumador el argumento que por cierto, he compartido en varios foros pero quién soy yo para convencerá a los políticos que debieran hacer algo al respecto. Aplicar la ley les causa urticaria.

Claudia viene

Genera expectativas la presencia, este sábado, de Claudia Pavlovich Arellano, la senadora que eleva resultados en su trabajo por la gente.

Inaugurará su oficina de gestión en Serdán y calle 9, donde Otto Claussen hizo su campaña y trae pesos pesados con ella, senadores y gobernadores incluidos. Allí estará el priísmo de Susana Corella dándole su reconocimiento.

Es buena oportunidad de acercar a todos, para que no suceda lo que en Empalme, donde el médico Felipe Martínez Robles debió admitir que están en cuarto sitio como fuerza política y decidió encabezar un movimiento para el rescate.

Tarea difícil, arrojado al tobogán por las últimas dirigencias y dando la puntilla el actual, Roberto Rangel, al meterse en líos porque su mente no estaba preparada para subirse a un ladrillo.

Mientras tanto, aquí no hayan cómo persuadir a los regidores de su papel de representantes para cuidar la administración. Se han convertido en una carga económica de 9 millones de pesos al año para tenerles una oficina donde, dicen ellos, atienden a la gente. La verdad es, reciben allí a “su gente” y arman grillas para operar en barrios y vender, esa es la palabra, su resultado.

El regidor debe regir, aprobar lo que se proponga y proponer. Lo otro, es espectáculo caro, pues cuesta dieta, gasolina y ahora la competencia es quién mete más gente a la nómina, en perjuicio del erario, como nos comentaba Lino Ruiz, el perredista más silencioso que ha tenido el PRD en el puerto.