CD. DE MEXICO.- Ante los problemas de robo de datos; un delito cada vez más común a nivel nacional e internacional; y que en México se afianzó con el programa de credencialización con fotografía que el Instituto Federal Electoral y que constituyó en paralelo un negociazo para algunos que ofrecieron y vendieron a empresas comerciales el padrón electoral, violando el derecho de la privacidad de los datos personales; ahora el congreso de la Unión toma cartas en el asunto para vigilar que no vuelva a suceder
Así, la Comisión Permanente del Congreso de la Unión solicitó ya a la Secretaría de Gobernación que encabeza Miguel Ángel Osorio Chong, que informe a los diputados de manera pormenorizada y desagregada por años, el estado que guarda el Registro y expedición de la Cédula de Identidad Personal para menores de edad; identificación oficial para mexicanos menores de 18 años de edad, reconocida en todo el territorio nacional y por las autoridades mexicanas en el extranjero.
En esa solicitud los legisladores piden además que se informen las medidas que la dependencia ha implementado para garantizar la protección de los datos personales contenidos en la cédula.
Pues no es cosa menor que el Estado cuente con datos tan precisos como elementos únicos de cada persona como acta de nacimiento con el nombre de los padres, la Clave Única de Registro de Población (CURP), fotografía y registro del iris del ojo en imagen codificada.
Ya que lo “bueno” también sirve para lo “malo” y no sólo los particulares sino los gobiernos mismos en turno, pueden –y han hecho—mal uso de los datos; sobre todo si recordamos que se ha revelado que autoridades están coludidas con el crimen organizado.
Esperemos que el informe de la Segob sea contundente y creíble para confiar en que esos datos están seguros y no serán utilizados con fines de lucro ni con fines delincuenciales. Esperamos también que los diputados se comprometan a verificar y vigilar el uso correcto de los datos confidenciales y únicos.
Programas sociales en el Barrio bravo de Tepito. Después de varios tropiezos, porque la verdad no se logra ocultar por mucho tiempo, el jefe de gobierno del DF, Miguel Ángel Mancera, reconoció que en la ciudad de México –la ciudad de la esperanza- y -la ciudad más segura del país- opera también el narcotráfico y consumo de drogas.
Un acierto reconocerlo. Y un acierto mayor, que las acciones de gobierno incidan asimismo para enfrentar el flagelo y atacarlo.
Así, en una conferencia de medios, de las que acostumbra diariamente el mandatario local, y ante la insistencia de la prensa, explicó que sí… sí hay narcomenudeo en zonas detectadas a lo largo del DF; y muy en particular en el Barrio de Tepito, donde además se produce, consume y trafica con los estupefacientes.
Sin embargo, no se quedó en el discurso e informó que en el “Barrio Bravo de Tepito”, se aplican ya programas de corte social.
Esto, en el entendido de que con violencia, acciones policiacas y militarización no se combate de manera real el tráfico y consumo de drogas; sino con alternativas de desarrollo humano y económico. De tal modo que en Tepito, ubicado en el corazón del Centro Histórico, se han implementado programas de rehabilitación a farmacodependientes; talleres de artes y oficios, empleo temporal y se impulsa la educación académica también.
Veremos a la vuelta de uno, dos o tres años, los resultados que se lograrán en este conflictivo punto de la ciudad, para aplaudir una política a ver si en el fondo sí busca el objetivo que manifiesta ante la opinión pública. El combate al flagelo. Pues los mexicanos tenemos fresco en la memora que en el sexenio de Felipe Calderón el resultado de la Guerra contra el narco, fue al revés: aumentó la producción de estupefacientes y consumo interno.