De ahí que no es raro que sean ahora sólo los panistas, desde el coordinador de los diputados, Alberto Villarreal hasta los senadores del albiazul, los únicos que han criticado la falta de violencia y derramamiento de sangre en las capturas realizadas hasta ahora; el ingrediente característico del gobierno federal del PAN.
Sobre el tema, el presidente de la Cámara de Diputados, Francisco Arroyo Vieyra, consideró que la estrategia de seguridad del presidente Enrique Peña Nieto “va por el camino adecuado”; y mostró una postura objetiva al señalar que es muy difícil que un cambio de estrategia se note de inmediato, y que tendrán que pasar unos meses hasta que la sociedad perciba los resultados de una estrategia de seguridad certera.
Mientras tanto, las bajas en el gobierno federal ya comenzaron a contabilizarse desde este domingo con el asesinato del vicealmirante Carlos Miguel Salazar, en un paraje de Michoacán. La espera comienza ya con reloj en mano para ver si la estrategia de seguridad del nuevo gobierno es la acertada o tendrá que cambiar de rumbo.
Lo cierto es que la mejor estrategia será la que dé los resultados que la sociedad mexicana quiere; una estrategia que lleve a la sociedad a vivir con la paz y tranquilidad necesarias para trabajar, producir y convivir en un ambiente seguro para la familia.
Pemex en crisis, la estrategia mediática
Es curioso cómo con la información oficial los gobiernos buscan no sólo informar sino cambiar la percepción de la opinión pública. De ahí que desde tiempos de los presidentes de corte neoliberal en México, desde Miguel de la Madrid, Carlos Salinas y Ernesto Zedillo, esta estrategia de medios fue la más favorable para cambiar la opinión pública hacia el enfoque gubernamental.
Así, cuando se buscó privatizar las primeras paraestatales, se comenzó a difundir la información que mostraba a estas empresas nacionales como ineficientes, innecesarias, estorbosas, que sólo dejaban pérdidas al gobierno, etc.; para luego anunciar su venta al mejor postor. De ese modo se vendieron los ferrocarriles nacionales, que fueron vistos hasta el momento de su venta como chatarra; y la telefonía también, Telmex.
En este regreso del PRI, la nota que se difundió en días pasados de que “Pemex reporta pérdidas por 53,384 millones de pesos en el último semestre”, hace ver que se tomará la misma estrategia para ablandar la percepción de la gente y hacer más fácil una posible “venta” o privatización de la paraestatal.
La perspicacia es en recuerdo de las formas utilizadas en los tres últimos gobiernos priistas antes de la llegada del PAN al gobierno federal. Los mismos gobiernos del tricolor que adelgazaron la función del Estado y otorgaron las facultades de decisión al “libre mercado”; una teoría que utilizaron para favorecer a empresarios como Carlos Slim, ahora el hombre más rico del mundo.
Es sin duda una alerta esta nota que habla de un reporte de la Bolsa Mexicana de Valores (BMV), y que establece que PEMEX perdió en sus utilidades. Pues muestra los primeros signos que otrora mostraron los gobiernos priistas para acabar con la planta productiva nacional.