Banner

"Aguamaleros" egoístas

GUAYMAS.- El egoísmo, freno de toda iniciativa progresista, se hizo presente entre gente que, viéndolo con objetividad, debería estar unidad para crear bases firmes en la meta común de producir y mejorar en el terreno de la pesca.

Se dividen, enfrentan, queriendo comerse solos lo poco o mucho que entrega natura a quienes incursionan al mar para repetir la ancestral actividad de los guaymenses: pescar.

La anémona conocida como “aguamala” de pronto fue descubierta como un preciado producto demandado por el Oriente, cuyos compradores llegaron cual reyes magos trayendo presentes (dólares, frescos, muchos), y se convirtió en una opción de ingreso tan útil ahora que todo mundo lamenta la baja en la productividad del mar.

Es breve la temporada. Una semana. A veces diez días, pero pueden lograrse unas 15 mil toneladas del azul producto por unas 500 pangas que lo capturan en esta región, dividida en zonas. Serian unos 45 millones de pesos solo en captura. Agregue lo que cuesta llevarlo a camiones de carga que los transportan repetidamente derramando residuos por las calles de este turístico Guaymas, y luego el proceso para mandar la especie a China.

Aquí aparece el egoísmo de quienes quieren “todo para el vencedor”.

El recién desempacado director del Instituto Tecnológico de Guaymas, alma mater del puerto y productor de líderes –ha dado alcaldes, constructores capaces, estudiosos de varias áreas—Bulmaro Pacheco Moreno, prestó el auditorio del plantel universitario a los productores para que se pusieran de acuerdo en algunas cosas.

Fueron una veintena de cooperativas a ver para qué los quería la encargada de despacho en la Subdelegación Federal de Pesca, Edna María Arámbula Pujol. Se sorprendieron, pero no mucho porque siempre hay que estar con un ojo al gato y otro al garabato, que estuvieran allí los “planteros”. “Los ricos”, les dicen los cooperativistas, pues compran el esfuerzo del pescador y multiplican su precio dándole valor agregado. Pero ni tanto, no crea.

El tema que Edna puso a consideración en ejemplar ejercicio democrático, mostró el ejemplo egoísta que anticipa el inicio de este espacio. Los hermanos yaquis de Lobos, pescadores, no tienen “aguamala” en sus ricas aguas de la llamada Zona 4 según divide la Conapesca. Al ser de esa demarcación geográfica, no pueden pasarse a otra sin permiso.

Por ejemplo, a la 3, donde aparece “aguamala”, mucha, que son aguas marinas de Guaymas y Empalme. Se les hizo fácil –y no solo porque sí—a los 35 productores yaquis con permiso para capturar, decirle a Pesca que querían parte del pastel, por eso Arámbula Pujol pidió el consenso, pues no es de ella esa decisión y más que involucrar autoridades, un reparto cristiano de los peces resolvería la situación.

Ya juntos, los cooperativistas, los “pobres”, fueron más y se impusieron. Aprobaron que se de ese permiso y pescadores de “Lobos” estarían este jueves 3 de abril beneficiándose del regalo de Dios, como debe ser.

Los “ricos”, los planteros, fueron “vencidos”. Cabe hacer mención, un “rico”, Manuel Aguilar Juárez, muy conocido y ejemplar a la hora de hacer negocios, hizo causa con los “pobres”.

¿Cuál fue el resultado? Que doña Julia Ruiz, lideresa de brava formación entre los yaquis de Lobos, agradeció a sus colegas el apoyo recibido y el beneficio que obtendrán, pero se quebró su voz cuando lamentó el egoísmo de los demás planteros, los que no pescan, los que pagan un salario a pescadores y se quedan con la mayor parte.

Sobrevino la advertencia que Aguilar, por ejemplo, había percibido: recuerden hijos (eso de “hijos” tuvo secuencia pero no con el cariño maternal que debía denotar el término), que cuando se inicie la temporada de camarón, ustedes tendrán que ir a la otra zona, “a la de nosotros”.

Y la sentencia aplaudida por los 35 dueños de permisos que sobreviven del mar en aquellos paupérrimos suelos de la etnia: “yo me encargaré de que ninguno de ustedes esté allí sacando camarón”, y les pidió irse a esa porción masculina tan utilizada en expresiones coloquiales de nuestros jóvenes.

Manuela Ojeda, Manuel Félix Espinoza “El molico”, gente así, necesitados, no tuvieron empacho en decir sí a compartir; pero en qué brete se metieron aquellos a quienes los “pobres” colocan como los “poderosos” (están lejos de serlo) Irma Cervantes, Gilberto Cota “El foro”, Marcos Navarro, Andrés Grajeda y el neoplantero Francisco López, sin descartar a Carlos “El kali” Castro, el flamante titular de la fantasmal Dirección Municipal de Pesca en Guaymas, quien cuando recibió el reclamo de apoyar causas sociales por su cargo, espetó que “ahorita me quito la cachucha de funcionario”.

Bueno, dijo alguno por allí, “ojalá también te quites la quincena para que la gane alguien que sí trabaje”.

Egoísmo, pues, contra progreso… como siempre.