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No basta un manotazo

EMPALME.- Hace ya 20 años que Carlos Salinas terminó su “manotazo” privatizador que quitó el tren a este Municipio, alejando la cómoda prosperidad de décadas que hizo bien y mal a los empalmenses, al generarles mucho empleo pero el sindicalismo protector lo volvió derecho sin obligaciones y todo se fue al caño.

Defender al sindicalismo tiene sus asegunes, pero es un hecho que los ferrocarrileros del país perdieron nivel de vida y ahora sus ingresos se concentran en unas cuantas manos, principalmente en las de Germán Larrea, que con sus minas y este medio de transporte, es ahora el hombre más rico de México después de Carlos Slim, ambos encumbrados por Salinas.

Sus 15 mil millones de dólares los hubieran gastado los ferrocarrileros, generando gran derrama, en lugar de estar guardados en el mercado de la especulación o en bóvedas suizas de donde gran parte jamás volverán a salir.

Pero el tema es otro. Parte precisamente desde que el cacicazgo ferrocarrilero feneció y con él la hegemonía priísta, cuya revitalizada temporal la dio Samuel Rodríguez en 2006, pero volvió el desaliento en 2009.

Hoy, no hay quien haga ganar al PRI. PAN y PRD se han repartido el mando con papeles dudosos, pero aquí no se trata de quién sea malo o bueno, simple y llanamente el PRI no gana porque los priístas no se ponen de acuerdo.

En este momento, hablar de Carlos Enrique Gómez Cota es señalar “al que sigue”, por la alcaldía, pero el diputado local es solo un capricho de Javier Villarreal, dirigente estatal cetemista que la pensará mejor al confirmar cifras. El también dirigente maquilero que comenzó una campaña boletinera, no se preocupa mucho. Sabe que a sus 32 años tiene mucho futuro y madurará.

Dejaría el camino hacia la alcaldía hoy en manos del panista Héctor Laguna, al aporreador ex campeón mundial José Luis Castillo. Pero eso no es claro si el segundo pegador más fuerte de la historia entre los pesos ligeros del mundo, gana su pleito en Moscú el 28 de noviembre al temible tanquecito apellidado Provodnikov, o algo así.

Lo que debe hacer el PRI es reencontrar a los “dueños” de la política. No es uno. Nadie aglutina. Hace mucha falta aquel Heriberto Lizárraga que en 1982 reunió a los representantes de cada sector –había dos de cada cosa--, los puso de acuerdo y todos felices. Heriberto hizo gran carrera política luego, que lo volvió diputado federal y dos veces comunicador del Gobierno Estatal.

Pero no lo hay. Hace su labor el delegado Daniel Liera sabiendo lo duro de roer ese hueso y así lo comunica al Directivo Estatal tricolor. Y ¿saben? Lo más difícil es convencer a la “raza” de que Hermosillo no se meterá.

Como decía un amigo mío, “si Hermosillo quita y pone ¿por qué ahora no lo habría de hacer?”.  Quienes pudieran oponerse trabajan allá. Si ya se hubiera definido el tema, en Guaymas y esa plaza que dista solo 9 kilómetros de carretera guiando hacia el sur, ya estarían preparando armas para reñir contra “el dedo” estatal, pero no yendo a la capital a enfrentarse a Alfonso Elías o a quien esté tras él. No. Lo harán desviando su apoyo al que sea, menos al del PRI.

Así que, el pasado, puede resumirse en eso: dedazo hermosillense y su reacción. Que ahora no se quiera perder sería la única explicación a la poco creíble versión de que ahora no se resolverá este tema en función de intereses hermosillenses. A ver.

Porque el PAN por ejemplo, tiene confianza en que ganará la diputación federal con su actual alcalde, Héctor Laguna. La local, con la ex secretaría particular de César Lizárraga en Guaymas y hoy directiva en el Estatal panista, Dalia Laguna --¿Ya vio usted cuantos y cuántas Laguna hay en nóminas estatal y municipal en Empalme?--, y la alcaldía, con el tesorero Marcelo Caraveo, con el que se pretende ampliar vigencia del Clan Caraveo, cuyo líder es Francisco Javier, cuestionado alcalde entre 2006-2009 y derrotado aspirante a diputado local.

El PRD parece no contar. Menos hoy que se han descubierto en todo el país cadáveres en su closet. El ejemplo es el caso Guerrero, donde las izquierdosas “tribus” serían culpables no solo de un mal trabajo en alcaldías y gubernatura, sino también en ligas con gente indeseable.

GUAYMAS SEGUIRIA TRICOLOR

Volteando a suelo porteño, Guaymas seguiría tricolor por dos razones fundamentales:

El alcalde Otto Claussen es de ese partido, tiene capacidad de gestión, ayuda de correligionarios encumbrados en la capital del país y por añadidura, deja buena impresión su nutrido programa de pavimentación, pese a los esfuerzos de la Comisión del Agua por destrozarlos recién construidos, lo cual genera gran enojo en la ciudadanía contra el organismo estatal.

A eso se añade caballada “gorda”. Ni los propios panistas niegan que el oftalmólogo José Luis León Perea, es primero, por mucho, en las encuestas. En segundo lugar están todos los demás.

Pero si algo faltara, hay cartas fuertes en el PRI como opciones B y C o D. El azul, solo tiene al cuestionado Manuel Villegas –dicen que ya gastó 11 millones de pesos en su campaña interna, y el dinero salió de… adivine usted--, un ex amigo y empleado de Toño Astiazarán despedido por morder manos.

Ah, y a Lorenzo Decima, serio, de buena familia, sin las oscuras manchas del anterior pero expuesto a las zancadillas de la Secretaría de Gobierno.

Pero un Decima que sí contaría si León Perea pierde puntos en la carrera, es Walter, en el PRI. El ex promotor de la economía de Guaymas es inteligente, hábil para la gestión. Ahora como oficial mayor del Ayuntamiento muestra capacidad para organizarse y administrar bien los recursos. Solo le falta confirmar que puede ser un buen candidato. Y ya anda en eso.

El PRD solo buscará par de regidurías, así que no pinta.

No sé quien irá por la local en el tricolor, pero Otto Claussen está en posición envidiable por su capacidad política apuntado para la federal; si no, sería un buen coordinador de fracción estatal. Y si no, será garantía de elección ganada en el puerto. Esa es la excelente disyuntiva, del PRI.

Así que la federal sería perseguida por la ex dirigente priísta Susana Corella, que trabaja en las bases para afianzar ruta. Lo cual me hace recordar que su sucesor, Manuel Ibarra, es parte de la terna en formación para el Congreso local, junto con el Decima de tres colores.

La complicación –o fortalecimiento—está en que la federal, que gana de calle Otto Claussen, sería muy disputada si el alcalde que pavimenta medio Guaymas no decide ir en esa ruta. La opción, Susana Corella tendría como adversario un mundo de colmillos:

Julián Luzanilla, quien hace un mes lo deslizó en una fiesta de cumple de Jesús Alberto Garza en su rancho de San José; lo ratificó en comida con el periodista José Luis Bórquez, y reafirmó intención en la mesa de periodistas hermosillenses hace una semana. Iría por tercera vez. Y ganó las dos anteriores.

Nacho Martínez, dirigente en Sonora de la CNC, dice que él no piensa en eso, pero así dice cuando quiere ser. Fue regidor y dos veces diputado local y federal por Guaymas. Qué más da una más.

Edmundo Chávez Méndez, ex alcalde de Guaymas hoy administrador de API, está en mención, pero se duda: manejará 5 mil millones de inversión en el puerto marítimo entre 2014 y 2015.

Abraham Montijo, actual diputado local obregonense. Lejos, sí, pero pues, no hay impedimento legal para efectos de geografía.

Y no se olvide que en México hace buena chamba un guaymense, ex diputado local, ex diputado federal, ex alcalde. Es el director de Concertación en la Sedatu y bien visto por su patrón, Carlos Ramírez Marín, así como por amigos de quien manda en México. Se llama Carlos Zataráin y si se aparece en enero o febrero próximo por aquí, es que le dieron el visto bueno los de Atlacomulco y será aplanadora. Si no, no vendrá.

Así las cosas.