EMPALME, Son., Marzo 5 de 2015.- El hotel construido por Douglas Taylor en los años 30, con dinero de su fortuna personal y un poco del que generaba el ferrocarril del Pacífico, del cual era el principal ejecutivo, es el preferido de los grillos regionales para sus charlas “en corto”.
Algo tiene el lugar hoy propiedad de los Gándara, con Martín al frente, que atrae políticos como el alcalde de Empalme Héctor Laguna, quien se pasó la mañana de miércoles convenciendo a sus regidores de darle permiso para irse y buscar la diputación federal del 04 Distrito.
La buena que tenía hasta las 9 y media de la mañana, era un sí contundente, para lo cual debió devolver la confianza a su síndico, Roberto Romero Guerrero –no confundirlo con el malo, Romero López--, de quien desde diciembre, tras ocho sesiones del Cabildo saboteadas, se expresaba mal y públicamente decía que no le dejaría la alcaldía “porque le perdí la confianza”.
Si el Cabildo quería, es lo de menos. Su palabra seria ley. Pero cedió en la charla en ese hotel de playa que evoca un romanticismo que ya quisiera Guaymas recuperar. A ese lugar llegaron figuras mundialmente reconocidas como Johny Weismuller, Ray Connif, María Félix y su esposo, el millonariazo banquero galo Alex Berguer, quien financió el metro de la capital; presidentes de la República, gobernadores de medio mundo… en fin.
Y se hizo el pacto. El Roberto del cuento mostró sonrisa de oreja a oreja, pues se saldría con la suya este jueves, cuando protestaría como alcalde interino. Así, se iría el veterinario Laguna por la diputación del 04, donde deben cubrirse 39 municipios ni más ni menos, y donde por el PRI, el enemigo a vencer, trajina con rostro de vencedora Susana Corella Platt, quien a juicio del empalmense alcalde le gana fácil pues “no trae nada en la bola”.
Además, con la federal en su bolsa, habría fuero, “no vaya siendo el diablo”. Pero no pudo amarrar todo para la sesión de las 10 de la mañana; sería a las 14 horas entonces. Y tampoco. En el camino, supo Marcelo Caraveo, luego Dalia Laguna, del “Pacto de Miramar” y maniobraron rápido, pues en su forma de pensar, el alcalde los traicionó.
La justificación es que Laguna, al verse acorralado por su Cabildo, fue por el permiso al Congreso estatal, pero esa autonomía no quiso hacer menos a los ediles y le sacó, pues autonomía, respeto, cosas así, es lo que pide ahora al Gobierno Estatal. Volvió, se hizo simpático, “perdonó” al síndico y ¡listo!
El acuerdo haría alcalde a Romero, sí, pero –no estuve allí; así lo platican los ediles participantes—éste asumiría control y el apoyo a Laguna sería personal, no de partido. Entonces, el tesorero Caraveo tendría un enemigo como jefe. Seguramente le preguntaría por qué vive en Guaymas en una casa de ese tamaño y en ese sector distinguido; el tipo de negocios que hace con Maderas de Chihuahua, propiedad de la familia Caraveo y sobre una empresa intermediaria que factura material de construcción para desaparecer, dicen –allá los contralores y auditores—la liga familiar que violaría la ley.
Y como en toda historia, fue una mujer quién se lo advirtió a Caraveo: “Si queda Romero, ¿Quién nos va a ayudar para la campaña? El no nos quiere”. Y Marcelo, convencido de ser heredero de la silla, vio el descenso. Dalia fue la mujer. Ella aspira a la diputación local por el XIV Distrito, apoyada por el PAN estatal del que es vocera, peo no le manda dinero y ella no lo tiene.
En caso de ser cierta esa expresión, amerita investigación del ISAF y… y nada, supongo. Porque llegarían a los negocios de los Caraveo y luego, no solo a la factura apócrifa de gasolina del alcalde Laguna con la cual solventaría faltantes por 4 millones de pesos –eso costará su campaña, se pregona--, sino otros faltantes que van más allá. Exactamente 38 millones, dicen regidores del PRI, PAN y PT. Quizá pongan denuncia, si no, será chisme.
Total, no hubo sesión tampoco a las 14 y se reprogramó para las 18 horas. Pero seguían en Hermosillo, en el PAN, los “afectados” Caraveo y Laguna, hoy vueltos operadores de que Laguna se quede y con ello rompiendo relaciones.
Esto, porque la versión para la historia, es que Laguna habría expresado en el comedor de los Gándara, donde exquisitas viandas se disfrutan en relajante ambiente, rodeado uno de esculturas de madera que aluden a la conquista de México, una versión más o menos así:
“A mí me vale el “Ganfer”, no va a ganar la gubernatura… yo quiero mi diputación”. Y reiteraba su superioridad sobre la priísta Corella. A ver si me platica quién es el “Ganfer” y aclara equivocaciones de la versión, en caso de que existan. También, si se pactó la federal para el PAN y luego la soltaron –lo cual acabaría con la intención de irse y el pleito--, para que en el vecino Guaymas el joven azul Lorenzo Decima gane la alcaldía, sacrificando al reconocido médico José Luis Marcos León Perea, único priísta que da el peso para parar rivales. Si pierde, ya sabe a quién se lo debe, porque la gente votará por él, de eso no hay duda.
Héctor Laguna no acepta entrevistas ni hace aclaraciones, así que la prensa se quedó con esta versión que ya viaja por el aire complicando la de por sí complicada situación del alcalde de Empalme, que dejó de la mano a Romero para aliarse con Caraveo y su prima Dalia, luego los deja para recuperar a Romero.
En política, eso tiene un nombre muy feo y quizá el pago sea igual, feo.