SAN CARLOS.- A propósito de enchiladas y en el ejercicio de ese proclamado –repetitivamente, lo admito- criterio independiente en cada número de esta Carta noticiosa y de análisis, permítame usted exponer mi punto de vista respecto al proceso electoral que vive Sonora, en torno a los candidatos a distintos puestos de elección popular, respecto a las instancias oficiales que regulan dicho proceso y … las campañas negras.
La neta, lector: Hasta este momento ninguno de los candidatos a la gubernatura del estado me impresiona. Ni los grandototes ni los chiquiticos. Los noto –a casi todos, quizás con la excepción de Carlos Navarro- carentes de originalidad en sus propuestas, algunos inclusive ayunos de propuestas; lerdos la mayor parte en articular verbalmente sus ideas, que las deben tener, supongo; carentes de esa alada virtud de la improvisación; no hay entre los pretensos, tribunos a la manera de Alejandro Carrillo y, me apena decirlo, noto por ahí una total ausencia de basamento cultural.
Esta generalización de los aspirantes al poder ejecutivo se puede extrapolar a la casi totalidad de los candidatos a otros ámbitos del poder estatal, municipal o federal, muchos de ellos paradigmas de la chapulineada.
Y la versión regional de la Carabina de Ambrosio, el instituto Estatal Electoral, oiga usted, da pena ajena, con integrantes que traen muy visible el sello de errar del señor Padrés, y con una titular que navega en la indecisión.
A eso agréguele usted esas rústicas manifestaciones de ataques y contraataques, en donde una facción acusa a la otra de corrupta, inmoral, carente de ética, etc., etc. y la otra contesta con cargos similares, junto con las aseveraciones de que mi candidato ganó el debate, no, el triunfador fue el mío, todo ello a plana entera en los principales medios impresos de la entidad, los cuales deben ser ya multimillonarios.
La verdad, mi amigo, campañas decepcionantes, lamentable exhibición de ausencia de imaginación, escasa valía de todo este accionar político. ¿Así, o quiere más?
A PHOENIX, SIN PERMISO
En 1999 la zona fronteriza en Arizona a la que se podía acceder con la Border Crossing Card, la visa láser, pues, que tenemos numerosos sonorenses, se expandió de 25 a 75 millas. Y ahora se gestiona otra ampliación más a dicho perímetro fronterizo, más allá de las 75 millas, lo que quiere decir que si usted quiere viajar a Phoenix, a Flagstaff, o Sedona, ya no va requerir sacar permiso, la forma I-94, que le cuesta y le hace perder tiempo, para transitar más allá del perímetro de frontera.
Las gestiones las encabeza el Maricopa Association of Government´s Economic Development Committee (Comité de Desarrollo Económico de la Asociación de Gobiernos del Condado de Maricopa). ¿La razón? Los turistas mexicanos gastaron en 2008 2.69 billones de dólares. Se calcula que la expansión del perímetro fronterizo agregaría 181 millones para 2016.
Pero bueno, nuestro próximo gobernador(a) tendrá que lidear con ambos escenarios y establecer un equilibrio en el que se exploten las ventajas del corredor fronterizo, sin permitir la falta de respeto a la identidad mexicana y a la buena vecindad con el socio comercial y amigo, que es México. El tema no se agota y lo continuaremos en la próxima carta. (Tomado de Carta Escobar)