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La recta final

SAN CARLOS, Guaymas.- Entramos en la recta final de este –sobre todo para Sonora- complicado, complejo, sucio, lamentable en muchos sentidos, proceso electoral. El domingo próximo termina todo, si es que los comicios no se judicializan y el desenlace final ocurre en los tribunales.

Pero seamos optimistas y esperemos que todo concluya, c´est fini, gracias a Dios por pequeños favores. De hecho, las campañas políticas y toda esa contaminación visual, auditiva, de medios impresos, todo ese volanteo, esos ataques y contraataques –“sigues mintiendo Maloro” / “Damián mientes”, “que se ponga guapo”, “nunca he vivido de la política”- y estupideces por el estilo de las campañas negras, a todo eso se le da carpetazo el miércoles.

¿Que cómo nos fue en el estado con la jornada electoral? El autor de esta newsletter le cede la palabra, o más bien la pluma, a Salvador García Soto, el agudo columnista metropolitano, quien de entrada en su colaboración del sábado nos dice:

“La elección de Sonora es, con mucho, el proceso electoral más sucio y complicado de los que se deciden este 7 de junio. Aunque los procesos de los nueve estados que renuevan el poder local, estuvieron marcados por las campañas negras, la disputa por la gubernatura  sonorense rebasó todos los parámetros conocidos en las contiendas de la era democrática no sólo del estado, sino del país. Y tras de ese enrarecimiento que provocó todo tipo de tensiones, maniobras y campañas de desprestigio de los grupos en disputa –el PAN por mantener el poder a toda costa y el PRI por recuperar un estado emblemático- están las manos de operadores sin escrúpulos que enturbiaron esta elección” (El Universal, mayo 30, 2015).

El resto de la columna la dedica el áspero de don Salvador a hacer la relatoría  de “…uno de esos personajes, Roberto Romero López, operador de las campañas negras del PAN y del gobernador Guillermo Padrés”. Asegura el columnista que “ … el ex secretario de Gobierno de Sonora fue el cerebro y brazo ejecutor detrás de las estrategias más oscuras y dañinas que se desplegaron en busca de mantener la gubernatura del estado bajo el dominio de acción Nacional”. ¿Contribuiría todo lo anterior al hecho de que aproximadamente 2,290 sonorenses rechazaran sus nombramientos como funcionarios de casilla para la jornada del domingo venidero? You bet your sweet ass. Al final del día lo cierto es que los votantes de nuestra entidad están hasta gorro, o el derriere, usted escoja, de campañas electorales.

Como yo veo las cosas –y perdón para la chiquillería-, son tres las reales opciones de la ciudadanía mexicana a la hora de depositar su voto, los tres grandes: PRI, PAN y PRD. De los dos últimos no se hace uno, han perdido la legitimidad que tuvieron en sus inicios, son partidos oportunistas, debilitados, con crisis de liderazgo, socios pasivos del partido en el poder. Y está el PRI, el viejo partido de siempre, con la misma agenda y los mismos vicios, insensible a la violencia del narco y a la corrupción. ¿Sorprende, pues, el desánimo de los votantes? ¿Votar para qué? De antemano se prevé el triunfo priísta al amparo de esa falacia de que “es el menos malo”, lo que nos lleva a la desoladora conclusión de que no hay uno bueno

Las opciones: Voto razonado, Abstención, Anulación

Votar, no votar, anular el voto … Those are the questions diría Shakespeare si le hubiera tocado vivir la presente elección. Denise Dresser, la brava politóloga y periodista, y una académica del Tec de Monterrey acudieron la semana pasada al programa de Carmen Aristegui en CNN, para hablar del voto y qué hacer con él. Denise sostiene que “anular es votar, es un acto de participación cívica tan válido y legítimo como votar por un partido. Abstenerse me parece un problema que puede ser interpretado como flojera”.

Dresser agrega que anular el voto equivale a decir “este sistema no está funcionando … la presión tiene que venir de algún lado y si no usamos el voto nulo como instrumento de presión para componer un sistema descompuesto, ¿qué otro espacio va a haber?”

La politóloga dice aplaudir el voto informado, sólo que “…es casi imposible tenerlo en un país en el que votamos a ciegas, votamos como un acto de fe, sin la información que deberíamos tener, de hecho exigir como ciudadanos”.

La activista precisa que “el voto nulo está diciendo que hay un problema sistémico, hay un problema de rendición de cuentas, de representación. El voto nulo pega a todos los partidos en función de su tamaño, los deslegitima a todos, esa idea de que el voto nulo beneficia al PRI es un mito de los partidos pequeños que no quieren perder el registro”, finaliza.

A su vez Nicolás Pineda, prestigiado académico sonorense, se pregunta “¿Qué hago con mi voto?” (El Imparcial, mayo 29, 2015). Habla del voto anti-PAN, del voto anti-PRI, de votar por la izquierda o bien por los nuevos partidos, del voto cruzado…cuando arriba al voto nulo lo define como “tachar toda la boleta y no votar por nadie, recomendable para quien piensa abstenerse y no les convence opción alguna”.

“Es un voto de inconformidad y crítica general a los partidos –agrega- dicen que no sirve para nada pero es mejor que abstenerse. El voto nulo de las pasadas elecciones fue una de las razones por las que se introdujeron las candidaturas independientes. Si no le convence votar por el menos malo, o a ciegas, vote nulo”. Acaba don Nicolás por recomendar no dejar de votar libremente el próximo 7 de junio. Y yo le digo al señor lector. Ya conoce usted las alternativas, usted y su conciencia deciden.