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Mitos de la pasada elección

Los mitos de la pasada elección

SAN CARLOS, Son.- La elección intermedia del pasado 7 de junio definió el escenario para los próximos tres años de la política en México.

La elección estuvo llena de sorpresas, demostrándose que no todo está grabado en piedra en la proverbial partidocracia nacional. El más sorprendente sucedido fue sin lugar a dudas la demoledora victoria de Jaime Rodríguez, El Bronco, candidato independiente a la gubernatura de Nuevo León, erradicando décadas de prevalescencia del PRI y del PAN en el centro económico más importante del país.

El 49 % de la votación que obtuvo fue el más alto porcentaje de los comicios en los 9 estados en los que se renovó gobernador. Otra de las sacudidas sísmicas del 7-J fue la demoledora victoria de morena en el Distrito Federal que hizo desaparecer 20 años de dominio perredista en la capital.

Morena superó en votación al PRD y se apoderó de 18 de los escaños de la asamblea legislativa de la ciudad de México, constituyéndose en la fracción mayoritaria. Capturaron también las huestes de Andrés López Obrador cinco de las 16 delegaciones capitalinas, lo que en cierto modo confirmó la creencia de que algo así sucedería ante el desmoronamiento del Partido de la Revolución Democrática. Con Ricardo Monreal como triunfador en la Delegación Cuauhtémoc, Morena tiene también un serio aspirante para reemplazar a Miguel Mancera en la regencia del DF, una posición segunda en importancia en el contexto nacional, sólo debajo de la presidencia de la república.

¿Y qué decir del PAN? Perdió posiciones y poder, pese a haber sido la única formación política que salió indemne de la masacre de Ayotzinapa. Gustavo madero desaprovechó una oportunidad de oro y en consecuencia se considera que son contados sus días al frente de Acción Nacional en donde están a punto de registrarse elecciones internas.

En cuanto a los mitos: El principal de ellos es que el PRI triunfó en el pasado proceso electoral. No way miguel, dirían los pochos. Al partidazo le fue peor que en la elección intermedia de 2009, obteniendo sólo el 29.2 % de los sufragios contra 36.9 % de la elección del trienio anterior, no obstante contar con el auxilio de partidos satélites como el vilipendiado Partido Verde y el Panal.

El Institucional de hecho perdió en 2015 un porcentaje de votos mayor que cualquier otro partido, el PAN incluido. El argumento de que la alianza PRI-PVM-Panal obtuvo mayoría en la Cámara de Diputados en relación al trienio anterior, no acaba de convencer, pues no alcanzó mayoría en la Cámara de Senadores a donde inevitablemente van a parar las iniciativas de ley. Y en la contienda electoral por los estados que renovaron gubernaturas, el PRI, pese a la apabullante movilización de su maquinaria electoral, perdió arrolladoramente Nuevo León y Querétaro, entidades  que pretendía defender a toda costa. ¿Se puede, pues, hablar de un triunfo tricolor? Ni yendo a bailar a Chalma, diría el clásico.

En la praxis, los tres grandes partidos, PRI, PAN y PRD, fueron los tres grandes perdedores. Coincidentemente fueron también los impulsores del Pacto por México. En Sonora, el PRI perdió de todas todas en Guaymas, Puerto Peñasco, San Luis Río Colorado y Agua Prieta, es decir, en los dos puertos principales y en dos de las fronteras. La clara victoria de la señora Pavlovich no alcanzó para arrastrar ahí a los candidatos tricolores.

El 2018 ya está aquí

A tres años de distancia, en los hechos tenemos a cinco precandidatos –ya declarados- a la presidencia de la república, más los que vayan surgiendo en el trayecto al 2018, una situación inédita que en cierto modo es derivación de los recientes comicios del 7 de junio.

Está Margarita Zavala, quien pretende ser postulada por un fracturado PAN que le negó ya una candidatura plurinominal a la diputación y quien carga con el pesado lastre que representa su consorte, el chaparrito, peloncito y de lentes, de negros recuerdos en el país.

Está también, por supuesto, el consuetudinario pretendiente a la primera magistratura Andrés Manuel López Obrador, reforzado ahora por los espectaculares triunfos de Morena en el Distrito Federal.

Acaba de admitir que también la quiere, el gobernador del DF Miguel Angel Mancera, quien advierte que se avienta al ruedo bajo el cobijo de algún partido de izquierda o, como candidato independiente.

Saca la mano también Marcelo Ebrard, arropado por Movimiento Ciudadano y, caray, hasta nuestro cosmonauta preferido, único mexicano que ha participado en misiones espaciales de la NASA a bordo del trasbordador Atlantis, Rodolfo Neri Vela, ha manifestado su interés en competir por la presidencia de México como candidato independiente.

Imposible descartar al gobernador de Puebla Rafael Moreno Valle ni, lógico, a los suspirantes del partido en el poder, los tricolores Miguel Osorio Chong, Luis Videgaray y el producto de la casa, Manlio Fabio Beltrones. La prelista, como usted ve, se eleva de momento a nueve aspirantes, más los añadidos en los próximos meses, Pretensos habemus, pues…

No esté usted tan seguro

Carlos Loret de Mola es el príncipe heredero de los noticiarios de Televisa. El sucesor de Joaquín López Dóriga cuando éste se retire, como Joaquín lo fue a su vez de Jacobo Zabludosky. Loret es un buen reportero que además trae tras de sí todo el peso específico, la aureola y la fama del primer canal de la televisión mexicana, todo lo cual le abre numerosas puertas en el oficialismo, le permite el contacto con las más fidedignas fuentes informativas, ganar las exclusivas, ser parte inclusive de los montajes (recuerde usted el caso de Florence Casez).

De ahí el impacto que causó en Sonora su reciente columna respecto a la presunta inminente orden de aprehensión contra el gobernador Guillermo Padrés Elías por la serie de trastupijes y la muy notoria corrupción que imperó en el ejercicio del aún mandatario sonorense. Que la presa de su rancho, las comisiones que su hermano Miguel cobraba a quienes tuvieran proyectos con el gobierno estatal, que la cuadra de finos equinos, el presunto desvío de partidas federales, los millones perdidos por aquí, por allá, el endeudamiento con los proveedores del régimen, la súbita, inexplicable riqueza exhibida sin recato alguno, etc., etc.

De lo que describe Loret se desprende que tuvo acceso a todo tipo de expedientes, de ahí que esa específica columna haya impactado en Sonora y creado quizás falsas expectativas. No sucedió lo mismo con una columna previa, unos días antes, de Pablo Hiriart, intitulada ¿Colima por Padrés? que puede usted leer en el portal de Dossier Político (www.dossierpolitico.com).

Hiriart saca a relucir el fandango en que se convirtió el proceso electoral de Colima, en el que el candidato a gobernador de Acción Nacional, Jorge Luis Preciado, presuntamente perdió la contienda por 500 votos, resultado que el panista se negó a aceptar, iniciando una “resistencia civil pacífica”, con amenazas de cierre de autopistas. En síntesis, el panucho no aceptaba perder “por poquito”.

¿A qué viene a cuento todo lo anterior? Hiriart, viejo lobo de mar en el diarismo nacional, especula que el caso Colima pudo dar paso a una concertacesión, la cual pudo haberse negociado en los estratos cupulares como la entrega de Colima al Institucional a cambio de no tocar a Padrés, algo así como “yo te concedo ésto y tú me respetas aquello”, tan característico en la política mexicana.

El clásico quid pro quo. No enjuicien a Padrés y apaciguamos a Preciado pudo ser el arreglo.  Así es que, no de como un hecho que las corruptelas del Nuevo Sonora y las triquiñuelas de El Villano Favorito recibirán el justo castigo y la justicia se impondrá. Lo que puede imponerse es la transacción, la decisión cupular en los más enrarecidos estratos.

¿En quién y en qué impactaría la ausencia de acción legal contra Padrés a partir del próximo 13 de septiembre? Yo diría que en Claudia Pavlovich, la que atacó duramente la ausencia de transparencia y las corruptelas de Padrés y compañía en el curso de su campaña a la gubernatura. La gobernadora electa asumió el compromiso de hacer valer la justicia desde el inicio de su mandato y si bien a últimas fechas le ha bajado un par de rayitas a dichos pronunciamientos, la posible impunidad de Padrés y compañía repercutiría en la credibilidad de su posicionamiento como adalid de la honradez y la justicia.

Se le vendría encima lo que ya he previsto en una anterior Carta: La desilusión ciudadana reflejada en la clásica frase de que “todos son iguales”. Ojalá y que el Supremo Gobierno no la deje colgada de la brocha.

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