GUAYMAS.- No son pocos los datos que sugieren el establecimiento de un contingente en este puerto, formado por elementos de fuerzas especiales, le élite de las Armada de México, para dar el golpe final.
Aquí, en el principal puerto de Sonora, tiene su sede la IV Región Naval Militar, con jurisdicción en el Pacífico Norte hasta el desemboque del Río Colorado, entre esta entidad y Baja California. Es posible que en el war room” del Estado Mayor se hayan diseñado las acciones para buscar, ubicar y capturar al capo más peligroso de México. Hay oficiales preparados y comandantes con experiencia para enfrentar estos abiertamente declarados “actos de guerra”, aún cuando es común encontrar presencia de “asesores” de las fuerzas armadas estadounidenses y hasta colombianas, país donde la guerra del narco dejó secuelas como las que México ahora enfrenta.
La última semana estaba listo el “bloque de búsqueda” de la Marina y el CISEN para el golpe final, pues se acercaron lo suficiente a Joaquín Guzmán Loera, “El Chapo”. Era, dijeron los expertos, el momento de capturarlo.
Pero las condiciones eran mejor de lo esperado: lo hicieron salir de la sierra que lo albergó entre brechas, cañadas y montañas poco más de cinco meses. Atrapar a tres de sus escoltas en octubre pasado en una acción en la que se presume quedó herido el capo, en el Triángulo Dorado –frontera de Sinaloa con Chihuahua y Durango--, arrojó los primeros datos, muy certeros, sobre su equipo de seguridad, movimientos, suministros y vínculos que mantenía.
Se le ubicó, se siguieron sus pasos con un margen de error de sólo unas horas. Era constante su cambio de ubicación, era poco el tiempo de permanencia en los sitios que visitaba, pequeñas comunidades serranas. Nunca duró más de dos semanas pese a que gozaba en esos ambientes de protección de pobladores y su impresionante seguridad, la más cercana de 10 hombres, de 20 la del anillo periférico desde donde revisaban lugares de alojamiento antes de llegar, proveían alimento y equipo de comunicación.
El Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN) y un equipo de elite de la Armada de México desde julio pasado realizaban puntual seguimiento a El Chapo y era un bloque exclusivo para la búsqueda de Guzmán Loera. Intervenciones telefónicas, seguimiento a personal de seguridad permitieron cerrar la pinza y así lo anunció la Procuraduría General de la República a la mesa de análisis del Gabinete de Seguridad.
La Marina-Armada de México tenía bajo su responsabilidad la operación en el terreno, con sus propios elementos y agentes de inteligencia y del CISEN. Podrían haber operado la detención en octubre, se discutió en varias ocasiones, pero el Estado tenía la idea de capturarlo vivo y en la sierra no podría suceder así.
Entonces se redujo la presión, se “bajó el perfil” de la operación y se logró el objetivo: el gran capo se confió, destensó su alerta, viajó a la ciudad y lo demás viene en un documento informativo de la Armada de México sobre una denuncia anónima que hablaba de sujetos armados en un domicilio de Los Mochis, en el Municipio de Ahome, al norte de Sinaloa.
Llegaron a indagar, fueron recibidos con disparos y un marino resultó herido, por ello repelieron el ataque y hubo bajas entre los presuntos criminales, con aseguramiento de armas de uso exclusivo de las fuerzas armadas, lanzacohetes y dos proyectiles entre ellos. Nunca dijo la Marina que entre los detenidos estaba el hombre más buscado.