SAN CARLOS, Son.- The Huffington Post, un leído portal noticioso estadounidense, define a Donald Trump como “un individuo que consuetudinariamente incita a la violencia política, un mentiroso en serie y un rampante xenófobo, racista, misógino y nativista”, el cual ha repetidamente prometido prohibir el acceso a Estados Unidos a todos los musulmanes -1,600 millones de seres humanos que profesan la religión de Mahoma”-. Esa es la definición más precisa, contundente y lacónica con la que el autor de estas líneas ha tropezado, del casi seguro candidato del partido republicano a la presidencia del vecino país.
A lo anterior yo agregaría los insultos proferidos y las amenazas vertidas contra mexicanos, latinoamericanos en general, chinos, mujeres, afroamericanos, incapacitados y contra todas aquellas personas que no son “WASP” (White, Anglosaxon, Protestant). En términos del agravio, el Sr. Trump no discrimina, para todos tiene. No en vano la señora Clinton, candidata del partido demócrata a la Casa Blanca, no se cansa de referirse al buen Donaldo como un “loose cannon”, un cañón suelto, una bala perdida, diríamos en México.
¿Cómo es que la Unión Americana y el mundo llegan a esta situación y enfrentan la posibilidad de un jefe del Ejecutivo del país más poderoso del orbe, ignorante, demagogo, que usa los medios de comunicación para diseminar sus mensajes racistas, que propala falsas informaciones, carente de experiencia en políticas exterior y doméstica, con alocadas ideas de “cómo recuperar la grandeza de Estados Unidos”. La xenofobia de Trump está en su ADN. Su padre Fred Trump fue arrestado por haber participado en un mitin del Ku Kux Klan en 1927. Trump padre e hijo han sido demandados por el Departamento de Justicia por negarse sistemáticamente a alquilar sus numerosos apartamentos a gente de color y el ahora candidato republicano a la presidencia pagó inserciones a plana entera exigiendo la ejecución de cinco jóvenes afroamericanos acusados de la violación de una muchacha. Los presuntos responsables demostraron posteriormente su inocencia. El Donaldo sigue la estrategia sureña que consiste en hacer del partido demócrata el partido de los negros y proyectar al republicano como el partido de los blancos. El racismo del destrampado portaestandarte de la más reaccionaria derecha se ha expandido más allá de latinos, árabes y musulmanes e incluye ya a las tribus autóctonas de la vecina nación y a las compañías chinas con el mismo tipo de lenguaje amenazante destinado a los negros.
De la ínclita raza de bronce lo menos que dice es que mandamos a Estados Unidos a elementos criminales y violadores y prometió que construiría un muro en los 3,000 kilómetros de frontera y que nos obligaría a pagar por el mismo. En cuanto a las mujeres –Trump se ha casado tres veces- dijo en alguna ocasión que hay que tratarlas como mierda (you have to treat them like shit). Recientemente el casi candidato republicano a la presidencia demostró su ignorancia en cuanto a política exterior mostrándose partidario de proveer armas nucleares a Japón y Corea del Sur para contrarrestar la amenaza de Corea del Norte. Ello originaría una carrera armamentista nuclear en Asia, además de violar el Tratado de no Proliferación Nuclear.
Pero en el pecado lleva la penitencia. Pese a que es un hecho casi consumado que logrará la candidatura republicana a la presidencia de la república en la convención de su partido, a celebrarse en Cleveland el próximo julio, encuentra serios problemas para ser aceptado por la élite política republicana la cual se muestra reacia a formar un frente unificado en torno a un personaje que más que aspirante a la primera magistratura sigue actuando como si la campaña fuera un reality show, exhibiendo su ignorancia y desconocimiento de las más elementales reglas del gobierno de una nación tan compleja como la vecina. Causa estupefacción entre el conservadurismo gringo su plan para abordar el pago de la deuda estadounidense, motor de la infraestructura y la economía. Trump proclama que habida cuenta de la muy baja tasa de interés del adeudo norteamericano, continuará endeudando al país y que cuando la economía vecina se desplome, negociará con los acreedores para que acepten pagos menores a lo estipulado. O sea Trump planea entrar en default respecto a la deuda nacional.
No en balde la candidatura del citado despierta serio titubeos entre sus propios compañeros de partido, el más notable de ellos es Paul Ryan, líder de la Cámara de representantes y respetado estratega de los republicanos. Ryan, quien muy probablemente presidirá la convención republicana en la que se nominará al portaestandarte del republicanismo en la contienda presidencial, se niega a proclamar su apoyo a la candidatura de Trump. Otros líderes del partido que comparten tal reticencia: Jeb Bush y los dos ex presidentes de la misma familia, el Senador por Carolina del Sur y aspirante a la primera magistratura Lindsey Graham, quien de plano dijo que el empresario inmobiliario “no está capacitado para ser comandante en jefe de las fuerzas amadas norteamericanas.
Todo lo arriba narrado, ¿en que afecta a México y a los mexicanos? Permítame el lector remitirlo a las tres entrevistas que The New York Times realizó con Trump en los dos últimos meses sobre el remoto pero posible caso del triunfo del candidato del partido republicano en la elección del próximo 8 de noviembre y así, una candidatura increíble culminaría en la Casa blanca. ¿Cómo serían los primeros cien días de Donald Trump como presidente del vecino país? Dijo el Donaldo: “Desde el primer día de mi “inauguración” (Inauguration Day), el 20 de enero de 2017, empezaré a trabajar para poner en marcha los cambios, dejando en claro a la nación y al resto del mundo que el nuevo gobierno de Estados Unidos, usará diferentemente su poder. Integrará su gabinete con gentes de fuerte carácter –ejecutivos de negocios y generales. No se apartará de la agenda previamente delineada durante la campaña. Habiendo prometido mil veces que va a construir un muro en la frontera con México, erigirá ese muro. Y habiendo prometido que derogará acuerdos comerciales, los derogará
El desarrollador inmobiliario y mediático estrella de televisión tiene en mente ser un presidente como ninguno otro. El Sr. Trump enfatizó en sus entrevistas con el NYT que desde el primer día en la Oficina Oval se reunirá con el personal del Departamento de Seguridad Interna para proceder al sellamiento de la frontera sur, para la que aumentará el número de agentes. Convocará a los ejecutivos de empresas como Pfizer, Carrier, Ford y Nabisco para advertirles que la venta de sus productos en la Unión Americana enfrentará un gravamen tarifario del 35 %, por estar desplazando puestos de trabajos fuera del país. Estas posturas proteccionistas mediante gravámenes –advierten demócratas y republicanos- originarán protestas en los mercados financieros y lanzarán al país a una recesión. Trump insiste en que el intercambio comercial está “matando al país”. En breve lapso iniciarán las pláticas bilaterales con México --¡ojo!- respecto al muro. “Tenemos que asumir una ruda postura con países extranjeros. Somos los policías del mundo en estos momentos”, presumió el singular individuo.
¿Consecuencias de la presidencia de Trump en México? Los expertos advierten que un eventual triunfo del magnate en los comicios presidenciales del país vecino significaría para nuestra nación un decrecimiento de por lo menos cinco puntos porcentuales del Producto Interno Bruto (PIB), consecuencia de la anunciada afectación de las remesas y de los gravámenes a las exportaciones mexicanas. De concretarse la construcción del muro se entorpecería el intercambio comercial, mientras que la imposición de aranceles a los productos mexicanos les restaría competitividad. Legisladores panistas y perredistas criticaron la inacción del gobierno mexicano ante el discurso xenófobo del virtual candidato republicano a la presidencia estadounidense. El coordinador de los senadores del PRD, Miguel Barbosa, demandó que México de respuesta a cada denigración, a cada acción de racismo de Trump. Por su parte, la presidenta de la comisión de relaciones exteriores del Senado, la panista Gabriela Cuevas, agregó que “ojalá el presidente Peña Nieto por fin se ponga las pilas”.
Con referencia a lo anterior, la postura mexicana es contradictoria. El nuevo Cónsul General de México en Los Angeles, Carlos García de Alba Zepeda, recién llegado a su adscripción, afirma tronante que “no nos vamos a quedar sentados a ver cómo se nos ataca” y agrega que los mexicanos no permitiremos más agravios de Donald Trump”. En contraposición a esa enérgica postura, el secretario de economía de nuestro país Ildefonso Guajardo, al ser entrevistado en Washington declaró cautamente que los funcionarios mexicanos se focalicen en los elementos positivos de la relación bilateral, agregando que no es muy conveniente para funcionarios extranjeros comentar las elecciones estadounidenses. El solo hecho de que México es parte del debate electoral en la unión Americana debe ser una oportunidad para reforzar la relación bilateral”, finalizó
El gobierno mexicano tradicionalmente se abstiene de comentar elecciones extranjeras. Por su parte en reciente visita a Sacramento, California, la titular de la Secretaría de Relaciones Exteriores Claudia Ruiz Massieu, refiriéndose a Trump y sus exabruptos, dijo que “cuando una manzana es roja, es roja; cuando dices algo ignorante, eres ignorante”.
Y finalmente, está el extremadamente lamentable reversazo de nuestro ex presidente Vicente Fox, (a propósito de payasos y boquiflojos), y su pública disculpa al pagliaci original, Donald Trump. Después de haber asumido una severa actitud calificada de patriótica por los que no conocen al grandote exmandatario y después de llamar ignorante, loco, egocéntrico, falso profeta, etc. a su correligionario Trump, después de presumir que él no pagaría por el “fucking wall” del gringo, ahora le presenta sus excusas e invita al casi seguro nominado candidato republicano a visitar México, ofreciéndose como su cicerone. }
Trum trapeó con este ejemplar de verticalidad, le contestó que no admitía sus disculpas y le recomendó que fuera sacando su dinero para contribuir al pago del muro.
Así cómo, pues.