SAN CARLOS, sON.- ¿Qué le pasa al presidente Peña Nieto? Con el cúmulo de problemas que enfrenta, con el bajísimo índice de aprobación que concita en la ciudadanía de nuestro país (23 % según la última encuesta de Reforma), con una pésima imagen producto de la endémica e imbatible corrupción, un deprimente récord de violaciones a los derechos humanos, con el embate de la violencia del narcotráfico en todo su esplendor, la economía exangüe, el reciente cese del jefe de la policía federal, el escándalo en torno al plagiarismo evidenciado en la tesis con la que se graduó como abogado, el apartamento de Key Biscayne en Florida, etcétera, por citar unos cuantos ejemplos, con la realización del cuarto informe de gobierno a sólo 24 horas de distancia, informe al que se le modificó radicalmente el formato, con todo ello, señor lector, ¿cómo se le ocurre a nuestro primer mandatario invitar a un grosero payaso, racista y agresor de los mexicanos como Donald Trump, a una brevísima e inconsecuente visita a México, el país al que insulta cotidianamente como parte de su campaña para la presidencia de Estados Unidos?
¡Carajo! ¿Dónde están los operadores del mandatario? Increíble la ausencia de oficio político del Jefe del Ejecutivo y su gabinete.
Por supuesto que la visita del Donaldo causó consternación y repudio en nuestro país lo que se reflejó en las redes sociales en donde se comentó acremente la ocurrencia de Peña Nieto. Las protestas surgieron en las calles de la ciudad capital burlándose del candidato republicano a la presidencia del vecino país y expresando el enojo hacia nuestro presidente por haberlo invitado. Numerosos protestantes se reunieron en el Angel de la Independencia, portando cartelones con la expresión de su repudio hacia el denominado Trompetas. En uno de esos cartelones se leía un mensaje que es representativo del sentir popular. “La invitación de EPN a Trump es una ofensa a México”. Y no podía ser menos si consideramos que el candidato republicano ha insultado groseramente al pueblo de México y ha hecho de su actitud agresiva hacia nuestro país el modus operandi de su campaña. Nos ha llamado “criminales y violadores”, ha aseverado que “México no es amigo de Estados Unidos”, agregando que “nos están matando en la frontera y nos matan en términos de puestos de trabajo y comercio”; los mexicanos según Mr. Trump llevamos enfermedades contagiosas a la Unión Americana y somos en consecuencia responsables de enfermedades infecciosas. Piedra miliar de la campaña de Trump es la construcción de un muro en la frontera común el cual, dice él, deberá pagar México. El peculiar individuo rechazó el dictamen en su contra del juez Gonzalo Curiel que atendió la demanda colectiva contra la Universidad Trump, un fraude más del empresario, porque el jurisconsulto, nacido en indiana, es de origen mexicano. Trump se manifiesta opuesto al Tratado de Libre Comercio de América del Norte y promete derogarlo al llegar a la Casa Blanca.
En su evento en Phoenix, Trump hizo desfilar frente al pódium a un grupo de madres y padres de víctimas de asesinatos, supuestamente perpetrados por inmigrantes “ilegales”, para justificar así su propósito de expulsar del país a los once millones de migrantes indocumentados.
Y en ese tenor el “amor” que el fulano en cuestión siente por México y los mexicanos.
El mismo Peña Nieto lo ha calificado de émulo de Hitler y Mussolini, ¿cómo pues, entonces, lo invita a visitarlo en Los Pinos? Publica The New York Times que tanto Trump como Peña nieto son dos de los más impopulares políticos en sus respectivos países, con intereses diametralmente opuestos. Agrega el rotativo estadounidense que en el caso del mandatario mexicano no se visualiza ganancia política alguna con el encuentro con el candidato norteamericano. Don Enrique no dejó en claro el hecho de no permitir que México sea usado como piñata ´política en la elección estadounidense. Al término de la reunión privada, tuvo lugar una conferencia de prensa en la que el Donaldo afirmó, ante un muy serio mandatario mexicano, que en la reunión no se abordó el tema del muro que propone y que tampoco se discutió quién pagará por el mismo. Peña Nieto se limitó a repetir su intención de proteger a los mexicanos en nuestro territorio y en el exterior. Y colorín colorado. Nada de disculpas del visitante por los insultos vertidos, no apologies of any kind. Posteriormene, nuestro presidente, vía twitter, afirmó que dejó en claro ante Trump que México no pagará por el multicitado muro. Trump regresó a territorio estadounidense al término de dicha conferencia y ahí, según el pariódico The Arizona Republic, “…le amputó las piernas al presidente mexicano”.
Mientras tanto, en el curso del miércoles se incrementaba la explosión de inconformidad entre intelectuales, politólogos, comunicadorers, etc., ante la inexplicable visita producto de la inexplicable invitación. El destrampado de Vicente Fox tuiteó:”¿Cómo puede Donald Trum explicar lo inexplicable? Trata ahora de enamorar a los mexicanos pese a que ha prometido a sus seguidores que los va a arrojar del país. Es un error de peña Nieto”
“Este es un caso de otorgar concesiones para mantener la paz, -dijo Alejandro Hope, analista de seguridad y ex funcionario de Inteligencia. Peña Nieto asumió el papel del Canciller británico Chamberlain respecto a su particular Hitler, en este caso Trump” Fue evidente para los encabronados mexicanos que nuestro presidente se prestó a jugar el papel de “piñata política” y que no presionó para lograr una disculpa del agresor norteamericano.
La senadora panista Gabriela Cuevas declaró, al arribo de Trump el miércoles, que “hoy, lo que está en riesgo es la dignidad de México. El presidente jugó con nuestra dignidad y soberanía”. Para Trump la visita de doctor fue muy productiva y oportuna, ahora que va abajo en las encuestas respecto a Hillary Clinton, a nuestras costillas, gracias a su “amigo” Peña Nieto.
Horas después, en Phoenix, Arizona, Trump abandonó su tono gentil y acomodaticio y retornó a su definición de que I am what I am, “Soy como soy”, y como se dice en Sonora, alégale al ampayer. En Phoenix revirtió todo lo dicho en México y delineó los diez principios que rigen su agenda migratoria, a saber: 1) El muro. “vamos a construir un muro alto, impenetrable y bello y México va a pagar por dicho muro. Ellos no lo saben aún, pero van a pagarlo”, Trump dixit. Con dicha afirmación echó abajo la supuesta negativa del presidente mexicano. 2) Terminará el Catrch and Release “captúralos y suéltalos”. Los inmigrantes no autorizados capturados permanecerán en reclusión hasta su deportación. 3) Cero tolerancia para extranjeros criminales. 4) Bloqueo financiero para “sanctuary cities” (“Ciudades Santuario”), 5) cancelación de las órdenes ejecutivas de Obama sobre inmigración. 6) Suspensión de visas para países con “screenings” inadecuados. 7) Asegurarse de que los países aceptarán a sus inmigrantes deportados en Estados Unidos. 8) Ampliación del E-Verify, el sistema de verificación de los empleadores. 10) Reforma a la inmigración legal.
El regreso, pues, del Trump acostumbado, y en Arizona, el estado que ideológicamente se identifica con el Trompetas, la entidad de Janet Brewer, Rusell Pearce, Joe Arpaio y de la ley SB-1070.
¿Reacciones del pueblo ante la inesperada visita? La mayoría la calificó de claudicación presidencial en la que el único aspecto posible hubiera sido una disculpa por parte del estadounidense, lo cual no ocurrió. Héctor Aguilar Camín enunció una disyuntiva: “O Trump pide una disculpa a los mexicanos o Peña Nieto pierde la aprobación que le queda”. El historiador Enrique Krauze por su parte dijo: “Uno no apacigua tiranos, uno los confronta. Trump debe ofrecer una disculpa pública y la retractación del muro y las deportaciones”. Y finalmente el ex secretario de Relaciones Exteriores Jorge Castañeda, se dirigió al presidente en un video diciéndole: “Señor Presidente, dígales simplemanete que es usted mexicano y está orgulloso de serlo. Jesús Silva Herzog Márquez, académico y columnista de Reforma, calificó la visita como ”una gigantesca farsa”.
El mandatario capitalino Miguel Angel Mancera afirmó a su vez que el no puede darle la bienvenida al señor Trump “porque es una persona que ha atacado a los mexicanos”.
Ricardo Anaya, presidente del PAN, fue más allá en los ataques. “¿En qué cabeza cabe invitar a Donald Trump?. Los mexicanos tenemos memoria y dignidad. El líder perredista en el Senado Miguel Barbosa, acotó, refiriéndose a Trump: “tu presencia en México no es grata. ¡Lárgate! Vienes a tomarte la foto con quienes has ofendido”.
¿Qué buscaba peña Nieto cuando concibió la malhadada invitación, Posicionarse ahora que anda arrastrando la cobija?
Como siempre, el humor mexicano hizo acto de presencia. La paisanada aprovechó la visita para hacerle a Trump una nueva propuesta de muro fronterizo que separe a ambos países, pero basado en la geografía política del Siglo XIX, es decir, incluyendo en territorio mexicano a Texas, California y Arizona. Y la apoteosis. Hay ya papel sanitario mexicano que lleva el nombre de Trump. Neta, estimado lector, un empresario guanajuatense gestionó el registro de dicho producto higiénico con el nombre del candidato republicano y anunció que donará a migrantes parte de sus ganancias. Así es que ya sabe usted, you can wipe your ass with Trump´s toilet paper. La traducción se la quedo a deber.