+ La obra pública, fábrica de ricos y multiplicación de pobres
CUERNAVACA, Morelos, 20 de Julio de 2017.- Juan Mena López y su hijo Juan Mena Romero viajaban en auto a sus rutinas diarias, pero nunca imaginaron que la nueva carretera inaugurada apenas dos meses antes, resentía el efecto de las malas prácticas de la construcción y de los constructores.
El auto llegó a un punto donde la lluvia –esa es la explicación oficial—había afectado el pavimento y la obra en sí, y cayó en un socavón de cinco y medio metros de profundidad en lo que ahora era llamado el Paso Express Cuernavaca, libramiento para abreviar el cruce por la ciudad.
El padre, de 59 años, y su hijo, de 33, salieron al amanecer de su casa en el municipio Emiliano Zapata, hacia Jiutepec. Más les habría valido viajar en bicicleta, como era lo común, pero la lluvia los obligó a viajar en auto.
Al llegar al kilómetro 93, el vacío se presentó. El impacto fue brutal y quedaron atrapados, con graves lesiones, durante horas en el enorme hoyanco.
Los Mena laboraban para la distribuidora de pollos y pavos Parson, el primero como técnico en embutido, y el segundo en el reparto. Los medios dieron cuenta del “accidente”: la caída de un vehículo en un hoyo de cinco metros, cuando Mena Romero llamaba a su novia, Esmeralda, y le pedía ayuda.
El joven le explicó que las autoridades “hacían todo lo posible”, pero temían un colapso del tramo carretero; la mujer llamó al 911 para pedir ayuda y dio la explicación de lo que le habían narrado antes de que el teléfono dejara de sonar. Hasta las 15:20 horas se pudo ser rescatado el primer cuerpo; 15 minutos después, el segundo.
También Sergio Martínez, jefe del área donde laboraban, recibió una llamada de Mena Romero y le avisaba de lo que había ocurrido. Les envió a un chofer a buscarlos, pero ya no había más comunicación.
El rescate de los cuerpos tardó casi 11 horas. Las autoridades intentaban deslindes, improvisaban ruedas de prensa, manejo de información en redes; pero el Servicio Forense confirmaba la tragedia. La familia comenzó su sufrir y demandó justicia a las autoridades.
El secretario de Comunicaciones y Transportes, Gerardo Ruiz Esparza, dijo que el socavón fue ocasionado por el exceso de lluvias y la basura que arrastró. También, que los familiares serán indemnizados y que el Colegio de Ingenieros realizará un peritaje de lo ocurrido y determinará responsabilidades.
Causas: ¿Corrupción?
Si se analizan las causas, lo menos que debe hacerse es encomendar al ratón cuidar el queso. No pidas que la misma autoridad responsable de la obra investigue y dictamine causas de la falla. Y menos encabezar un proceso legal.
Este jueves en Milenio, Héctor Aguilar Camín describe descarnadamente “los cómo” de cumplir con la ley evadiendo objetivos de la misma. Me explicaré:
Plantea que hacer un paso carretero de 14 y medio kilómetros con 2 mil 300 millones de pesos y se colapse a los 3 meses, debe contratarse a la Secretaría de Comunicaciones y Transportes. Sí, a la autoridad que debe regular todo para evitar estas cosas como las ocurridas con el socavón.
Le reproduzco íntegros esos pasos. Nada que cualquier constructor de cualquier administración pública ignore:
1.- Hacer una licitación a modo para que gane una empresa que no cumpla con los requisitos de experiencia y especialidad.
2.- Escoger una empresa que haya sido inhabilitada por incumplimientos previos pero que haya cambiado su nombre y compita bajo el nuevo nombre.
3.- No hacer pública ninguna de estas decisiones en la página de la secretaría que hace las licitaciones y elige a los ganadores.
No supervisar regularmente la obra ni siquiera ante el hecho de que, durante los meses de construcción, hubo en ese tramo de la carretera más de 80 accidentes y 21 muertos.
5.- Inaugurar la obra antes de que esté formalmente terminada y entregada, según el contrato regular de finiquito.
6.- Autorizar aumentos en los costos hasta por el doble de lo ofrecido en la licitación, y no reparar en el hecho de que el costo final de dos mil 300 millones resulta 65% mayor que el ofrecido por otra empresa en la misma licitación, a la cual se le negó el contrato porque sus costos eran muy altos.
7.- No escuchar a los habitantes de la zona que advierten de los daños que la obra hace sobre el drenaje y sobre los flujos de agua de su entorno.
8.- No escuchar tampoco a la Auditoría Superior de la Federación que desde 2015 había advertido de “retrasos, pagos no justificados y modificaciones” a la obra.
9.- Tener como delegado estatal responsable de Comunicaciones y Transportes a un maestro de inglés y despedirlo cuando la obra se colapse.
10.- Si alguien cae al socavón de lodo y muere ahogado porque el rescate tarda horas en llegar, ofrecer a la familia un millón de pesos de indemnización para ayudarla a pasar “el mal rato”.
Aguilar Camín termina aclarando que toma la secuencia de omisiones culposas y las cifras, del sugerente articulo de María Amparo Casar: “Posverdad a la mexicana”, sobre las verdades de las que solemos enterarnos una vez que la tragedia sucedió.
Saltar en suelo tan parejo no es lo correcto para poner a cada quién en su lugar.