HERMOSILLO, Son.- En el pasado, Guaymas dio una buena cantidad de importantes políticos para Sonora y para México. Tes presidentes de la República oriundos del puerto: Plutarco Elías Calles, Abelardo L. Rodríguez y Adolfo de la Huerta, no han sido poca cosa, si comparamos con estados como Nuevo León y Sinaloa, que todavía no han dado un presidente.
Guaymas también le dio gobernadores de Sonora, como José María Maytorena Tapia (1911-1915) Rodolfo Elías Calles (1931-1935) y Abelardo Rodríguez (1943-1949) y –por poco tiempo– Plutarco Elías Calles (1915-1919) y Adolfo de la Huerta (1919-1923), por mencionar los más destacados del siglo XX. Además senadores como Adolfo de la Huerta Oriol y una buena cantidad de diputados federales y locales que le dieron lustre al puerto, por la actuación, definiciones y acciones en su historia.
De ahí fue también una parte de la familia Canale, uno de cuyos miembros, Aurelio, fue secretario particular de Victoriano Huerta. En el viejo panteón del puerto yace la tumba de Antonio, el padre de ellos.
También desde Guaymas trabajó arduamente para trazar lo que serían los valles del Yaqui y Mayo, el prestigiado ingeniero Carlos Conant, guaymense cuyos restos yacen en el viejo panteón del puerto.
En Guaymas hubo ópera, buen cine, canto y un buen ambiente cultural que por años distinguió al puerto junto con Álamos, Ures, Hermosillo y Arizpe como las capitales culturales de Sonora, con un mayor ambiente entre los siglos XIX y XX.
Por muchos años funcionaron varios clubes de servicio con una labor social importante, organizaciones representativas de sectores clave de la sociedad que funcionaron muy bien en coordinación con las organizaciones altruistas. Eso se acabó. Un famoso carnaval internacional de fama y bien organizado que se acabó también.
Guaymas por años, tuvo un sector obrero fuerte con los petroleros, electricistas, estibadores, los armadores y el sector pesquero al frente, con liderazgos notables, que influían en las decisiones de los sindicatos nacionales y estatales. Además, funcionó ahí un sistema de cooperativas pesqueras que fue ejemplo a nivel nacional, tanto por el tamaño de la flota y de sus capturas como por la derrama que generaban en la distribución del ingreso de las familias pobres del puerto.
Guaymas tuvo autoridades municipales que por años funcionaron con contrapesos reales y efectivos, con regidores influyentes, así como medios de comunicación, legisladores locales y federales y una clase empresarial que operaba con visión social, sin abdicar de su responsabilidad política.
Seguido acudían a Guaymas los presidentes de la República en giras de trabajo. La casa de gobierno de Miramar, creada por el gobernador Abelardo Rodríguez, fue siempre un sitio frecuente de reuniones con personajes diversos de la vida política nacional y estatal.
Con los años Guaymas progresaba y crecía: Aquí se instaló el Tecnológico de Monterrey con una carrera profesional en 1968 y con la preparatoria en 1970 (Ambas desaparecieron).El ITSON llegaría con una extensión en 1978. El Instituto Tecnológico Federal de Guaymas en 1984, y una variedad de instituciones educativas que por años garantizaron el acceso y la permanencia de sus jóvenes en la región. A la par del desarrollo económico, también la movilidad social.
La Termoeléctrica I de la CFE fue una realidad a partir de 1952. La II en 1975, la terminal de Pemex en 1963 y un nuevo aeropuerto en 1972.
Por muchos años funcionó el tren de pasajeros que conectaba con el resto del país. También hubo servicio de autovía. Ambos desaparecieron.
El acueducto que abasteció a Guaymas proveniente del Yaqui inició su operación en 1989 y todo indica que se encuentra agotado.
Guaymas por muchos años participó en la Liga de Beisbol de la Costa del Pacífico y la liga invernal de Sonora con “Los Ostioneros” de Guaymas. Después, ante la extinción del ostión en la región se les cambió el nombre por “Los Marineros”, por su vinculación con la organización de liga mayor de Seattle. También el equipo de beisbol desapareció y el estadio Abelardo L. Rodríguez se encuentra en el abandono casi total.
Por muchos años hubo conexión aérea diaria a México por Aeroméxico, con escala en La Paz, Baja California Sur. El vuelo desapareció en el 2002.
Hubo vuelos “charters” que conectaron a Guaymas con turistas de todo el mundo y algunos cruceros y transbordadores recientemente hicieron escala en el puerto. También desaparecieron del mapa.
Durante muchos años los guaymenses presumieron de una ciudad limpia y cumplidora de la normatividad ambiental. De revivir, los viejos, se volverían a morir cuando supieran que la mayoría de los drenajes caseros los industriales y los residuos tóxicos van a dar al mar. O cuando les informaran que de los 7 días de la semana, los guaymenses solo tienen agua en tres; y solo por algunas horas. O que en ninguno de los hospitales públicos cuenten con un tomógrafo, por ejemplo.
La pluralidad política le llegó a Guaymas con la elección de 1991, cuando negociaciones en las cúpulas partidistas (PAN-PRI) desconocieron a quienes ganaron en Guaymas, Puerto Peñasco y San Luis Ríos Colorado. En Guaymas se integró un Concejo Municipal presidido por el panista Felipe Rivadeneyra y Sauri y se hizo a un lado a José Ramón Uribe.
Fueron años de confusión, de desaliento y golpeteo político. La sociedad guaymense se dividió y el municipio perdió el ritmo y la dinámica de progreso que llevaba y se incrementó el encono.
Por presiones políticas y con provocadores externos alentados por el gobierno en turno, se destruyó la flota pesquera y se atacó con saña al cooperativismo, con funestas consecuencias.
La riqueza cooperativista (flota, instalaciones, inversiones e infraestructura) que tenían más de 40 años construyendo con tesón y sacrificios y que llegó a beneficiar a más de 5 mil familias, quedó en un santiamén en manos de muy contadas familias del sector privado de Guaymas y la capital del estado.
Los liderazgos sociales que por muchos años habían sacrificado casi todo por el sistema y su partido, fueron descabezados y casi extinguidos. Unos murieron, otros se fueron del puerto, algunos más se refugiaron en otros empleos como choferes de taxis, por ejemplo. Un golpe político, económico y social del que Guaymas no ha salido.
La riqueza se concentró en muy pocas manos y empezó a incrementarse el número de pobres. En 1997 se negocian tanto la derrota del PRI como la victoria del PRD en la elección municipal y Guaymas vuelve a entrar en otra crisis política y social. Se radicalizan los tiempos de encono, confusión y pérdida de metas comunes.
La presidenta municipal Sara Valle –que nunca supo ni cómo llegó al cargo– solo dura pocos meses en el ayuntamiento. El Congreso del Estado, en sesión controvertida, le revocó el mandato en 1998.
En el 2000, manos expertas en machincuepas electorales provocan la derrota del exalcalde Marco Antonio Llano Zaragoza, candidato del PRI a la presidencia municipal, y en plena elección presidencial federal. Guaymas se vuelve dividir y entra en un clima de tensiones políticas.
La alternancia le llegó a Guaymas en 1991, 1997, 2000, 2009 y 2015. En la elección del 2015 el PRI perdió con toda su fórmula.
De las cinco ocasiones en que el PRI ha perdido, el PRD gobernó en una (1997) y el resto el Partido Acción Nacional.
¿Cómo le ha ido a Guaymas con la alternancia? No muy bien, pero no solo con la oposición, también con los gobiernos del PRI. Salvo dos o tres excepciones, a los demás les ha faltado dinamismo, libertad de acción, creatividad y pasión por el puerto.
Hoy en pleno 2018, Guaymas enfrenta a ocho jinetes del Apocalipsis: El extendido narcomenudeo; la carencia de agua cuatro días por semana; una aguda crisis de sus finanzas públicas; aguda pobreza en el medio rural, en las colonias populares y en sus comunidades indígenas; crisis de la basura y la degeneración urbana con casi todo el centro histórico semiderruido; la contaminación del mar por el flujo de los drenajes; la falta de seguridad en la inversión por la concentración de la propiedad; y la ruptura del tejido social por la inseguridad, la falta de rumbo, cohesión social y unidad entre sus habitantes.
Todo un coctel que nos lleva a la siguiente interrogante: ¿Por qué ninguno de los partidos que ha gobernado el puerto en los últimos 30 años ha podido con el paquete de atender de fondo la problemática del municipio?, ¿Por qué los presidentes municipales del color que sean no le han entrado en serio a los verdaderos problemas del puerto?
Creo que hay varias razones: 1) Porque los domestican y se ponen al servicio de los grupos de poder y hacen lo que conviene a los grupos y no lo que exige la gente; 2) Por la corrupción y la impunidad en el manejo de las administraciones municipales, con rarísimas excepciones; y 3) Porque la actividad política degeneró a grado tal que Guaymas (Como Puerto Peñasco,Nogales y Agua Prieta) se ha convertido en fuente de disputas políticas y económicas, más para el beneficio de los grupos y los intereses privados que para atender las demandas del interés general. ¿Cuándo se quebró Guaymas? Cuando decayeron sus liderazgos, cuando el interés de grupo desplazó al social, cuando el encono le ganó a la unidad y a la cohesión social y cuando desviaron al municipio del camino de la grandeza que por muchos años presumió. Los partidos, los ciudadanos y las dirigencias políticas están todavía a tiempo para evitar que Guaymas siga siendo terreno fértil de rencillas, cobro de facturas, enfrentamientos y divisiones de las que todavía no sale y de las que al final, nadie en sus cinco sentidos y —a ciencia cierta sabe— quien gana, pero sí, quien o quienes pierden. De ese tamaño.
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