GUAYMAS, Son.- Mientras otros diluyen su quehacer político en funciones apoyadas en secreciones viscerales y con una notoria escasez patética de materia gris, en tristes espectáculos ramplones y muy cuestionables, Rodolfo Lizárraga Arellano está poniendo la muestra de cómo se debe trabajar en el servicio al público.
El diputado por el distrito de Guaymas, desde la tribuna del congreso del estado ha presentado a sus pares iniciativas de amplio contenido político, con altura de miras y con la evidente intención de servir no sólo a la gente que sufragó por él, si no para todos sus representados.
El petista "teje fino" y se viene multiplicando en su quehacer.
Ahora con las formalidades legislativas de rigor, expone a sus colegas la propuesta de un proyecto de ley para evitar que se siga contemplando como legal la realización de asambleas en los órganos municipales de gobierno, a puerta cerrada y sin la participación de los ciudadanos.
Los asuntos del gobierno son asuntos del pueblo y por lo tanto, resulta inadmisible que se niegue a los ciudadanos el derecho de enterarse de las cuestiones que se traten en cabildos.
De acuerdo totalmente con Rodolfo. Su visión sobre este tema no puede ser más atinada.
No se puede regir a espaldas de los ciudadanos que eligieron vía democrática a sus gobernantes, que finalmente vienen siendo nuestros empleados.
¿Qué patrón admitiría que sus trabajadores no le dieron "santo y seña" de lo que están haciendo en su propia empresa?
El diputado Lizárraga Arellano comienza a convencer a los escépticos de su madurez política y del terreno que ha ganado en la función pública, por lo cual creo que está “pavimentando” la escabrosa vía hacia la simbólica "Casa de piedra” para 2021.