+ Díaz Ordaz murió justificando su decisión de frenar un presunto ataque comunista a México, pero su sucesor heredó la mancha de la represión
CD. DE MÉXICO, 2 de octubre de 2019.- El expresidente Luis Echeverría Álvarez, hoy de 97 años de edad, resume una difícil etapa del país y hace algunos años, debió vivir arresto domiciliario acusado de genocidio por los sucesos del 2 de octubre de 1968.
El 30 de junio de 2006 un juez federal ordenó su arresto domiciliario por la matanza de 1968, pero el 8 de julio siguiente se retiró ese ordenamiento: el delito por el que se le encauzaba había prescrito un año antes.
El 30 de noviembre de 2006, un juez le decretó auto de formal prisión por genocidio y el 26 de marzo de 2009 obtendría su libertad absoluta y exoneración del cargo de genocidio. Así, al menos legalmente, dejó de considerársele autor intelectual –en ese entonces era Secretario de Gobernación-- del ataque a los manifestantes congregados en la Plaza de Tlatelolco.
Echeverría era mal visto por los estudiantes, pero también por empresarios que resolvieron unirse y surgió así el organismo cúpula de la iniciativa privada, el Consejo Coordinador Empresarial.
El expresidente ha hecho declaraciones y resume su versión de que “no tuve mucha injerencia en la política cuando fui secretario de Gobernación”, y “cuando fui candidato a fines del 69 no tuve problema, viajé por el país, fui a universidades y a escuelas, sin problemas”. Nunca dio importancia a las protestas de su designación y campaña por la presidencia después de los acontecimientos y de haber sido el escogido de Díaz Ordaz para sucederlo.
Los hechos del 68, hace 51 años, acumulan críticas incesantes hacia Echeverría, quien repitió su carácter represivo el Jueves de Corpus, 10 de junio de 1971, en un choque de policías disfrazados y estudiantes.
Fue cuando al detectarse una manifestación estudiantil, el jefe del departamento del Distrito Federal, Alfonso Martínez Domínguez, envió a aquel grupo paramilitar conocido después como “los halcones” –policías disfrazados y armados con varas “bo”, estacas tipo carrizo o bambú, utilizadas por las artes marciales japonesas--, y surgió una lucha de brutales golpizas.
El choque provocó la renuncia de Martínez Domínguez, recuerda Echeverría, quien admitió que lo sucedido en el 71 “había sido un exceso de la policía del Distrito”.
Épocas de convulsión, durante su gobierno secuestran a un cónsul estadounidense (Terrance G. Leonhardy), al candidato priísta al gobierno de Guerrero, Rubén Figueroa, y trataron de secuestrar y muere en el hecho, al influyente empresario regiomontano Eugenio Garza Sada, a manos de integrantes de La Liga Comunista 23 de septiembre.
Hoy se dice que el régimen federal está influenciado por la política de Echeverría Álvarez. Incluso, algunos de sus colaboradores están activos en la política, como el diputado Porfirio Muñoz Ledo, quien fuera secretario del Trabajo en aquel mandato, o Ignacio Ovalle, secretario particular de Echeverría y hoy titular Seguridad Alimentaria Mexicana. Ifigenia Martínez, quien dirigió la Escuela Nacional de Economía; y la hoy senadora Beatriz Paredes, entonces embajadora en Cuba y Brasil.
Pero destaca Manuel Bartlett, actual director de la Comisión Federal de Electricidad, quien fue director de gobierno en la Secretaría de Gobernación en el sexenio echeverrista.
QUIEN ES
Luis Echeverría Álvarez nació el 17 de enero de 1922 en Ciudad de México.
Fue presidente de México entre el 1 de diciembre de 1970 y el 30 de noviembre de 1976.
Casado con María Esther Zuno de Echeverría, tuvieron ocho hijos de los que sobreviven 6 y es abuelo de 19 nietos.
Ingresó al Partido Revolucionario Institucional (PRI) en 1946.
Fue oficial mayor de la Secretaría de Educación Pública.
Oficial mayor del PRI.
Fue nombrado secretario de Gobernación por Díaz Ordaz.
Tras su mandato, fue embajador de México ante Australia y Nueva Zelanda y embajador ante la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).
Estudió la licenciatura en derecho en la Universidad Nacional Autónoma de México.
Ha recibido distinciones como Caballero de Gran Cruz con collar de la Orden al Mérito de la República Italiana; la Orden Mexicana del Águila Azteca y es autor y coautor de varios libros, entre ellos “Praxis Política” y “Reto a los no alineados”.
Fue discípulo en la política, de Rodolfo Sánchez Taboada, de quien tiene en su casa de San Jerónimo un busto de bronce que lo representa.
En el jardín de su casa tiene también una estatua de su esposa, quien falleció en 1999.