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La izquerda "rábano" gobierna al país

CD. DE MÉXICO.- Aun que Andrés Manuel López Obrador tiene una trayectoria que lo ubica como el gran líder social de izquierda que transformará a México y ya toma las decisiones para lograrlo, pareciera que sus colaboradores principales podrían no ayudarle mucho a cimentar esa imagen.

No solo se habla de ex funcionarios de un ayer que el propio presidente ubica como una etapa donde la corrupción rampante daño al país y el neoliberalismo hizo desaparecer valores familiares y hasta el propio nacionalismo.

No solo es Manuel Bartlett, acusado de sabotear el sistema para robar la elección presidencial de 1988 al también izquierdista Cuauhtémoc Cárdenas, ni Rosario Robles, destacada participante en la llamada “Estafa maestra” cuyo daño patrimonial contra las finanzas del país no terminan de cuantificarse; ni siquiera Emilio Lozoya, quien representa al neoliberalismo que entregaba el país al mejor postor.

Ahora se habla del consejero presidencial Julio Scherer, miembro de una familia de comunicadores reconocida por ser críticos y dejar una imagen pulcra en cuanto al desempeño en esa área.

Esta es la nueva denuncia de un hacer que no se parece al decir y que genera un comentario típico de los años 70, cuando se criticaba a funcionarios o liderazgos de izquierda su forma de vivir, definiéndolos como “rabanitos”, ya que eran rojos por fuera y blancos por dentro:

CD. DE NUEVA YORK, E.U., 19 de noviembre de 2020.- En el corazón de Nueva York está el departamento de Julio Scherer, consejero de Andrés Manuel López obrador, en una de las principales avenidas, y es un condominio que cuenta con interiores de diseñador y se ubica a 5 minutos de Central Park.

Está en el edificio de 19 pisos construido en 1941, en el 530 Park Avenue. Y sí, en cinco minutos se llega a la famosa Quinta Avenida y al Central Park. El condominio donde el consejero jurídico del presidente López Obrador tiene un departamento no declarado, está en el corazón de Nueva York.

Alrededor hay tiendas de lujo como Bulgari, Gucci, Tiffany, Louis Vuitton restaurantes con estrellas Michelin como el Masa o Perse, e instituciones culturales de renombre como Macklowe Gallery o el Museo de Arte Moderno.

El condominio cuenta con interiores clásicos diseñados por William T. Georgis, una de las firmas de diseño “Top 100” de Architectural Digest.

Las residencias dice la página oficial del edificio, tienen pisos de madera con acabados personalizados, calefacción con control y sistemas de aire acondicionado de McQuay. Los baños de gran tamaño están revestidos con mármol de grano de madera italiano y baldosas de mármol de Thasos.

Tienen conserje 24 horas, gimnasio privado, biblioteca, salas de estar privadas con catering, patio con jardín y piscina. El  catering y servicio de habitaciones está a cargo del restaurante Sant Ambroeus, que “sirve auténtica cocina milanesa desde que abrió sus puertas en Milán en 1936”.

Se trata de un servicio tipo cinco estrellas en el que “los residentes disfrutan de una cocina refinada, así como del legendario Cappuccino y los sabrosos Paninis de Sant Ambroeus”.

Para los colaboradores del presidente, la noticia de esta propiedad y lo que representa su dueño, es solo un ataque más a la figura presidencial; sin embargo, en México la ley es clara y exige que los funcionarios declaren sus bienes, como una manera de inhibir ilegalidades y lo que se califica como enriquecimiento inexplicable.

Si el señor Scherer no declaró ese bien como lo exige la ley a un funcionario público, incurriría en ilegalidad y por ello tendría que ser investigado y sancionado por la Secretaría de la función Pública, instancia que no ha fijado una posición al respecto, y enseguida determinar a través del Sistema de Administración Tributaria –brazo fiscalizador de la Secretaría de Hacienda-- , si existen indicadores sobre lavado de dinero, lo cual conduciría a Unidad de Inteligencia Financiera a congelar las cuentas del consejero en tanto terminan las indagaciones exigidas por la ley.