+ Esta es la carta póstuma que le dedicó a la muerte de su hijo Jacobo
GUAYMAS, Son.- Carlos Armando Biebrich Torres falleció a consecuencia de Covid hace algunos días. Su esposa, Socorro Gándara, le siguió poco después.
Ambos habían sufrido unos meses antes la pérdida de su hijo, Jacobo, y en medio de su dolor, Biebrich le dedicó una carta donde habla de su participación en política, su período de funcionario federal, su paso por la gubernatura de Sonora y su caída, en 1975, que reveló la corrupción en el mando federal que dirigía Luis Echeverría Álvarez, y el lacayismo de los jueces que ordenaron aprehenderlo cuando los delitos de los que le acusaron, los habían cometido enviados del propio presidente.
El exgobernador Biebrich le dedicó esta carta con sus reflexiones y el pesar de haber fallado, como falló su generación, a la nueva generación a la cual pide ser mejores y sacar adelante al país:
"JACOBO
Sería imposible agradecer en lo individual las llamadas telefónicas, fecebook, twitter y otros medios electrónicos que tu madre y yo recibimos condoleciéndose por tu dolorosa partida. Verifiqué, dentro de mi enorme dolor por tu partida, el aprecio que tu nobleza y generosidad sembró en el tránsito por esta vida.
En nuestras conversaciones recordábamos las dificultades y riesgos que corriste en el parto que disfrutó y sufrió tu madre. Naciste el 17 de enero de 1976 (coincidencia Luis Echeverría nació el mismo día, 54 años antes). La insanía del gobernador que me sustituyó (cuando el presidente ordenó mi destitución estaba confundido y cuando designó a Carrillo estaba loco: Fidel Velázquez 1977) encolerizado ordena a un Juez lacayo dicte orden de aprehensión en mi contra. Espectáculo mediático que la Suprema Corte de Justicia de la Nación puso en su lugar a las irresponsables autoridades locales, absolviéndome de las inverosímiles acusaciones.
En alguna ocasión viajando con Luis Donaldo Colosio, que te apreciaba, ya iniciado el desprestigio del PRI a partir de 1976, generalizada la corrupción nacional, le preguntaste: "¿tendrá remedio el desastre y agravios que padecen los mexicanos?". Le pondremos remedio Jacobo, con la ayuda de ustedes los jóvenes.
En una ocasión te comenté que leí a mis 14 años, cuando iniciaba mis estudios de Bachillerato en la Universidad de Sonora, "Juárez el Impasible" de Héctor Pérez Martínez y me dijiste: "dámelo quiero leerlo". Meses después me comentaste: "hay o podrá haber hombres de la estatura del Benemérito".
No encontré respuesta.
Mi generación te falló y le falló a México Jacobo. Ejercimos la política, transitamos por diversos cargos públicos en la dignidad, la honradez y soledad. No pudimos detener al crimen, la corrupción, la impunidad. Hijo mío me calle entonces, te lo digo ahora después de tu muerte, perdóname por dejarte un México saqueado y devastado.
Esperemos que la generación a la que perteneciste sepa combatir las ambiciones de poder y riqueza inmoral que dejó la política reciente de México. No escuchamos la riqueza enorme de nuestra historia. Conociendo la grandeza de Hidalgo, la luminosa visión política de Morelos, la inmensa lección de Benito Juárez, traicionamos su enorme herencia.
En la etapa final de mi vida me esforzaré por acercarme a los jóvenes, a maestros, a universitarios y a un pueblo lastimado, en particular en Sonora, en donde naciste, para aportar mi modesta experiencia para el país que soñaste.
Perdón mi querido hijo Jacobo.
Carlos Armando Biebrich Torres."