“Lo que el maestro es, es más importante que lo que enseña”.
(Karl A. Menninger (1893-1990) Psiquiatra estadounidense).
CD. DE MÉXICO.- En El Heraldo de México, escribo una columna especializada en los Estados y municipios. Al platicar con gobernadores y alcaldes, dejan claro que ellos están por la militarización del país.
Esa es su zona de confort. Dejar en manos de la federación la vigilancia y que militares, sea con el Ejército, la Armada o la Guardia Nacional, atacar a los delincuentes organizados y aquellos que son minúsculos pero muy peligrosos para la mayoría de la sociedad.
El Ejército ha logrado amasar gran cantidad de herramientas para infiltrarse en los grupos delincuenciales. Ellos, además cuentan con el apoyo logístico de Estados Unidos, que les proporciona información, a través de las diversas agencias de seguridad de aquella nación, sobre criminales en nuestro país.
Por ello, la clase gobernante, de todos los partidos, está más que contenta quitándose la responsabilidad y gastando cada día menos en sus cuerpos policíacos, que hoy están en condiciones deplorables a niveles estatales y municipales.
Así el gobierno federal, se convierte en el papá de los gobernantes y le deben a López Obrador, el tener más soldados o policías de la GN.
Por ello, los legisladores del PRI, PAN e incluso PRD, están de acuerdo en mantener durante otros años a los militares en las calles. Esto, le da la razón, como lo reconoció el presidente López Obrador, al ex presidente Felipe Calderón, quien fue el que sacó a las fuerzas armadas a las calles para combatir, específicamente, al narcotráfico.
Muchos de esos legisladores responden a las demandas de los gobernadores de sus estados. Ellos, son los que les proporcionan herramientas para impulsar sus propuestas políticas e incluso para ascender en la burocracia.
Sin embargo, el costo que pagan y pagarán en el futuro es cuantiosos. Militarizar al país no es un asunto menor. Es grave, ya que el ejército está entrenado, educados y aleccionado a recibir órdenes y acatarlas, incluso violando la ley.
Darles un marco jurídico es lo ideal, pero desafortunadamente, los legisladores y obviamente el Ejecutivo Federal, no tiene idea de cómo hacerlo. Saben que en el futuro los militares se convertirán en el fil de la balanza democrática. Esto significa que inclinarán sus decisiones en favor del político que les de más, de lo que hoy les ha dado López Obrador.
No debemos olvidar que ya les dieron los aeropuertos, los puertos, las aduanas, la construcción y la vigilancia de infraestructura pública. Estas acciones no son, ni deben ser, responsabilidad de las fuerzas armadas, mismas que deben cuidar por la soberanía nacional (que no es la voluntad del presidente).
La clase política mexicana, tanto la oficialista de Morena y sus satélites, así como la oposición, están en arenas movedizas. Para donde se muevan se hunden.
La verdad, es que deberían fortalecer temporalmente las fuerzas armadas en su función de policías. Sin embargo, debería el presidente López Obrador, comprometerse con la sociedad, para saber cuándo se retirarán las tropas a los cuarteles, así como los resultados que se esperan. ¿Se erradicará el crimen organizado, el narcotráfico, la extorsión, el secuestro y el asesinato? ¿Acabará la impunidad?
De esto, ni hablamos.