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También deben debatir los regidores

GUAYMAS, Son. – Cuando están en marcha las campañas políticas y se definen candidaturas, el llamado a debatir se hace presente y lo utilizan como principal herramienta de arranque aquellos quienes poseen facilidad para el enfrentamiento verbal, pero evaden quienes carecen de esa habilidad.

Sin embargo, el analista político bosteza al escuchar del tema, argumentando el escaso alcance logrado con esa práctica convertida ya en obligación legal y al alcance de quien quiera escucharla, pero de resultados ausentes en el ejercicio del poder de la representación popular.

El tema se extiende y concluye en la urgente necesidad de ir más allá. Por ejemplo, hacer participar en esa medición de fuerza intelectual y capacidad para exponer sus propuestas –deben tenerlas, para aspirar a ocupar esos asientos--, a los regidores.

Esta afirmación fue escuchada en una mesa de intelectuales de la política y no fue cuestionada. No hubo posición contraria a la consideración siguiente: “la situación de Guaymas ya no está para (dejarla) en manos de un solo hombre (o mujer)”.

Luego, la minimización del debate como alcance de la muy sacrificada lucha de décadas en el camino hacia la democracia, con esta interrogante: “¿Vamos a ir más allá del agua, luz y drenaje?”, refiriéndose con esto último a la cruel práctica de “descubrir” cada 3 años los graves problemas padecidos por la población, ofreciendo los candidatos de cualquier partido o sigla, soluciones cuyo arribo jamás se concreta u ocurre parcialmente si es el caso.

Más aún, no se abordan temas afines al empleo, educación, economía, rubro este último siempre soslayado, como si fuera malo hablar de dinero, inversión y los cómo para impulsarla.

Ningún empresario invertirá capitales en una ciudad carente de los incentivos y garantías de recuperación. Los candidatos, incluyendo a los regidores o aspirantes a serlo, deben hablar de hacer dinero que llegue a todos, de cómo se desenvolverá un promotor de inversiones para crear una empresa y desarrollarla, trayendo personal calificado que viva en un buen sector, con vivienda cumpliendo reglas de urbanización, donde haya servicios suficientes y movilidad para reducir lapsos de traslado y, por supuesto, espacios de convivencia.

Deben preguntarse también por qué quejarse tanto de las policías y los agentes que integran estas corporaciones, cuando nadie habla de elevar sus percepciones y otorgar prestaciones para verse incentivados a cumplir con su obligación de proteger y servir a la sociedad, en lugar de inhibirla ante la agresión verbal y de actitudes del conglomerado.

El debate debe incluir a los regidores. No hacerlo mantendrá vigente la práctica de “completar” una planilla y tal improvisación planteará de nuevo los mismos cuestionamientos sobre la integración de estos cuerpos colegiados, precedidos por su fama de arribo vía pago de cuotas de grupo o personas, no siempre calificadas para una representación.

Guaymas espera esos nuevos tiempos en el próximo proceso electoral, o las alianzas o coaliciones, como ocurrió ya con los partidos, quedarán a deber al ciudadano. Y ya le deben mucho.