Este es un documento divulgado en un diario de circulación nacional que se refiere al senador sonorense Manlio Fabio Beltrones y por su interés lo reproduce muralsonorense.com a petición de varios lectores.
Experiencia y habilidad son sus mejores armas
Manlio Fabio Beltrones, Presidente del Senado de la República
Forjado en la política desde distintos ámbitos, el legislativo, la estructura partidista o la administración pública —incluido ser gobernador—, el economista sonorense es referencia obligada entre las opciones priistas para La Grande, sin que esa posibilidad le aparte de jugar un papel clave en la construcción de las reformas estructurales
CIUDAD DE MÉXICO, 16 de febrero.- Formado políticamente al lado de personajes que procuraban el diálogo y las reformas políticas, como Jesús Reyes Heroles, el priista Manlio Fabio Beltrones Rivera es observado por académicos, empresarios y políticos como un importante prospecto para la Presidencia de la República.
Titular de la Mesa Directiva del Senado, Beltrones representa para algunos politólogos la bisagra entre el priismo institucional y su rostro moderno.
Falta un año para definir contendientes y el sonorense ya está colocado en el primer plano de los prospectos a candidato presidencial priista, aun con el fuerte impulso que tiene su compañero de partido y gobernador mexiquense, Enrique Peña Nieto.
Al ex mandatario de Sonora no le ocupa hablar de la posibilidad de su precandidatura; le interesa primero que el PRI defina para qué quiere regresar al poder. Ese punto, y no en el nombre del abanderado, parece ser lo más importante en este momento.
Sin embargo, las encuestas demuestran que su trabajo político en Xicoténcatl lo ha colocado entre los posibles candidatos a la silla de Los Pinos. De hecho, el más reciente populómetro de BGC-Excélsior lo ubica en el lugar número 11 de los políticos más conocidos para la Presidencia, y en el 11 de buena imagen, con un crecimiento de seis puntos en seis meses.
La trayectoria de Beltrones muestra que ha estado involucrado de manera directa en diversos procesos de reforma política.
Recién egresado de la Facultad de Economía de la UNAM, en los 70, Manlio Fabio Beltrones tuvo la oportunidad de observar la operación política de personajes como Fernando Gutiérrez Barrios y Jesús Reyes Heroles, en la construcción de la primera reforma electoral que permitió a la izquierda llegar al Congreso de la Unión, vía la representación plurinominal.
En los 80 se convirtió en diputado federal por Sonora. Fue en la LII Legislatura donde vivió los graves problemas de la crisis económica. Mientras ejerció su tarea de legislador, comenzó una ascendente carrera en la estructura del partido.
Desde 1985 hasta 1987 fue secretario de Gobierno de Sonora, con el mandatario Rodolfo Félix Valdez; de 1987 a 1988 se desempeñó como secretario de Promoción y Gestoría del CEN del PRI, y en ese año ganó un escaño en el Senado de la República, cargo que ocupó sólo tres meses, ya que el 1 de diciembre se convirtió en subsecretario de Gobierno, Desarrollo Político y Derechos Humanos de su mentor, Fernando Gutiérrez Barrios, entonces secretario de Gobernación. Tiempo después, el 22 de octubre de 1991 ganó en las urnas la gubernatura de Sonora.
Procedente de una familia radicada en Villa de Juárez, en el municipio de Etchojoa, Sonora, su administración es recordada por los cambios estructurales que impulsó en esa entidad, lo que le generó animosidad dentro y fuera de Sonora, sobre todo a nivel federal. Al concluir su administración fue acusado de estar involucrado en el narcotráfico, lo cual jamás se comprobó, si bien sus adversarios políticos lo aprovecharon para descalificarlo. Entre sus oponentes figuran Liébano Sáenz, secretario particular de Ernesto Zedillo durante su Presidencia; Eduardo Bours, ex gobernador de Sonora; Emilio Chuayffet, ex mandatario mexiquense y ex secretario de Gobernación, así como el propio Zedillo.
Pero del lado de sus aliados, colaboradores y asesores, Beltrones cuenta con los juristas Diego Valadés y Miguel Carbonell, la activista Isabel Miranda de Wallace, el ex titular de PGR y Gobernación, Jorge Carpizo, y diversos empresarios y políticos, como Emilio Gamboa Patrón, líder de la Confederación Nacional de Organizaciones Populares.
También tiene amigos cercanos en otros partidos. Sin duda sus habilidades políticas le han permitido establecer vínculos finos pero sólidos con figuras tan destacadas y contrastantes como el fundador del PRD, Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, y el panista Diego Fernández de Cevallos.
Se recuerda aún su fluida comunicación con el fallecido Carlos Castillo Peraza, con quien tuvo entendimiento por sus coincidencias en torno de la reforma política, y cuyo tema tocaron con insistencia hasta la muerte del panista, mentor de Felipe Calderón.
Del destierro al poder de nuevo
A pesar de que Ernesto Zedillo lo “desterró” del mundo político durante todo el sexenio, Manlio Fabio Beltrones siempre estuvo presente en la vida del PRI y en el círculo rojo.
Concluido el sexenio de Zedillo, Beltrones se convirtió en diputado federal, donde protagonizó duras batallas con Elba Esther Gordillo y Emilio Chuayffet, dentro del PRI, pero también contra el entonces presidente Vicente Fox, con quien ni siquiera se dirigía la palabra en los actos protocolarios en que asistía en representación de la Cámara de Diputados.
Con Fox Quesada vivió el único episodio de una controversia constitucional entre un Presidente y los diputados por el Presupuesto de Egresos de la Federación.
A pesar de que el tricolor perdió mucho en 2006, al grado de caer hasta la tercera fuerza política, el hoy presidente del Senado contribuyó al reposicionamiento de su partido, valiéndose del colmillo político adquirido en sus años de militancia.
Sensible a los argumentos, el senador Beltrones hace política desde la caballerosidad, muy agotada en estos tiempos. Es generoso y cultiva la lealtad como distinción de madurez política.
Pasó de los acuerdos al choque con el Ejecutivo
En el Senado, Manlio Fabio Beltrones aprovechó la ventaja de tener como compañeros de grupo parlamentario a personajes como Francisco Labastida, Jesús Murillo, María de los Ángeles Moreno, Rosario Green y Carlos Aceves, para reposicionarse como fuerza política.
Entonces la polarización entre el PRD y el PAN puso a los priistas la oportunidad de demostrar un nuevo rostro como partido opositor responsable, proclive a los acuerdos y a evitar la parálisis política, lo cual quedó demostrado en la construcción y aprobación de reformas que parecían imposibles: hacendaria, pensiones del ISSSTE, electoral, petrolera, financiera, judicial y diversas de seguridad pública, reformas en las que Beltrones en el Senado y Emilio Gamboa en San Lázaro, fueron factor clave.
Promover un partido de diálogo lo llevó a tener derecho de picaporte en Los Pinos; de hecho, Excélsior documentó en un reportaje la colaboración entre Beltrones y Calderón en abril de 2008, año de la reforma petrolera.
Sin embargo, la cordialidad entre el gobierno de Calderón y el priismo de Beltrones terminó cuando en julio de 2009 el PRI ganó prácticamente todos los procesos electorales, al arrancarle dos gubernaturas al PAN y la mayoría en San Lázaro.
Entonces el panismo en el poder desplegó una estrategia diferente: voltear a ver a su reciente adversario, el PRD, para contrarrestar el creciente poder electoral del PRI, y propiciar la polarización entre los priistas del Senado y los de San Lázaro.