Desde temprano hubo indicios de que la noche sería espectacular y el goce desbordado. La gente comenzó a llegar desde las dos de la tarde para la inauguración y el posterior recorrido por todos los stands de las mejores casas vinícolas del país y de Estados Unidos; los del bacanora, ese orgullo de la destilación sonorense; las cervezas artesanales y toda la gama de exquisiteces gastronómicas para maridar: carnes, pescado, mariscos, conchas, comida regional y fusiones desde lo popular hasta lo extravagante…
Estaba allí desde temprano el creador del Vino Fest, el empresario Roberto Lemmen Meyer para recibir a los invitados especiales: autoridades de los tres niveles de gobierno, civiles y militares. Allí llegan los senadores Lorenia Valles y Heriberto Aguilar, los mandos de la Marina Armada de México, el secretario de Economía y Turismo, Roberto Gradillas; la representante de la alcaldesa Karla Córdova, así como empresarios siempre comprometidos con este evento que tuvo como coronación de la noche el concierto de Manuel Mijares, que para las diez de la noche ya tomó a los miles de asistentes bien entonados para corear a voz en cuello todas sus canciones.
Previo al concierto, y mientras el público se paseaba entre los stands degustando los vinos que habría de adquirir más tarde; las cervezas o el bacanora para afinar la garganta, los bocadillos exquisitos, debajo del gran domo instalado por primera vez para mejorar la experiencia gozosa, desfilaban los grupos que amenizaban la tarde: Mark Mulligan, un gringo que le canta al mar y la arena desde sus ritmos country; Guajira Son y sus ritmos salseros y tropicales que antes de la puesta del sol ya tenía bailando a medio mundo; Silencio de Blanka, un grupo guaymense que llevó a la concurrencia a un paseo por la nostalgia de la música romántica, y A manera de café, un grupo hermosillense que con sus baladas le dejó puesta la mesa a Mijares.
Lo que siguió fue una gozadera. En uno de los pasillos bajo el atiborrado domo, las parejas tiraron al aire todas las inhibiciones y lo mismo se acurrucaban en un baile ‘de cachetito’ que brincoteaban en la rocanroleada fresona.
El público bailó y cantó bajo la luna menguante y disfrutó cada uno de los éxitos y las bromas del veterano cantautor que coronó esa noche espectacular en San Carlos, donde según cálculos extraoficiales se rompió récord de aforo en el Vino Fest, un evento en el que Roberto Lemmen Meyer parece empeñado en ponerse la vara cada vez más alta con la organización y la cartelera. Si usted no ha asistido a esta experiencia, no sabe lo que se está perdiendo.
Veremos con qué nos sorprende el Vino Fest 2026…