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¿Por qué todos van contra Beltrones?

La columna que publica hoy Excelsior, de Ricardo Alemán, alude al sonorense Manlio Fabio Beltrones, el senador de gran influencia en la política mexicana y autor de gran parte de una reforma fiscal que muchos alabaron, pero al ver que crecia políticamente, ahora atacan. Así lo explica:

CD. DE MEXICO.- Sobrevino la reacción natural de mezquindad, pequeñez y mediocridad política, no fuera a ser que los electores decidan premiar a sus autores

Ricardo Alemán

 Seguramente muchos ciudadanos han escuchado que un sector del PRI presentó una nueva iniciativa de reforma fiscal. Posiblemente otros tantos saben que esa reforma la formuló el senador Manlio Fabio Beltrones, quien la elaboró junto con el también senador Francisco Labastida.

Y es muy probable que todos hayan escuchado el estruendo que se ha generado en torno a una iniciativa de reforma que, aún sin nacer, ya generó una guerra político electoral que exhibe, como pocos foros, la mediocridad de la clase política mexicana. Pero vamos a explicar el asunto con peras y manzanas.

En su momento, la novedad fue que un partido político colocado del lado de los opositores al gobierno federal, el PRI, se pasó casi todo un año de trabajo en la elaboración de una reforma fiscal que fuera capaz de elevar de manera considerable la recaudación, por la vía de la redistribución de las cargas impositivas.

Lo novedoso fue que cuando se anunció esa reforma, no sólo fue aplaudida por un sector del PRI, sino que se dijeron satisfechos nada menos que Felipe Calderón, el Presidente de México, y Marcelo Ebrard, el jefe de Gobierno del DF y presidenciable con una creciente aceptación.

Pero la novedad ya no fue tanto, cuando desde todos los sectores, todos los partidos, los gobiernos y los grupos de interés —que afilan los cuchillos y aceitan los fusiles para la contienda de 2012— se percataron de que la iniciativa presentada por el PRI era mucho más que una reforma fiscal destinada a beneficiar al gobierno en turno, a los ciudadanos y en general al desarrollo del país. Se trataba de una reforma que, de aprobarse, estaba destinada a convertirse en una poderosa herramienta político-electoral.

Y entonces sobrevino la reacción natural de mezquindad, pequeñez y mediocridad política —sentimientos desatados por la fiebre electoral y que recomiendan desechar la iniciativa, desacreditarla, sepultarla y, si se puede, hasta acabar con los padres de la reforma—, no fuera a ser que los electores la perciban como una iniciativa positiva y decidan premiar a sus autores. ¿Y quiénes son los padres de la criatura, de la iniciativa de reforma fiscal?

Como ya lo dijimos, nada menos que los senadores Manlio Fabio Beltrones y Francisco Labastida. ¿Y eso qué?, podría incitar algún curioso. Pues casi nada, que Beltrones es un potencial candidato presidencial del PRI —que, como pocos, entiende que, en política, el último minuto también tiene sesenta segundos— y que una reforma como ésa, de ser aprobada, le daría un bono electoral adicional. Pero, además, en la lógica de la geometría de partidos, resulta que ni el PAN ni el PRD están dispuestos a que el PRI les tome ventaja frente a los electores, con una reforma que podría ser un paso importante en materia fiscal.

Por todas esas razones, cuando apenas se había terminado el proceso de gestación de la reforma, aparecieron por todas partes aborteros dispuestos a impedir su nacimiento. Por increíble que resulte, desde el PRI vinculado a Enrique Peña Nieto, pasando por el PAN y el gobierno de Felipe Calderón, sin olvidar al oportunismo dizque de izquierda, con AMLO y Marcelo Ebrard, todos descalificaron la reforma. Ya sabemos por qué en forma colectiva se intentó el aborto. Ahora la pregunta es otra: ¿Por qué el miedo? ¿Por qué repentinamente todos se apresuraron a echarle tierra encima?

Porque el PAN y Felipe Calderón, el PRD y sus adalides —AMLO y Marcelo— y hasta el propio Enrique Peña Nieto, saben que los electores mexicanos de hoy —en proporciones considerables— conocen el valor del premio y el castigo a los políticos y los gobernantes; conocen el valor del voto. Y saben que una reforma como ésa se podría traducir en imagen, aceptación, votos… Si fuera tan mala como dicen, no haría falta siquiera ocuparse de ella.

Por eso, cavernícolas vinculados a AMLO reventaron en la UNAM la presentación que había previsto Francisco Labastida, hace dos semanas; por eso AMLO la descalificó en tono delirante; por eso el PAN anunció que no pasaría y, por eso —en una vergonzosa patinada—, Marcelo la elogió y luego la descalificó. Todos van contra Beltrones, porque vivimos tiempos de canallas, pero también de mezquinos, mediocres, enanos… Vivimos tiempos electorales. Al tiempo.

EN EL CAMINO.

Continúa la pelea en el PRD. Lo cierto es que en la negociación que se dio durante 48 horas, el eje de los acuerdos fue el jefe de Gobierno, Marcelo Ebrard, quien se perfila como el jefe real del partido amarillo.