+ Sobrevive semana de inestabilidad
GUAYMAS, Son.- En una esquina del puerto una mesa captaba firmas para que Ernesto de Lucas pueda respaldar su petición de reducir tarifas eléctricas para los sonorenses, pero me sumo al pensamiento de la ciudadanía: eso no sirve.
Hasta en eso está rebasado el legislador federal, pues el año pasado hizo lo mismo que Antorcha Campesina y mucho antes, el ahora regidor Roberto Maciel, quien reunió 50 mil rúbricas, las puso en el propio Congreso de la Unión y… nada.
Comparto el criterio de amas de casa que sugieren al diputado dejarse de cosas e innovar para ver si nuevos pasos permiten llegar a buen resultado, porque su tarea actual es inútil. Que aburrido pues, el “Patolín”, que desde su desaparición del escenario político con los nuevos tiempos, no haya de dónde aferrarse para mantenerse en el pandero.
Pero quien no batalla es Jesús Alberto Cano Vélez, el otro legislador federal que este viernes informará de su trabajo en un acto en Hermosillo ante millares de seguidores que ya lo ven en el Senado de la República. Guaymas aportará al menos 200 simpatizantes en el Akustics Poliforum, en la capital.
La diferencia entre ambos es que el “batracio” pertenece a un establo que bajaba de los templetes a quienes como Cano Vélez, ahora los montan y pasan el cernidor. Eso no lo asimila el de Magdalena.
Como no se asimilan, centrándonos en Palacio Municipal de Guaymas, la cosas que ocurren en esos pasillos, donde las intrigas iniciadas el 5 de julio de 2009 no terminan e hicieron olvidar a los funcionarios que primero está Guaymas, luego su interés personal.
Esta semana “tronó la bomba” que nunca quiso ver el secretario del Ayuntamiento Alonso Arriola y que muchos dicen, ayudó a crear el tesorero Carlos Dueñas, jugador de dos aguas que alienta la candidatura del segundo de a bordo de la comuna para buscar en 2012 la alcaldía, y por otro se le pega al alcalde César Lizárraga, ahora que el desencanto generó amenazas del Arriola del cuento, de que “si me voy yo, se va el César”.
Así, “el César”, no el alcalde, no el Presidente Municipal, como se han referido siempre a él en esa falta de respeto que solo la bonhomía del representante de los guaymenses toleró tanto tiempo, debió actuar para convencerlos de quién ganó la elección y para qué.
El tesorero, indefinido como es, entró en conflicto con ambas partes y será el primero en explotar, al margen de que se vaya o no Arriola, quien perdida la confianza del panismo ya no será el gran poder azul de la ahora desolada casa de piedra.
El panismo estatal se los llevó a Hermosillo y midieron fuerzas. Hay peticiones de zanjar el lío haciendo rodar cabezas de ambos lados. Si el alcalde corre a Alonso y su numerosa familia en la nómina –ya renunció su esposa y pronto lo haría una hermana --, debe despedir a la operadora grilla enviada por diputados azules al marcaje personal de la administración, la empalmense radicada en Hermosillo Dalia Laguna.
También al obregonense radicado en Hermosillo Manuel Millanez, jefe de prensa, y bueno, ya que de pedir se trata, quieren en el cadalso a Bibian Bellot (Atención Ciudadana), Pablo Vielledent (Promoción Económica), Miguel Ramírez (segundo en Desarrollo Social), Joel Robles (Asuntos de Gobierno), Ricardo Valenzuela (Control Urbano) y hasta Iveth Guerrero Padrés (Contraloría).
Cabeza de la disidencia es, por supuesto, Arriola, alentado –queriendo o no, pues sólo quiere conservar el hueso—por el tesorero, el jefe de Desarrollo Social Roberto Romero –empalmense enviado de Hermosillo—y quieren involucrar a Jesús Morales (Infraestructura), pero no es por allí.
Pero sí llevan entre los pies a los regidores Martha de la Rosa, Blanca Sánchez, Marisela Rodríguez, Elvia Amparo Ruiz y Francisco Ponce, e incluya al ex petista y hoy `libre´, Roberto Maciel, junto con priístas como Ricardo Manjarrez, dispuesto por supuesto, a tirar bolas a los pinos.
Ya les bajaron una rayita en Hermosillo. Guaymas espera a resultados, pues al margen de quién se vaya o se quede, se demostró qué querían los amigos y principal apoyo de César Lizárraga: no es la ciudadanía lo que les preocupa, sino su bienestar, su política de que “está más cerca el diente que el pariente” y por ello, a un año de finalizar el trienio, son el principal obstáculo del alcalde cuya principal lucha es contra el “fuego amigo”, no contra el natural ataque de otros colores. (Tomado de EXPRESO)