CD. DE MEXICO.- La militancia que representa al PRI en el DF ya se enquistó en el escueto poder que le han dejado el PRD y el PAN, y hoy más que nunca se reúsan a mover un dedo para ir en busca del voto ciudadano; porque como el PRD en algunas elecciones, en la capital del país la actitud de los priistas muestra que quieren ganar perdiendo.
La inactividad del PRI en el Distrito Federal en los últimos 15 años ha dejado en un letargo profundo al partido tricolor en la capital mexicana, lo que les ha impedido volver a estar en los primeros lugares de preferencia electoral; como sí lo han logrado grupos priistas en otros estados de la República, donde el repunte del partido ha sido una realidad; no obstante el desprestigio que sigue arrastrando el partido.
Aunque es justo decir también que así como el Partido Revolucionario Institucional está muy desprestigiado como ente político y como gobierno; de esa misma manera el PRD y el PAN no gozan tampoco de la confianza de la ciudadanía.
Todos los partidos políticos en México son mal vistos por la sociedad en su gran mayoría; precisamente porque en la práctica han demostrado, todos: falta de compromiso social, ineficiencia, ineptitud y compromiso con intereses ajenos a la sociedad.
No obstante, en el caso particular de la capital de México, es notorio que el trabajo de las huestes del PRD han sido más activas en el trabajo con la colectividad y eso le permitió al partido, en un primer momento, ganar las elecciones, y en los años que siguieron, mantenerse en el poder. Y en este 2012 todo indica que volverá a gobernar, pues el avance del PAN es lento y el PRI está inactivo.
Una muestra concreta y muy lamentable de este panorama es el grupo de jóvenes priistas Agenda Juvenil, que se han contentado con hacer acto de presencia en mítines del partido, menear una banderita distintiva de la organización y sonreír a los candidatos para recibir a cambio una paga en especie, en moneda o en candidaturas a cargos públicos; que todos saben, nunca ganarán si su trabajo se limita a mover una banderita.
Sobre este hecho, el punto no es que el PRI gane o pierda las elecciones, la cuestión es que realmente indigna que siendo jóvenes los que conforman ese grupo priista, el futuro para el país se vuelve más incierto, en tanto que los aspirantes jóvenes a gobernar u ostentar cargos públicos están corrompidos ya desde temprana edad.
Cundo en la tradición, ser joven representa esperanza, revolución, idealismo, compromiso, acción y otras cualidades que abren una posibilidad de mejoría; pero de plano en el caso del PRI-DF, la militancia joven ya se ha alistado a seguir viviendo del presupuesto sin hacer más que menear pancartas y servir de relleno en mítines políticos; lo cual no sirve ni al PRI y menos a México.
Esta es una razón por la cual el PRI no ha ganado en el D.F, ni el gobierno ni un número significativo de curules en la asamblea de representantes, como si lo ha logrado en otras entidades y en los congresos locales; porque en la capital del país el partido lo integra militancia conformista que ya no cree en los procesos electorales y por ello ha renunciado hasta al quehacer elemental de un partido que es el activismo político.
Y en estos momentos electorales, cuando los partidos políticos se acuerdan de que existen los ciudadanos y los buscan casa por casa en espera del voto para sus candidatos; en el D.F. la militancia priista que actualmente sobrevive como refugiada en el gobierno perredista, ha pasado a ser la peor opción, a menos de que se renueve.
El PRD no es la mejor opción tampoco, menos el PAN. Pero hacer el esfuerzo, convencer, ganar votos, ser parte del activismo político no debe fallar en ningún partido como parte de su quehacer. Y si un partido no hace ni esto qué se puede esperar entonces de la práctica política en México; una debacle más no sólo por la desconfianza e incredulidad de la gente acerca de la validez de su voto en las urnas, sino porque ni los partidos políticos creen ya en ese juego que ha costado millones de pesos a la sociedad mexicana.
Y es que se diga lo que se diga, en la historia moderna de México la alternancia política ha sido una realidad. Aunque la transición no ha sido favorable para lograr un país más justo, ha sido un enorme paso para trascender dictaduras perfectas como la que ocupó el PRI por 70 años y ahora pueden seguir el PAN y el PRD en sus respectivos nichos, si la actividad de las fuerzas políticas se detiene como en el caso de la militancia del PRI en el DF hoy en día.