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Diputados groseros

GUAYMAS.- Imbécil: palabra que define a una persona como alelado, poco inteligente, que molesta haciendo o diciendo tonterías y el término se usa como insulto. El maestro Manuel Madero Valencia, tránsfuga del gis que con su actuar como líder del SNTE seguramente ya aseguró puerta cerrada en el cielo, sabe perfectamente lo que dice al usar el término.

Peor, si no. Dará razón a quienes dicen que el sindicato del señor en mención es solo medio para enriquecer a unos cuantos violentando los derechos de muchos que ni protestar pueden cuando no es para beneficio de esos pocos.

Ya tiene antecedentes de grosero el señor Madero. Al salió con la bobada de volver monumento histórico el estadio hermosillense, insultó al panista Enrique Reyna cuando le respondió que “si tumbaron el Yankee Stadium, no van a tumbar el Héctor Espino”. Ni siquiera era formal la charla, pues don Madero es payasón, habla mucho, pero su mecha es escasa. Cacique, pues.

 Por supuesto, jamás entenderá que cuando insulta al mandatario que los sonorenses escogieron para este sexenio, insulta a mucha gente. Y no lo entenderá porque sus liderazgos son eso, insultos. En un país como el nuestro, el cacicazgo los impone –esquemas en desaparición, decía Pancho Búrquez-- y cuando alguien protesta, reprimen, así que si se queja de golpes, es sopa de su chocolate.

No justifico pleitos personales cuando se trata de defender derechos de la gente, pero por favor, seamos claros: ¿Cuánto tiempo se defiende a la gente y cuánto tiempo el interés personal o de quien los puso, en el Congreso? O en algún restaurante o bar donde este año quieren gastar ¡90 millones de pesos! para dialogar y resolver asuntos “a favor de los sonorenses”. Si chucha.

Por cosas como esa, por cuánto le tocará a cada quién, es que algunos diputados tienen parado al Congreso. Irresponsabilidad pura pues, como lo planteaba el empalmense Moisés Laguna, a quien no le concedo gran capacidad, pero al menos siente vergüenza del papel de los legisladores.

Perdón, pero molesta que cuando falta talento, sobrevenga el insulto. Respecto a su hermano, si llegó por méritos al puesto que debió dejar, mal que haya represalias. Pero si fue recomendado como hacen los hermanos de los líderes magisteriales gangsteriles, no debe quejarse.

Escándalos en ingresos

Ulises Robles es un trabajador de la oficina de Ingresos del Ayuntamiento, que me recordó el caso del empresario agresor y discriminador de un trabajador del edificio donde vive.

Quieren correrlo y lo acusan de agresión por responder a los insultos de un cacique nazi llamado Alberto Navarro, un señor que gana 15 mil pesos mensuales en nómina y me dicen que posee un Chrysler Charger de medio millón de pesos, fuma puro y escupe por un colmillo.

Abusa de la gente, de los empleados y se jacta de que nadie le puede decir nada –ni usted, señor Presidente Municipal, ni el tesorero—porque para eso “se  mocha” de lo que cae en su actividad. Urge una investigación. Es herencia de la pasada administración y sabe todos los vericuetos del cobro de impuestos y derechos y habría respuesta a la queja de Marcos Morales, el titular, quien expuso que en 2011 por “acuerdos” que sabe quién autorizó, se dejó de cobrar –por el Ayuntamiento-- el 15% de estas percepciones. Un mundo de dinero.

Bueno, pues don Alberto dice que ese negocio es suyo, asociado con otros emisarios del pasado. Supongo que no lo saben las autoridades, por eso Guaymas está sucio, en mal estado y no hay dinero para promoción.

En uno de esos arranques frecuentes, cuando está “bajo mucha presión”, Ulises le pidió respeto, pero ante más gritos, lo tomó del cuello y le dijo que tendría que responderle como hombre. Lástima que Navarro no sabe qué es eso y llamó a la Policía, que llegó a la oficina y viendo como estaban las cosas, un agente le pidió cordura. Pero tiene influencias, dijo, e hizo que el Ministerio Público llamara a cuentas a Ulises y podría ir a prisión. Por lo pronto, ya está fuera de esa oficina… por defenderse del energúmeno que habla de corrupción rampante cuya cúspide se llamaría Carlos Dueñas. Así cómo pues.

De paso, Teresa Arriola, a quien por fin Dueñas sacó de Palacio y le quitó la jefatura de personal, no pudo llegar a la oficina de ingresos. No la quiere allí el “zacatecano” Navarro, porque “le va a decir todo a su hermano”. Tere es hermana de Alonso Arriola, quien dicen que mandaba en Palacio, por eso terminaron echándolo. (TOMADA DE EXPRESO)