GUAYMAS, Son.- Magnífica reacción generó la asunción de Rosario “El chayo” Rodríguez Quiñones como líder del PRI estatal, seguramente porque el dirigente obrero es hombre de lucha y conciencia social necesaria infaltable en una cabeza de grupos, de trabajo permanente mostrado desde sus años mozos cuando dirigió a la juventud precisamente, en el priísmo.
No tiene entonces, por qué caer mal un liderazgo de tan buenos augurios, afines a lo buscado por el partido, el trabajo y la unidad, objetivo común que los llevaría al triunfo. Lo celebro por “El chayo” y por el PRI que hace mucho no le atinaba como ahora.
El nuevo dirigente será factor de unión en esas siglas que batallan para los acuerdos, cual ocurre con la selección de candidatos al Senado, donde ya se dijo que estarían Claudia Pavlovich y Ernesto Gándara, pero resulta que a alguien del sur no le gustó y quiere comer barbacoa, pese a ser el `ovino´ el bueno a la hora de jalar votos. No apoyarse en él atraerá derrota.
A menos que, como en 2006, se busque perder, que ganen los de enfrente, donde hay miuras como Pancho Búrquez, quien por cierto, se “amoreiró” bailando en sus mítines. No necesita eso el hiperactivo empresario para ganar. Déjele el bailongo a los “moreiras”, no vaya a salarse y le caiga el mundo encima como ocurrió al ex dirigente nacional del PRI y muy cuestionado ex gobernador de Coahuila.
Alternativa tricolor serían Roberto Ruibal y el “Pato” de Lucas, pero aún con moñitos y florecitas, la verdad es que su antecedente no son así como para generar simpatías y arrastrar multitudes, por más que el `batracio´ aparezca en la foto con Peña Nieto. Allí, es mérito ajeno, no de él.
En cuanto a las diputaciones, vale más que empiecen a pensarla bien los aspirantes. En el panismo, por ejemplo en el 04 donde se origina esta columna, resalta la ventaja del ex delegado de Sagarpa Fernando Miranda Blanco.
Miranda la lleva de calle, dado el aprecio ganado en sus recorridos por los 39 municipios del extenso Distrito. Cercano al final de la interna azul, hará lo propio en Guaymas y Empalme para cerrar con broche de oro y luego ganar la constitucional. Y lo haría muy bien, por ser gestor nato como lo confirman pescadores, mayoría entre los votantes, y campiranos. Y es un tipazo como persona.
Tendrá PAN sede guaymense
Hace dos lunes amigos y familiares de Francisco Lucero Meza, dirigente del PAN en Guaymas, se preocuparon por la versión de su desaparición. El vulgo hasta especuló sobre un “levantón” por un comando armado, o una crisis por un mal cerebral que le corrigen, y cosas así.
Solo fue, dijo Pancho, el problema que le provoca dolores de cabeza y lo obliga a tres días en un hospital y tres o cuatro más descansando, como ya ocurrió dos veces antes por obligación médica, pero antes no estaban cerca las elecciones.
No tiene por qué mentir. Y reaparece con anuncios en grande: cumplir el sueño panista de tener sede propia, gracias a la generosidad del regidor Francisco “Pío” Ponce, quien donó el suelo y gestiona recursos para levantar el edificio, por unos 3 millones de pesos.
No tiene tanto dinero el edil que suena para suplir a César Lizárraga si el tambaleante y escurridizo alcalde decide aventurarse por la diputación local –dicen que para evadir el juicio ciudadano de septiembre—, pero gestión ante amigos y militancia alcanzará la meta, ofrece. Bien.
En cuanto a César, debe buscar la plurinominal –regalo a políticos que no ganan--, porque si va por la elección, perderá la interna, lo indican los números que ya conoce; si llegase a julio, lo aplastaría cualquiera de los priístas Pedro Romano, Susana Corella, Marcos Ulloa, Ramón López u otro peso completo tricolor como ellos.
Tan bien que iba el alcalde, pero se dejó llevar y dejó la iglesia en manos de Lutero, en este caso Carlos Dueñas y antes de la traición al ex secretario del Ayuntamiento por parte del tesorero “carne de Contraloría”, se agregaba Alonso Arriola.
Finalmente, felicito al grupo que lideran Héctor Padilla, Jesús Fajardo y Rafael T. caballero, donde se suman distinguidos personajes preocupados por Guaymas. Cada miércoles desayunan para planear como hacer algo por el pueblo que si no fuera por esta gente, fuera un ente descabezado.