GUAYMAS, Son.- No es raro sentir de pronto que algo se mueve en suelos guaymenses, ubicados como estamos en zona sísmica que abarca todo el litoral, pero cuando se superan promedios, todos nos asustamos.
Hace 3 o 4 años hubo un sismo similar en la zona donde al comenzar este jueves se registraron dos principales y varias réplicas. Aparentemente no hubo daños, pero prefiero esperar un dictamen que elaboraba Gerardo León Soto, de Protección Civil, quien tiene reportes de algunas fallas y ranuras en viviendas de varias colonias.
También, grietas nuevas en el olvidado Palacio Municipal sobre el cual existen recomendaciones de desalojo pero nadie parece sentirse responsable de las advertencias hechas por el Instituto Nacional de Antropología e Historia. Hasta el descenso de la marea en sitios como Miramar, llamaron la atención por un posible maremoto, pero no.
Quizá no tengamos una oficina ejemplar de Protección Civil en este puerto, pero reconozco que el Estado se puso en alerta pronto y toda la mañana de jueves estuvieron técnicos de SIDUR y los que comanda Rodrigo Rosas, revisando lo necesario para determinar posibles daños. Si los hubo, al menos no fueron visibles, pero lo que sí es visible, es la capacidad estatal de respuesta.
Otros temblores
En cuanto a temblores políticos, por fin terminó la precampaña de los partidos para seleccionar candidatos, tarea cara e inútil, pero de alguna forma hay que justificar prerrogativas y la vigencia de tal o cual personaje.
Lo que queda claro, es que en Guaymas buscan la alcaldía dos personajes que dada su capacidad y criterio, auguran justa lid, ajenos a campañas negras y proponiendo, como objetivo principal hacia el cargo al que aspiran.
Esa es la impresión que me deja Manuel Aguilar Juárez, un empresario escogido por el PAN para lavar la afrenta hecha a los guaymenses por el garrafal error al que lo condujo la improvisación de hace tres años.
Es curioso, pero pese a que todos los guaymenses critican acremente al alcalde que ya desertó para intentar refugio en un fuero local, hablan bien de Aguilar, quien no se deja llevar por el canto de las sirenas y tiene clara visión de lo que busca y para qué.
En cuanto a su rival del PRI, Otto Claussen dista de ser improvisado, tiene madurez y experiencia. Preciso en sus conceptos, fue ungido candidato la noche de miércoles y ya está encarrilado, sin riñas con su rival interno Jesús Aguirre, quien desde declinaba al confirmar que no le alcanzaba su capital para imponerse a un político de peso completo como el de apellido germánico.
No fue igual entre Aguilar y el inmaduro Oscar González, quien pésimamente asesorado quiso pelear, pero torpe. Hoy hasta su expulsión de sus filas piden los panistas. Es lo que ocurre con el aspirante azul a diputado local, quien rodeado de aduladores --aduladoras en su caso, qué caray-- le hacen gastar y hasta le han diseñado un esquema electoral que le venden a todos los partidos sólo él ha caído, como escandalosamente cayó en las encuestas del propio PAN.
Otto Claussen no critica a don Manuel, y Manuel no lo hace contra Claussen. Un reportero quiso incitarlo, pero encontró esta respuesta: “yo hablo de mí, de Otto, que hable Otto”.
En cuanto a los aspirantes a diputado federal, ayer Antonio Astizarán hablaba de proyectos, gestiones, trabajo, figuras útiles para decir lo que hará si gana la diputación federal del 04 Distrito, y es el único que lo hace. Marcos Ulloa, aspirante de la izquierda algo deja ver, y apenas conocimos a Fermín Trujillo, quien confía mucha en la estructura magisterial para ganar.
No obstante que el PAN tiene candidata, Leslie Pantoja, quiere que los votos azules se vayan a su causa, aunque no vía alianza formal, pero sí de hecho a la hora de ir a las urnas. Si logra atraerlos, tiene posibilidad. Pero es una rara forma de jugar.
Mientras tanto, parece recuperarse la cordura en San Carlos, donde un particular quiso apropiarse de una calle y olvidó que por allí se llega a un hotel, restaurantes, condominios y demás, lo cual ya le hizo ver la autoridad y los afectados que lidera el hotelero Eduardo Lemen Meyer. Volvió la autoridad, es la moraleja que aprendió un regidor involucrado en el prepotente paso. (Tomado de EXPRESO)