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Lizárraga fué un fraude, por eso se fueron

GUAYMAS, Son.- Cosas inesperadas ocurren en el intenso juego de fuerzas de una campaña política, por muchos viven la pasión que por fortuna, no se ha desbordado y al menos aquí, tampoco tiene por qué.

Pero si usted me dice que no era esperado un paso como el que dieron una veintena de líderes de barrios al abandonar las filas del PAN, se equivoca. Pidieron su inclusión, los volvieron adherentes a ver si pasaban la prueba del ácido, pero no.

Ayer anunciaron que se van a apoyar el proyecto de Otto Claussen Iberri, al candidato del PRI a alcalde a quien no deben pichicatear su capacidad política ni el éxito de sus desempeños previos. Hacerlo, es la práctica del avestruz.

Varios de los desertantes hasta este sábado azules –cuando se fraguó el retiro anunciado—se la juegan. Son empleados municipales que podrían ser despedidos por ello, pero esperan que si eso ocurre también habría repercusiones, pues es modus operandi de los asesores de plástico que rodearon al ex alcalde César Lizárraga, las de una mano armada con un látigo y la otra abierta para sumarse al saqueo de la arañada caja de la tesorería guaymense.

A ver qué hacen ahora Dalia Laguna y Lizeth Ulloa, para justificar los recursos que les entregó el frívolo ex alcalde César Lizárraga para retener a estos grupos a como diera lugar, como si todo fuera dinero.

Que Claussen reciba a las ovejas perdidas con aplausos es natural. Es más gente a su causa y confirma la imagen dejada por el desertor ex alcalde que ahora, lamentablemente, se dedica a engañar gente queriendo alcanzar una inmerecida diputación local, seguramente para seguir promoviendo pavimentos malos y muy caros para favorecer más al “cártel de los ingenieros” del cual es uno de los capos.

El Directivo Estatal del PAN tendrá que meter lupa en la situación, para no llevarse un susto ahora que la embarcación en la que navega Manuel Aguilar está a punto de arribar viento en popa a puerto seguro.

El Comité Municipal panista no puede darse el lujo de minimizar la deserción presentada. Lo lamentó como debe ser, Francisco López Lucero, pero acepta que no es fortuito el paso, pues lo indujeron.

No toca el tema que culparía primero al desastre provocado por Lizárraga a cambio de inchar sus bolsillos al lado de sus cómplices encabezados por Carlos “El perro mocho” Dueñas, pero acepta que los quintacolumna han hecho su labor. Acepta por fin lo advertido desde hace tres años.

Resulta que el frustrado aspirante a candidato Oscar González y su “José Córdova” particular, Héctor Hernández, fraguaron la deserción y querían más, pero también fugan información y hasta prestaron un espectacular para uso de Claussen en el techo del Comité Municipal panista que rápido quitó –lo cual no ocurre con los suyos-- el Ayuntamiento de Mónica Marín, encargada de lo que queda de una autoridad que pasará a la historia por su ineptitud e irresponsabilidad. Y corrupción, claro.

Por eso en una semana estará de patitas en la calle Oscar y su escudero, aunque el daño ya está hecho. Hoy la recomendación sería el deslinde de los personajes que compran voluntades porque ya saben para qué es el dinero que debieran explicar cómo ganaron.

Es el caso del ex alcalde, porque será muy difícil para los restantes aspirantes esquivar la factura de los últimos tres años. Sería como negar el enojo de tanto ciudadano frustrado cuyo clímax quizá esté en comunidades como La Misa y Ortiz, que resolvieron divorciarse de la comuna. Así no se gana, aunque todavía hay tiempo.

Queremos seguridad

Celebro la organización y coordinación entre las fuerzas armadas navales y el Gobierno del Estado, porque cuando lleguen los ciclones –y cruzo los dedos para que no lleguen—estaremos protegidos por gente apta, conocedora de los detalles de prevención, apoyo en siniestros o recuperación por los daños que siempre son graves cuando nos pega una tormenta.

Estamos seguros en ese sentido, pero dejo constancia de que en Empalme, una sicosis nace a raíz de hechos lamentables presentados, como es el haber encontrado en suelos de Guaymas, pero hacia ese punto, el cadáver del periodista obregonense asesinado hace una semana.

Luego, tres cuerpos en una fosa clandestina que, como en el caso anterior, fue un caso generado en Cajeme, pero epilogado aquí. Ayer, varios ciudadanos reportaron más cadáveres. Fue falso, qué bueno, pero los nervios están tensos.

Ojalá las autoridades estatales, principalmente las que comanda Ernesto Munro Palacio, tengan la manera de descifrar el acertijo y poner las cosas en su lugar para que no se siga descomponiendo el ambiente.

De salida, hoy llegan expertos en el tema del agua potable y saneamiento. Toño Astiazarán los trae en su empeño de avanzar rápido con lo que hará cuando sea diputado federal.