+ Guaymas, escenario de violencia; Alán Jaramillo se fue por traidor; Jimena y sus priístas emboscados; Manuel Villegas será candidato en el PAN; Baja Salad, historia de éxito; Luis Vielldent no, es Servando
GUAYMAS, Son.- Visitantes, o turistas que han resuelto vivir aquí durante el invierno y unos todo el año, hablan de una buena oferta turística en este destino de playa.
Pero todos se preguntan qué pasa a partir de hechos violentos cuya cúspide se dio el jueves, una espiral violenta que mató a cuatro personas y dejó dos heridas, con un “levantón” de cinco más. Dejemos al margen los dos muertos adicionales en la comunidad yaqui de Las Guásimas con un tercer herido de bala.
Tras la escandalosa jornada, prefiero alejarme del comentario común sobre criminales en ajuste de cuentas. Me preocupa más el mensaje enviado: Guaymas se volvió violento. Presumimos de ser turísticos, pero el primer efecto de lo vivido, es alejar el turismo y afectar la economía.
Acaba de leer la recomendación del Departamento de Estado de Estados Unidos, sobre restricciones a visitar algunas regiones de México. Me molesté al ver en la lista a San Carlos y tocaría el tema desde esa perspectiva. Los hechos me obligan a cambiar de opinión y hoy solo pido a la autoridad ir más allá, lograr soluciones no para someter a las bandas criminales lo cual es históricamente imposible por la obligada existencia del bien y el mal.
Control, señores. Eso sí se puede y la convivencia junto con las tareas económicas, seguirán dando resultados.
LA “GUERRA” DEL 18
Alfonso Uribe se molestó al fracasar el intento de quitar el voto de confianza que obsequian los regidores al alcalde. Tal voto inutiliza frenos que intenten los primeros cuando el alcalde resuelve como le dé su gana cualquier cosa. Para eso es ese acuerdo.
Por eso cuando Lorenzo de Cima, socarrón, aludió a “su derrota” –cree que el regidor tricolor instigaba ese golpe --, Uribe le espeta: “ganaste, pero estás mal”. Y le muestra un documento con las bases legales que justificarían retirarle al irascible alcalde esa varita mágica.
Tragó gordo el alcalde. Como político que debiera ser, “le valió” el articulado legal. Centró su atención en apuntes de alguien que conoce. Sí, eran de Gabriel Cinco, uno de los 23 asesores legales –casi todos, definitivamente aviadores-- de la Secretaría del Ayuntamiento durante el oscurantismo creado por el tricolor en receso Alán Jaramillo.
Pronto confirmó, Lorenzo, el hecho, y su acierto al separar al Alán de tantas broncas en su año y medio de mandato paralelo. Lo defendió, pero finalmente entendió las traiciones y si alguna duda le quedaba, allí se acabó.
No solo eso. Feneció la intención de afianzar a Jaramillo con una quincena para inhibir efectos de su nueva situación de enfrentamiento social, moral, físico y hasta sentimental. Ya no es, tampoco, secretario Técnico (¿?) de la Presidencia Municipal.
Ojalá haya guardado algo de lo que habría ganado de los ingresos no contables del Carnaval, la Policía y de los que se refería cuando, delincuente confeso, detallaba cómo desviar presupuestos para no estar “comiendo mo…a” mientras otros aprovechan, cátedra de corrupción política inmortalizada en audio de profusa difusión en redes por los más interesados en reventarlo, que también ya son parte de la historia, misma que el alcalde panista intenta, quizá tardíamente, reescribir.
Eso sí, regidores panistas sobre todo, piden cuentas a Uribe por la presunta infidencia. No se vale, dicen, “regársela” al abogado Cinco, quien por orden de su jefe inmediato –Jaramillo, quien presumía controlar al Cabildo a “cañonazos”--, aceptó dar las contras al alcalde entregando armas al Cabildo insurgente para darle el golpe. Debían ocultar su participación y no le cumplieron.
TIROS RAPIDOS
1.- Jimena Jaramillo sufre persecución del nuevo tesorero municipal Enrique “El lito” Bueno Guerra, quien aporta todo el material posible para lograr que los panistas inhabiliten a la maestra presidente del PRI Municipal.
Ella libró la primera embestida por un tema de gastos a comprobar cuando era jefa de personal en el pasado trienio, pero el contralor –Douglas Taylor, uno de los acusados por tranzas en el sexenio padrecista--, le “amonestó” para manchar su curriculum y le revive otro “crimen”: adelantó media quincena a un funcionario en la pasada administración.
Es opositora y hay que pegarle, mientras el “gringo” oficial del cuento, simula no ver el mar de fracturas falsas, clonadas o gastos sin comprobar de los funcionarios actuales.
Doña Jimena cumple como regidora y se multiplica para sacar adelante su trabajo, del que vive, más la tarea de dirigir el Comité priísta local, donde hace falta que sus colaboradores metidos a chaleco, ayuden. Por ejemplo, el secretario, Gines Valentín Rodríguez, quien hace adelantada campaña y no aplaude, ni mucho menos, la labor de la señora presidente.
2.- Saludé a Manuel Villegas Rodríguez, secretario del Ayuntamiento en el trienio de Antonio Astiazarán. El tránsfuga priísta y panista arrepentido según muchos --hasta la mañana de este viernes--, me dijo que estará en una boleta en 2018.
Le interrogo por cuál partido, o si será independiente. La respuesta adosada con enfado, fue: “Pues por el PAN… yo soy panista”.
Varios panistas, incluso del Directivo Estatal, me han dicho que Manuel traicionó y se fue, por eso le dije que su panismo no tiene aval. Lo rechaza y reitera, estará en la boleta, buscará un cargo y será “por el PAN”.
Preguntaré a Santiago Samaniego Rebollo y su gente, pues no lo quieren en el Comité local porque no es panista, alegan; si pudiera también se lo preguntaría al alcalde Lorenzo de Cima, quien entre allegados acepta que el diputado local vive hoy –y podría “reventarle”-- difícil circunstancia político-legal derivada de su actuar en el pasado. Algo sabe, pues.
3.- Una historia de éxito se dibuja en el esfuerzo de la familia Romo Grajeda: Israel, Rita y sus hijos Luis y Patricia.
Incursionaron en la gastronomía y crearon Baja Salad, firma que 2 años después llegó a Ensenada, donde Patricia está a cargo. El avance los acercó a inversionistas de la Ciudad de México y con orgullo regionalista justificado, celebro que la firma ahora como franquicia, llegue a la capital y comience a probar el éxito.
4.- Luis Vielledent vive en Villa de Miramar. No lo pelaba el alcalde y Miguel Quiroz se hacía pato incluso dejando que cortaran el teléfono de quejas de Servicios Públicos Municipales, y resolvió por su cuenta.
El impuesto predial que paga no sabe en qué se aplica, pero no quiso averiguarlo y arregló el alumbrado del parque público frente a su casa, retiró maleza, cortó el pasto y pintó la cancha deportiva, con apoyo de vecinos al buen ejemplo. El reconocimiento creció entre los guaymenses. Hasta entonces el Quiroz que solo barre e ilumina donde estará el alcalde, lo visitó y se puso a sus órdenes.
Hoy, hasta lo candidatean, pero aclara que solo busca buena imagen de Guaymas y ayudar a fomentar sanas prácticas entre los jóvenes, así que por allí no es.
En todo caso, debiera apoyarse a una de sus bujías en la mejora barrial: Servando Rodríguez. El sí, recibió una oferta seria para encabezar una planilla independiente por la alcaldía, lo cual hace ver, no necesariamente debe alguien estar en un partido o trabajar para un político, para ser oferta útil en una papeleta. Tal vez ese sea el futuro en Guaymas.