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Estas líneas...

+ El semáforo de Marcial y el bebedero de Lamarque; no quiere ser gobernador, pero gana sus encuestas; obras, las de Hermosillo; se sabía, pero revienta y escandaliza caso de corrupción

 

GUAYMAS, Son. - Javier Lamarque me recordó a Marcial Bazúa, alcalde panista que rompió la hegemonía del PRI en Empalme al derrotar al líder ferrocarrilero Ricardo Baro Enríquez, acabando de paso con el cacicazgo del sector del riel en esos años de incipiente neoliberalismo, destructor de cuanta organización social encontró en el país.

Marcial instaló un semáforo. Recuerdo la jocosa columna de Manuel Gutiérrez describiendo el alboroto popular porque la ciudad jardín –entonces sí lo era--, tendría el aparato colgante de tres luces en un crucero de cuyas calles olvido el nombre. Está adelantito de donde venden una horchata deliciosa junto al banco.

Fue una fiesta. Era 1980 y el ambiente pueblerino lo permitía en ese tiempo de eventos masivos en la Mutualista Benito Juárez e inolvidables bailes en el Terpsicore.

Pero Marcial ni en sueños pensaba en ser gobernador. El accidente electoral que lo hizo alcalde terminaría y retomaría su labor como el contratista que le construyó el ya desaparecido Hotel Club Med a Tavo Llano y socios, y muchas residencias en ese desarrollo de primer mundo en playa Los Algodones, luego Marina Real sobre el estero aun rico en pesca.

Sí, Lamarque me recordó a Marcial, quien con Guillermo Padrés ratificó su panismo, pero hoy es morenista. Es que el alcalde de Cajeme anunció con bombo y platillo que inauguraría un bebedero en Palacio Municipal. De veras. Algo así como el colgante semáforo de tres luces.

Es para que tomen agua los burócratas de Palacio y dejen de comprar garrafones. Se mira limpio y moderno, pero dudo que hagan fila la gente de Palacio–alcalde incluido-- para quitarse la sed o llenar la cafetera. Menos si el pueblo acude a hidratarse, pues ya ve cuanta gente ronda el lugar a ver qué encuentra y, pues, un trago de agua nunca cae mal. Ni pensarlo, ponerse en ese nivel.

En las escuelas había bebederos cuando el gobierno no se gastaba el dinero en otras cosas y me pregunto por qué mejor, el señor Lamarque, no promueve regresar eso suponiendo, claro, que el líquido enviado por el Organismo Operador de Agua POTABLE sea eso, POTABLE.

Pero se han perdido tantas cosas que mejor la dejamos allí. Para qué sumarnos a la diversión que cubre el drama, generada por un acto para presentar una obra pueblerina de 40 mil pesos, en una ciudad de 500 mil habitantes y 3 mil millones de presupuesto.

¿Así irán a ser las campañas para lo del 27?

P.D: Javier Lamarque se quejó del “bulling” y acusa a comunicadores de “mala leche”.

Ah, inspira ternura tal comentario. Pero en realidad lo hace para ocultar la mentalidad poquitera a la hora de responder a la gente, de algunos políticos como este mandatario de un Municipio donde la violencia es imparable y la sangre corre a diario.

De pilón: se mandó hacer una encuesta donde, por supuesto, él gana, sobre Heriberto Aguilar, Lorenia Valles, Karla Córdova y Adolfo Salazar, por citar unos pocos de la larga lista todavía no redondeada, por la media gubernatura de 2027.

La contraparte en eso de la mentalidad, es Antonio Astiazarán, alcalde de Hermosillo cuyo trabajo pone en alto a la capital sonorense. Hace rendir los ingresos que promueve –ejemplo, es genial eso de sortear un automóvil eléctrico--, además de ser sensible a problemas de afectados por los trabajos y no los deja solos.

Por eso el Cabildo le autorizó beneficios fiscales para comerciantes ubicados cerca del paso a desnivel que les construye en los bulevares Colosio y Solidaridad, a costo superior de 420 millones de pesos. Tardará 14 meses y eso inhibe ventas, por eso lo apoyos, que no son poca cosa.

Incluyen descuento del 100% del impuesto predial 2025; 100% en recargos y multas derivados de la falta de pago de dicha contribución de ejercicios anteriores, y descuento al revalidar licencias de funcionamiento, uso de suelo, ambiental integral y el dictamen de Seguridad. Jalan todos, así que también el Ayuntamiento.

RESCATAN EL CENTRO

Con la fría brisa hermosillense di un paseo rutinario en oficinas de gobierno y, vaya complicación: salté montículos de tierra, zanjas, hoyos, respiré polvo, pero ya se nota lo que viene.

Es que el gobernador Alfonso Durazo moderniza avenidas del Centro Histórico para recuperar la grandeza del tradicional espacio y las hará más seguras, para disfrutarlas como en el ayer.

Ya entregó 9 calles rehabilitadas, de 14 contempladas y van 63 millones de pesos invertidos. También el Estado le mete dinero a la mejoría.

La mala noticia es que, el martes, un colectivo de búsqueda de personas desaparecidas nos recordó la cruda realidad de la violencia en Sonora: encontró 26 fosas clandestinas al lado de la carretera hacia la costa, con restos humanos sepultados algunos hace apenas un mes. No termina la pesadilla.

Por eso, me dicen, renunció el director de la Comisión de Búsqueda de Personas, Javier Ignacio Díaz Ballesteros. No soportó la presión del trabajo sin recursos.

SE SABÍA, PERO…

Raúl Navarro Gallegos Demostró habilidad administrativa en ese sexenio sonorense de 30 años, al que Morena puso fin cuando ganó la elección por la gubernatura en 2021.

Cortés, preparado, nadie le niega talento para el trato. Pero como todo llega a saberse, así como en Guaymas la autoridad estatal puso coto a esa costumbre de apropiarse de los recursos del Estado. Lo acusó de ser una de las cabezas implicadas en fuerte quebranto para el erario.

Huyó, me informan, y hasta tiene ficha roja de Interpol. En ese nivel el dos veces exsecretario de finanzas, como presunto responsable del saqueo, en este caso vía contratos con la empresa que regularizaría vehículos extranjeros entre 2017 y 2020.

Lo autorizó Navarro a su director de Administración, Ernesto Castro Bustamante, a favor de la empresa Bleda, representada por Juan Carlos Muñoz Martínez, ya preso este último, y pagaron –a cambio de nada, dice el análisis financiero-- 25 millones de pesos; al dejar la administración de Claudia Pavlovich, reconocieron un adeudo de 92 millones de pesos por los cuales el cinismo de los empresarios –y los políticos detrás— ahora demanda al gobierno estatal.

Nada raro en el sexenio de 30 años, excepto que esta vez sí se actúa contra quienes normalizaron la leperada. Por eso huyen. Como huyen otros empresarios de otro caso donde andan bailando 1,800 millones de pesos, de una financiera incapaz de responder a un puñado de inversionistas a quienes alborotó con altos intereses, conocidos políticos nuestros, entre ellos.

Eso tendría relación con el caso del campo agrícola Santa Inés, del valle Guaymas-Empalme, cuyos agobios financieros impedían pagar sueldos y brotó la podredumbre de la simulación explotadora contra los jornaleros y el maridaje de autoridades y sindicatos. Se sabía, pero…