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Agustin Rodriguez

Estas líneas...

+ Una tormenta en Palacio: se ve la punta del iceberg; correr al secretario, cuota por el tesorero; Claudia Pavlovich: agua y educación para Guaymas

GUAYMAS, Son.- Similar a la tormenta “Jimena”, que llegó con baja graduación en la escala de huracanes, resulta la administración municipal actual: se debilita en su intensidad, pero se estaciona en riñas internas y el efecto, como aquella tormenta tropical que arrojó lluvia intensa durante dos días, ha sido devastador.

Por una parte, el alcalde enfrentado con sus regidores, a quienes ha llegado a acusar de corruptos –se me vino a la mente sor Juana Inés-- por recibir dinero para levantar el dedo; el mismo alcalde con sus funcionarios, a quienes les habría dicho “hagan lo que quieran, pero no me pidan presupuesto”.

Queriendo arreglar, se supone, lo administrativo, arma acciones el munícipe con su tesorero, el lavandero hoy con vida de rico, Arturo Lozano González, hace equipo con el oficial mayor, un colmilludo vendedor de lo que sea al erario público estatal, y ahora resulta que saben volar solos y traicionan al munícipe.

Luego, “vende” el Carnaval a una empresa y declara triunfante que el Ayuntamiento no gastó en la fiesta como se gastaba en el pasado, pero se le ocurre decir que el extitular de la pachanga hizo cosas que en el imaginario popular serían leperadas. No sé si olvidó que ese señor es regidor del PRI, quien como impulsado por un resorte dejó su asiento y lo increpó.

Lo menos que le dijo, es que en este gobierno hay corrupción, que él, el regidor, no recibe los famosos “cañonazos” de 50 mil pesos y que la empresa Ajedrez, propiedad de un primo del secretario particular del alcalde, hizo cosas malas, dañó la imagen del Carnaval y el fracaso dejó pérdidas millonarias que los guaymenses deben conocer. Y hacerlo por escrito, como lo pidió el documento promovido por el de nombre Alfonso y apellido Uribe, con la firma de 14 regidores, aunque luego se rajó uno.

Adicionalmente, el señor Uribe pide remover a la titular del Instituto de Festividades, Brenda Aceves, por cobrar en la nómina que aprueba Olegario Félix en Acción Cívica, y en el propio Instituto.

Pero como en el pleito alcalde/tesorero y adláteres, se resolvía la patada en salva sea la parte del lavandero, Uribe promueve defenderlo. Sabe que no llegará a nada en esa guerra intestina donde solo Guaymas pierde, pero exige: si se va el tesorero, se va el secretario, el controvertido Alán Jaramillo.

En este documento aparecieron 7 de las 14 firmas prometidas a Uribe. De “habladas” le dicen que sí, pero no firman. La verdad, desconfían de ellos mismos. Y, para curiosidades de Rypley, sépase que Caín apareció en el pleito, al aparecer estampada la firma de Jimena Jaramillo, regidora priísta y hermana de… exactamente: Alán.

¿Por qué Jaramillo? Bueno, diría mi amigo Guillermo, quien pagó delicioso desayuno en el San Enrique de Sergio Carlos García –podría ser candidato a alcalde por Movimiento Ciudadano, y eso daría lustre al partido--, es que Alán sabe lo que hace.

Testigo, Tibo Sánchez, quien asintió al recordar esos hechos. Memo dio crédito a la capacidad de Jaramillo desde que era junto con Germán Díaz y Oscar Barragán, proyecto a futuro ya rebasado, de Carlos Zataráin, quien entonces transitaba hacia la alcaldía guaymense con escala en la diputación local, cargos ejercidos, junto con la posterior diputación federal, con dignidad y resultados.

Zataráin es hoy director general en la Sedatu y activo priísta vuelto opción junto con Antonio Astiazarán, director en Sedesol, para 2018. Usted póngales el nivel, que talento sobra. Y resaltan más al medirlos con los políticos de la nueva hornada.

El señor Díaz hizo carrera en Comisión Federal de Electricidad es alto ejecutivo nacional –también lo fue, le saludo, Marcos Ayón, puntal en el sostenimiento de Cruz Roja hasta hoy, que disfruta su retiro— y Barragán en varios cargos importantes, hoy en Apiguay.

Jaramillo en cambio, en aquellos días se alejó del equipo por “decires” relacionados con presuntas exigencias impositivas al margen de recibos oficiales, lo cual por supuesto, me remarca el acucioso Tibo, no se hace en la Agencia Fiscal.

Siguió labor como abogado y tuvo escuela de poco freno. Hoy investido funcionario Municipal, su actuar molesta a terceros. Tiene, dicen, una KGB de caricatura, cara y pagada por la comuna, con métodos aprendidos en el cine. Las consecuencias se reflejan en los presupuestos de Policía y Tránsito, para no gastar lo obtenido en permisos para lucrar con venta de cerveza o actividades nocturnas en general, incluida aquella escobargaviriaísta que dicen, florece en estos suelos.

Mejor no hacer caso. Yo prefiero creer que hay dos cosas fundamentales en esto:

La primera, incapacidad para imponer orden en la casa de piedra y la de formar un buen equipo, debido a que la mayor parte de los funcionarios de Lorenzo de Cima Dworak traen en la cabeza que la política es negocio y son solo tres años o menos en el cargo. Egoísmo puro pues, por eso está así este y casi todos los municipios de México.

La segunda, el interés de terceros, externos o infiltrados, en olvidar los negocios personales –con el cemento y asfalto a/de constructoras privadas, obras con “moches” y constructoras “sagradas”, pago de facturas falsas, créditos bancarios, lámparas fiadas, etc.

Las dos son graves. De paso le confirmo que en ese último tema, el arrendamiento puro de César Lizárraga para iluminar la ciudad, exigió endeudarse y hoy, como tampoco Otto Claussen pagó, el edil de Movimiento Ciudadano –crítico del enriquecido teutón--, advierte: ya se deben como 800 millones de pesos.

Y pensar que el alcalde de Cima, enredado en la piola, reclama solo los excesos del crédito de 315 millones que a la hora del pago son 400, solicitado por su antecesor.

Pregunto: si usted, amable lector, fuera responsable del Municipio en este trienio ¿Por dónde comenzaría?

Denunciar ilícitos ante la autoridad correspondiente es buena opción. La riña en el Cabildo y las redes es estéril.

TIUROS RÁPIDOS

1.- AGUA: Claudia Pavlovich se tomó en serio el problema del agua en Guaymas y busca resolverlo al grado de que ya hay dinero para pagar la mitad de la construcción de una desaladora; del mar saldría el agua necesaria para uso doméstico e industrial.

Hace un gran esfuerzo y aún estudia, con lupa, cada paso para confirmar si es esa la mejor opción.

Observación: Urge crear una nueva marca para el producto, como hace la libre empresa, pues Comisión Estatal del Agua, o CEA, por sus siglas, es reflejo de ineficiencia y corrupción. No podrá con el paquete y enturbia, como el agua que ahora entrega, el gran esfuerzo de la gobernadora.

2.- HOMENAJE: Agradezco la invitación de Ricardo Acedo Samaniego, secretario general del STIRTT, invitarme al homenaje que hará la organización obrera a Jorge Enríquez Valle y Romeo González Villasana, por sus 60 años como locutores, al anochecer de este jueves.

El propio líder nacional les agradecerá tanto tiempo cumpliendo con el auditorio radiofónico y haciendo crecer al sindicato, ejemplo que obliga a seguir el camino de la rectitud y trabajo constante. Mi abrazo y aprecio a ambos.

3.- UNIVERSITARIOS: Da gusto termine el papel de judío errante de la Universidad Tecnológica de Guaymas, nacida por iniciativa de los promotores de inversiones generadoras de empleo del grupo Off Shore, bien bateada por la autoridad estatal.

Años de esfuerzo hoy permiten inaugurar instalaciones que costaron sangre sudor y lágrimas pero allí están, y parafraseando a doña Claudia, la gobernadora de mano firme que tenemos, mejores que muchas escuelas privadas, donde se formarán los técnicos necesarios para apuntalar el futuro de Guaymas. Enhorabuena, señora Gobernadora, y el reconocimiento se extiende a Luis Felipe Seldner papá e hijo, y sus mosqueteros locales de la promoción, Armando Lee y Enrique Hudson.

Ni se diga a los apasionados responsables del plantel, Pedro Mar Hernández y su joven equipo perfectamente adaptado a la experiencia que atraen para alcanzar sus metas.

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+ Ayuntamiento, todos contra todos; Otto y Manuel, lo oculto los une; Profepa, por fin aparece en San Carlos

 

GUAYMAS, Son.- El ayuntamiento de Guaymas es un enlonado donde la riña campal no distingue colores.

Hasta los regidores “finitos” perdieron forma al ser subidos al ring bajo sospecha de aceptar sobornos –imagínese usted: sumar empresarios al saqueo municipal—del tesorero Municipal, por una parte, y del secretario, por otra, lo cual agrega leña a la hoguera entre los grupos autores de intrigas palaciegas.

Como decía Jack, aquel inglés dedicado a la disección (el destripador, pues), vamos por partes:

En la pugna del actual alcalde y empleados, contra el exalcalde y los suyos, se habló sobradamente de la tunda al germano Claussen por Alán Jaramillo en una radio local, cuando el hermosillense nacido en Guaymas era cuestionado por evadir un citatorio de la Contraloría local.

Pues el argumento utilizado por el señor que no explica dónde quedaron 400 millones de famoso préstamo bancario –la gente cree que se los robó--, fue el mismo utilizado por el diputado Manuel Villegas para no llegar a la cita de viernes pedida desde el lunes previo por él mismo. No llegó porque “no estaban dadas las condiciones”. En realidad lo estaban `cazando´ personas que le piden becas y no les cumple.

El “temor de ser agredido” hizo que el ahora diputado sin partido --no necesita, ahora será candidato independiente—, se retirara. Como Jaramillo al Claussen gastalón, la respuesta fue la misma. El alcalde Lorenzo de Cima le dijo que si se sintió amenazado por algo, podía darle las garantías necesarias y eso lo sabe Villegas, que fue secretario de la comuna entre 2006 y 2008, cuando se tuvo que ir por falta de confianza de su jefe.

Hasta Carito Lara, la diputada, agredió por escrito en redes a Lorenzo, llamándolo mil cosas. Los troleros de Lorenzo la pusieron como cordel de cerdo y lo menos que le dijeron es que ni panista es y aparte, habría vendido su criterio por un plato de lentejas ante el poder estatal.

Pero los pleitos municipales escalan y se potencian. El jueves hubo agarrón de regidores y un día después terminaba el round con el siguiente resultado: se va el tesorero, pero también el secretario.

Otra vez, requiero la labor quirúrgica del inglés aquel:

Enojados los regidores porque no los pelan (ellos dicen), exigieron cuentas carnavaleras de nuevo. Y de nuevo nada pasó; y elaboraron un escrito que firmarían 14 polícromos, tardándose en hacerlo Marcos Ulloa, de Movimiento Ciudadano. Lo esperaron hasta el último minuto y firmó, pero como estaban juntos todos, sale del recinto donde los regidores conspiran, y llama al secretario Jaramillo.

Sobrevino el enojo de sus compañeros y la consecuencia es que, al reclamo, lo vieron airarse y se rajó, así lo dijeron, de haber firmado. Incluso se describe la ira mutua con el priísta Alfonso Uribe, que llegó al grito de “es personal ¿está claro?”.

Como siempre lo hacen, los dos llamaron a otro Uribe, Germán, hermano mayor del regidor y amigo de Marcos. Pero esta vez no hubo reconciliación. Germán entendió lo que piensan uno del otro y mejor se hace a un lado. Y Marcos entiende eso de la filia.

Alfonso Uribe es el receptor de quejas de carnavales en el trienio anterior, director como fue del Instituto de Festividades que existe legalmente, pero en la práctica Lorenzo lo desapareció de un manotazo para que hiciera negocio el primo de su secretario particular. Pero ni hubo negocios, se perdió un dineral y de paso el alcalde quedó mal ante el pueblo por lo que parece otra leperadota.

Volviendo al tema, la riña en el Cabildo llegó al extremo y el propio Uribe espetó a Jaramillo: si se va el tesorero, se va también el secretario. Eso reflejaría de qué lado están, pero tampoco se ignora desde hace meses que el señor de los dineros, Arturo Lozano, traiciona a Lorenzo haciendo cosas en lo oscurito. El munícipe lo sabe ya, pues el plazo de 15 días para salir de ese cargo, parece haberse acortado.

No lo aprobarán, dicen los regidores. Pugna personal pues, no de funciones ciudadanas, y reflejo de dónde están sus amores. Los ediles no son ejemplares, por qué no decirlo, y caen también en desprestigios como el que han acarreado alcaldes al esconderse en la opacidad de las cifras y traicionar el voto popular para enriquecerse a costillas de un pueblo cada vez más pobre.

Ahora circulan en el ciberespacio facturas y copias de cheques entregados a regidores, y hasta han involucrado a empresarios como Enrique Hudson y Eduardo “Pin” González, en la recepción de “apoyos”, “embutes” o “chayotes”. El troleo municipal es el principal difusor, lo cual se cargará a la factura del sucesor de Águeda Barojas, la comunicadora que se cansó de proponer sin ser escuchada y regresó al lugar que nunca debió dejar.

El malo ahora será Eduardo Ramos, un reportero hermosillense. Si, de allá. Recuerde usted que los alcaldes siempre emplean a gente de fuera, trabajen o no. No es raro que vuelva a ocurrir.

No termina allí el asunto. La tarde de lunes surge un audio donde se escucha la voz de Jaramillo, presuntamente hablando con Lucano, hermano del alcalde. Hablan con palabras fuertes, de apurarse para ganar “algo de lana”.

Según el secretario, está editado y ya lo ubicó. Sería una charla con el tesorero, el “Judas” de Lorenzo, donde tocó algo de esos temas en distinto contexto, pero el resto es una entrevista que le pidió el regidor azul Raúl Gabriel Sánchez.

Que aparezca Lucano de Cima, un abogado de prestigio y persona de bien, tiende a situarlo como poder tras el trono en la comuna. Es un “te lo digo Juan, para que lo entiendas Lencho”.

Por lo obvio, al siguiente día ya estaba pedida la bola al lavandero. Pero, al modo, presume fortaleza por sus negocios –con dinero del pueblo, claro-- con hermosillenses nacidos en Guaymas y no hubo precisión si se va este miércoles o no. Eso de que los regidores no le aprobarán al alcalde al sucesor, despreocupa, pues un encargado de despacho resuelve el problema.

Esto no termina. El encono de gente poco capacitada para manejar millones de presupuesto, les hace perder el sentido del orden, la decencia y hasta el equilibrio emocional.

Solo de paso, le diré que el tesorero quiso verle la cara a quienes envían dinero federal para seguridad pública… otra vez.

Lo hizo en 2015 con uniformes para policías que nunca llegaron, pese a lo cual apareció una factura pagada por Tesorería, con su firma, por casi tres millones de pesos, que luego se supo, se repartieron entre él y un empresario de Hermosillo. Hoy la vuelve a hacer, anunciando que compró equipo donde sobresalen chalecos antibalas. Pero ahora fue más dinero.

Salió bravo el dueño de lavandería que también extiende sus vengancitas contra quien le gana contratos para dar servicio a empresas. A ver qué hace ahora que lo corran. En cuanto a Jaramillo, ganaría la partida a los “fresitas”, pero los vicios dejados en lo político lo harán tronar pronto, ya verá usted.

TIROS RAPIDOS

1.- PROFEPA sabe del desorden en playas guaymenses y de todo Sonora. En playa San Francisco, la más grande de San Carlos, hace tiempo se hacen cosas al margen de la ley, pero es bueno ver que ahora, ante la fuerte inversión cercana de conocido grupo empresarial, ponen orden y clausuran la construcción de una palapa que se opone a los usos de suelo de esa riquísima zona, turísticamente hablando.

Fueron casi 3 hectáreas las traspasadas para desarrollar condominios y la operación por algo así como 160 millones de pesos, deja unos 3 millones de ingresos para la comuna.

2.- PASA, la recolectora de basura que no trabaja bien, pero tampoco le pagan bien, no tarda en volver a cobrar el atraso que suma más de 12 millones de pesos. Debiera la comuna recuperar esa obligación.

3.- Hay líos en el Alto Golfo por la protección ambiental, pero los pescadores andan alebrestados también en todo el litoral: les están afectando la aguamala, el calamar gigante y hasta la jaiba y otras especies de arribazón y rápido retiro de estas aguas. No responde, Conapesca o Profepa, a las exigencias del hambre y ésta, señores, es mala consejera.

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+ Otto trastabilla ante el cuestionamiento; El PRI, así como está, no sirve; Tony Flores, un gran promotor de Guaymas

GUAYMAS, Son.- Sumido en nuevo escándalo por un Carnaval de obvios malos resultados –las pérdidas ya irían en 7 millones de pesos--, el Ayuntamiento en manos de Lorenzo De Cima Dworak, agrega más yerros y desencantos.

La deuda con las siglas azules crece también por los palos de ciego dados en el camino de aclarar el manoteo de terrenos municipales en la pasada administración, y ni se diga dinero público, cuya cereza del pastel es el ilegal crédito de casi 400 millones de pesos, de los cuales solo 315 ingresaron a Tesorería.

Ya en la película en marcha, De Cima batalla con las cuentas desde que dejó hacer y deshacer a su tesorero, Arturo Lozano González, quien en mancuerna con el oficial mayor, Germán González Véjar, llenan de facturas falsas los archivos para justificar dineros que suman millones, perdidos en el hoyo de la corrupción que no acabó cuando se fue la pandilla Claussen.

Saturaron la nómina, pagan a funcionarios inexistentes –uno ganó durante un año, pese a vivir en Veracruz— y se multiplicó el gasto en general. Y qué decir de la cereza del primer pastel: facturas con cargo al Fideicomiso de Seguridad Pública por inexistentes uniformes para la Policía, que les dejaron 2 millones 957 mil pesos limpiecitos. Bueno, sucios, pero ellos los lavan. Y ya deben comprar otra vez.

En el pasado cercano, Marcos Ulloa Cadena decía que cada obra anunciada por Otto Claussen era un acto de corrupción. Ahora dio el grito a tiempo sobre el truco que dejó sin uniformes a la Policía y casi 3 millones de pesos menos a la comuna. Pero no pasó nada.

Ulloa, entonces candidato a alcalde por Movimiento Ciudadano, hoy regidor por esas siglas, se cansó de decir al Cabildo que debían aprobar un procedimiento legal para aclarar cuentas, exigir que el tesorero renuncie y de paso, meterlo al bote.

Pero los regidores no desean ganar esos pleitos. Un ingenuo joven de tres colores que cobra como representante (popular no, van a fuerza en el paquete del aspirante a alcalde) expresó con energía que “yo sí denuncio. Llamo a la radio y digo lo que pasa”. Bueno, que siga llamando. Los jueces no pueden emprender juicios oyendo radiodifusoras.

No espero que entienda este comentario. Otros, se ha sabido, aprovecharon para completar gastos navideños haciendo válida la ilustrativa cita del general Obregón, el “Manco de Celaya”, de que “nadie aguanta un cañonazo de 50 mil pesos”.

El Carnaval vino a elevar la percepción de corrupción, cuando el alcalde –los regidores nunca lo sometieron a aprobación—le regala la fiesta a un pariente de su secretario particular, para lo cual desapareció de facto aunque legalmente exista, al Instituto de Festividades, y nombró una titular “liquidadora” que cobraba en dos nóminas.

Con decirles que el grupo estrella de la fiesta, la banda “El recodo”, no iba a actuar. Lo hizo a partir de las dos de la mañana porque el secretario del Ayuntamiento consiguió dinero para pagar 500 mil pesos restantes exigidos por el famoso grupo. Se los entregó en el lujoso autobús del grupo y, tarde, pero cumplieron.

La empresa Ajedrez, de Aldo Domínguez, dice que no deben a nadie y casi aceptan la cuantiosa pérdida. Pero no parece preocupado. Los decires creen que se pagó con dinero del Ayuntamiento, pero como no hay cuentas claras de la fiesta, no se sabrá. Y los regidores, seguramente seguirán “hablando a la radio”.

Pero el agregado en la fiesta, fueron dos cosas políticas:

Una carta del secretario del Ayuntamiento al titular en Sonora de la PGR, pidiéndole estar atento a la posibilidad de desórdenes en la fiesta, pero en algún punto se habló de “acciones criminales” potenciales, de lo cual responsabilizaba a enemigos de Lorenzo. Y como son muchos, aclaraba que los encabezaban Otto Claussen y el diputado local Manuel Villegas, quienes se placearon en la fiesta y los acusan de entrar sin pagar.

La verdad es que esta tensión fue creada por chismes de abundantes “troleros” de ambos lados.

La segunda es que Otto, fue citado para declarar por qué gastó dinero público para que una empresa de seguridad le cuidara su casa en Hermosillo mientras venía a trabajar como alcalde.

El hermosillense nacido en Guaymas no acudió, pero anduvo rondando. Acudieron sus abogados, así que avanza el camino que Lorenzo emprendió para evidenciar las presuntas leperadas, aunque al actual alcalde se le hace bola el engrudo y tarda. Y la verdad, su tesorero y su oficial mayor, parecen cómplices del germano.

Ah, el chisme de que se va Lozano es cierto. Lorenzo ya no lo quiere allí. Si se queda, es porque “oscuros” poderes intervienen y ahora sí, en dos años el nuevo alcalde estará indagando donde quedaron otros cuantos cientos de millones de pesos, a fin que los guaymenses aguantan todo.

Volviendo a Otto, al político reconocido como uno de los mejores de Sonora, se le ocurrió llamar al siguiente día a Jorge Carrizales, de XEGYS, al parecer para victimizarse. No fue a la cita, sería el argumento, porque había un grupo de panistas (con sueldo municipal, claro) en Palacio como queriendo pelear, incluido malamente, el dirigente Santiago Samaniego Rebollo, y eso le pareció riesgoso.

Pero en ese momento Carrizales entrevistaba (de nuevo, el “bombero” de Lorenzo) al secretario del Ayuntamiento. La respuesta no esperó. Otto la resintió, trastabilló y terminó hablándole “de usted” a Alan Jaramillo.

No es gratuita la tunda que, a juicio muy particular de quien esto escribe, le propino el secretario al exalcalde. Jaramillo tiene experiencia como abogado defendiendo causas tan difíciles como las de José Ordaz, un cuestionado terrateniente local –con quien ahora riñe en juzgados--, o la causa electoral de ese gran activo priísta que es Pedro Romano Terrazas, cuando en 2012, quien pese a tener el apoyo de todos los sectores tricolor para ser el candidato a la alcaldía, el gran dedo lo sacó del camino.

Jaramillo ganó esa causa en Guadalajara al tricolor, pero al modo, el expartidazo le echó montón y le hizo tablas el triunfo que le habría dado la candidatura a Romano. Ya sin chamba por ponerse con Sansón a las patadas, Jaramillo debió asesorar a simpatizantes azules, por eso terminó como secretario del Ayuntamiento, aún cuando técnicamente puede ser considerado el primer priísta del Municipio.

En espacio aparte, Muralsonorense.com le ofrece la versión estenográfica de esa llamada, para que usted se haga su propio juicio. Es larga, pero si no tiene otra cosa más importante que hacer, léala, vale la pena solo porque–repito, a juicio particular--, el perdedor es un político de altura.

TIROS RAPIDOS

1.- No es problema solo de este partido, pues todos sufren desgaste y desprestigio, pero el PRI no encuentra a quien poner al frente de sus siglas en Guaymas. Supongo que así es en todo el país.

En opinión de quienes saben del tema, no debiera batallar tanto, pero pagan el precio de haberse alejado del pueblo, entregado cargos y posiciones al gran capital y marginar a quienes tienen el contacto con el pueblo. Deben mirar atrás, para encontrar el camino. El PRI, así como está, no sirve.

2.- Tony Flores siempre quiso cantar. Lo intento en Sonora y luego partió a la capital del país.

No lo hacía mal, pero un día alguien lo confundió con el comediante Memo Flores y él se sintió halagado, lo que definió su carrera como comediante. Lo fue hasta su muerte, el domingo pasado. Lo recordaremos siempre por espontaneidad, generosidad y, por supuesto, su trabajo que fue vehículo para promover siempre a Guaymas.

3.- En el país, el intercambio de culpas se convierte en bolas de lodo que impactan a los aspirantes a cargos públicos, y sobresalen los del Estado de México, referente de lo que ocurrirá en México en 2018.

Por el PRI la quiere un “junior” de los poderosos de Atlacomulco, Alfredo del Mazo Maza, pariente y compadre del presidente Enrique Peña Nieto, lo cual le afecta de entrada. Por el PAN, la excandidata presidencial Josefina Vázquez Mota, quien trae la marca de la corrupción por más de mil millones de pesos que se gastó en una oficina presuntamente para defender inmigrantes mexicanos en Estados Unidos. Creo, y solo creo, que así como está, el PRD puede dar la sorpresa. Pero no es por el PRD.

Al final, debemos aceptar que las elecciones, así como está el sistema político, ya no son de verdad. No se ve al pueblo participando.

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+ Perdí la apuesta: Guaymas amaneció limpio; Otto Claussen en medio de la sospecha; más radiodifusoras GUAYMAS, Son.- La emblemática calle Miguel Alemán está limpia. Es miércoles 1 de Marzo y el Carnaval de 2017 ha pasado a la historia con los mismos pros y contras acusados por quienes miran la feria según les haya ido en ella.

También conocida como calle 20, nació al ganarse suelo al mar con el malecón tras los trabajos de la Dirección de Obras Marítimas que en los años 40 y 50 era parte de la Secretaría de Marina, donde mandaba el general Rodolfo Sánchez Taboada, a quien los guaymenses le reconocimos –por si no lo sabían—todo el apoyo para consolidar un puerto marítimo de altura que hoy nos conecta con el mundo en un intercambio comercial medido en toneladas. Creo que más de 8 millones por año, según cifras de Edmundo Chávez Méndez, director de la paraestatal concesionaria de este movimiento.

Para conocimiento general, el busto del general hace 4 años fue hurtado y vendido como en 150 pesos a un chatarrero, pero los malandrines autores de la felonía pronto andaban en la calle con la venia de los responsables de proteger los bienes públicos, en este caso la señora síndico de la época, Oralia Sánchez, y el secretario del Ayuntamiento, Ramón Leyva Montoya. Del segundo no me sorprende.

Si quieren más cultura, los malandrines del cuento eran parte del “staff” panista que ayudó al PAN a ganar en 2015, cuando Ernesto Munro mandó 40 patrullas y unos 300 agentes de la Policía Estatal –él era secretario de Seguridad Pública—a apoyar el ataque de la mapachería albiceleste financiada por el ahora defenestrado padrecismo.

Pero hablamos del Carnaval. Se acabó. Y lejos de encontrar la ciudad sucia, cual costumbre, amaneció limpia. Perdí una apuesta y me da gusto. Yo dije que Miguel Quiroz, presto para la ira por lindar con la intolerancia, no podría con el paquete. Me calló la boca y ahora debo pagar la cuenta del próximo desayuno con cercano amigo que padece exégesis azul.

Ni siquiera gente de los juegos mecánicos que debe acampar en el malecón comercial, repitieron esa mala práctica que casi hacía volver el estómago a quienes hacen sus ejercicios o conviven en esa explanada que para eso se creó, para convivencia, no para que los dueños temporales del pueblo se la apropien y le saquen jugo en aras de embolsarse unos pesos.

Ahora, a esperar cuentas. Pero le anticipo, caro lector, que consiga una buena silla. Dar cuentas habla de transparencia y eso no se les da a las autoridades. Y esta vez, las cuentas se evadirán más fácilmente porque el Ayuntamiento regaló la fiesta del pueblo a una empresa lejana, si hablamos en geografía, pero muy cercana si el nepotismo es el cristal con el que se mira.

Fue un carnaval austero. La marcha de los carros alegóricos, atractivo principal seguido de los artistas que justifican la borrachera nocturna –el real negocio, por eso lo regalan o lo venden barato—, dejó mal sabor de boca.

Solo eso se podía esperar. Se lo dijeron a los señores dueños de la empresa Ajedrez, que presumió cosas que no hizo para apropiarse de la fiesta, disolviendo de facto –el Consejo fue papel sanitario—al Instituto de Festividades, donde la titular hizo cosas como cobrar en dos nóminas del Ayuntamiento y manejar a su nombre anuencias de alcohol.

Ajedrez, propiedad de un pariente muy cercano del secretario particular de Lorenzo Decima, no puede apelar a su condición de empresa ajena. Hay dinero público en la mezcla. La fiesta popular nacida en 1888 pertenece al pueblo y el Ayuntamiento debe hacerla porque “vox populi, vox Dei”.

Y vino porque hay dinero. Los políticos concesionan lo que deje dinero. Y si es dinero fácil, mejor. El Carnaval se vende solo. Pero hoy no pueden decir que hubo buenos eventos y peor, la austeridad reflejada en la marcha de carros alegóricos está lejos de situarnos en los escenarios nacionales.

Vamos a dejarlo así. Ha habido peores y mejores carnavales. El problema es que el lucro del funcionario en turno le impide ver la filosofía de la fiesta y por ello evita organizar un grupo responsable para hacerla crecer al nivel de Mazatlán o Veracruz, por citar dos ejemplos de éxito. Si hay éxito, habrás más gente atenta y será más difícil echarse esos pesos a la bolsa.

No, no me pidan pruebas. De por sí soy risueño y querer hacerme cosquillas. De lo que hablo, es la falta de amor al suelo, de compromiso ausente, que nos hunde más como comunidad. Vean a Guaymas y luego me dicen. El Carnaval, sus “resultados”, son muestra de lo que ocurre en la mente de la gente, de los que mandan y de quienes reciben encomiendas para terminar creyéndose jefes.

OTTO, LLAMADO A CUENTAS

Este jueves 2 de Marzo de 2017 será un día memorable. No. No porque nació alguien famoso o hubo un evento histórico que amerite izar la Bandera Nacional. Es porque se ponen a prueba dos caracteres:

1.- El de Otto Claussen Iberri, quien se placeó durante el Carnaval criticando todo lo que veía. Y eso que no vino Julión Alvarez y no se lo llevó Lorenzo Decima a su casa de Playa de 30 millones de pesos, si la tuviera (precios de abril de 2015, según revelación de Javier Lamarque Cano en campaña perredista), a cantar a costillas del erario.

Claussen debe presentarse en Contraloría Municipal, si es cierto eso de que tiene respeto por las leyes, y explicar por qué gastó dinero de los guaymenses en pagar la vigilancia de su residencia en Hermosillo donde ha vivido desde hace casi 4 décadas. El pago fue a una empresa de seguridad privada que también debe aclararse a quien pertenecía, pues de pronto desapareció, en una especie de “que no quede huella, que no, que no…”, como decía aquel famoso tema de “Bronco”.

Yo agrego: no es solo eso. Ya en el lugar --si viene el cuestionado exalcalde--, será notificado que tiene como 356 demandas más por las que debe responder. Ese es el reto. Me iré temprano para encontrar buen lugar. Habrá mucha gente que incluye aplaudidores de la película pasada y hasta las víctimas del síndrome de Estocolmo, que pese al trato sufrido del nazi teutón, lo defienden a capa y espada.

2.- El de Lorenzo Decima, quien pareciera, pinta su raya y confirma que no es cómplice del cercano y corrupto pasado. En alguna ocasión, su antecesor presumía tener a su lado a los mejores abogados de Sonora y qué bueno. Los va a necesitar.

Si el actual alcalde no puede hacerlo rendir cuentas y no encuentra eco en el contralor Fernando Ortega López, o en el agente del ministerio público en turno y el juez de la causa en instancias locales y federales, habrá, al menos, cumplido su deber cívico de denunciar pecados cometidos. Allá nuestra sociedad si sigue tolerando, incentivando con aplauso y reconocimiento incluso, la leperada que cada día nos hunde más.

TIROS RAPIDOS:

1.- Hace unos días amaneció vandalizada la escollera convertida en andador y mirador frente a la Playa de Miramar, una obra de gran nivel. Parafraseando a un amigo mío, quizá mejor de lo que merecemos.

La respuesta pronta vino de los Bomberos Voluntarios de Guaymas, que la repararon. Mi reconocimiento a esos valiosos hombres y mujeres que comanda don Alberto Osuna Agramón.

2.- El Senado de la República aprobó una reforma a la Ley Federal Contra Delincuencia Organizada, para que cuando tres o más personas se organicen para cometer delitos contra el ambiente, sean sancionadas, así, como integrantes de la delincuencia organizada.

Se podrá investigar, procesar y sancionar a quienes capturen, posean, trafiquen, comercialicen o atenten contra la vida silvestre, con mayor severidad. Para cumplir este propósito, el Ministerio Público y la Policía Federal podrán intervenir comunicaciones telefónicas, infiltrar agentes en los grupos delictivos, realizar operaciones encubiertas y solicitar prisión preventiva oficiosa ante los Jueces federales del sistema penal acusatorio.

¿Y a nosotros qué? Bueno, traficar camarón, totoaba y otras especies marinas, es parte de lo que se quiere evitar. Estamos advertidos, pues.

3.- En Guaymas-Empalme, zona conurbada, operan cinco estaciones de radio, dos de ellas del empresario y político nacido en Vícam, Heriberto Lizárraga; una de la familia Padilla, empalmenses radicados en Guaymas; una del empresario local Fernando Astiazarán, administrada por su hijo Mario; y una del originario de Coahuila Javier Carrizalez.

Pronto habrá 8, al licitarse frecuencias FM por parte del Gobierno Mexicano y la Secretaría de Gobernación consigna que las obtuvieron un empresario obregonense cercano al grupo Larsa Comunicaciones; Roberto Lemenmeyer, inversionistas turísticos en San Carlos; y el joven empresario guaymense Julio Luebbert Mazón, quien deja huella de su capacidad ya establecido en la capital del Estado.

Eso es bueno porque traerán nuevos contenidos y mentalidades distintas. También indicador de lo que podría darse en el terreno de la política, pues todos tienen relación con el poder en la entidad.

Estas líneas...

+ Cabildo: Albertano contra Abertano; Otto: Que no quede huella; Todos contra el muro, pero NO al gasolinazo          GUAYMAS, Son.- Anochecía y la sesión del Cabildo --misteriosas a la vista del escaso público que las presencia-- se estancaba en la discusión de un tema que hizo abandonar el recinto, airados, a los 3 regidores priístas, el punto 6 de los 19 que sobrecargaron el orden del día.

Solo los regidores saben lo que aprueban, se supone. Obvian lectura, pues antes les envían información en gruesos legajos que dudo, hayan leído completos alguna vez. Mea culpa y lo celebraré si me equivoco.

Este lunes, la exhibición de valemadrismo hacia la comunidad se dio en aras del partidismo y el interés meramente particular –“son solo tres años pues”, me dijo con sonrisa cínica un cínico político varias veces regidor en su cínica carrera política--, pues los priístas se fueron y más tarde supe, había línea “de Hermosillo”. Ellos que lo expliquen.

Y la discusión de quienes se quedaron se centró en el capulinesco yo creo, yo pienso, a lo mejor, quizá, tal vez sobre si corregían o no el nombre del trabajador Abertano Castillo Segovia, quien en otros documentos aparece como Albertano y, pues, hay que confirmar si es o no ¿no?

Después de media hora de alegatos a un tema que les es ajeno, resuelven dejarlo y exhortar al interesado a hacer los cambios en el lugar que de por ley corresponda. Tan fácil.

Punto bueno para Fernanda Caballero, la señora síndico, su celosa observación de hacer las cosas bien al ceder o intercambiar suelos. No se vale lo que ya ha sucedido, que funcionarios improbos se apropian de terrenos–demasías le llaman, tan buscadas por los profesionales de estos hurtos al patrimonio municipal— reservados para equipamiento o área verde.

Pero la banalidad de los regidores les impide ver lo trascendente. Nadie pidió analizar 5 ó 6 puntos donde el alcalde propuso recibir poder para que él y el secretario negocien cosas. También aprobaron y nadie supo describirlo, el gasto millonario en desayunos escolares cuyo origen, precio, calidad y destino desconocen. Por eso no avanza este pueblo. Creo que ya no iré a observar las sesiones del Cabildo, al menos en este trienio.

OTTO, QUE NO QUEDE HUELLA

Cuando llegó Carlos Zataráin a la alcaldía de Guaymas quiso limpiar la bahía de Guaymas, entonces una enfermante laguna de oxidación.

Su experiencia en el Instituto del Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable, hoy Comisión Estatal del área, le permitió avanzar rápido y hasta dragó un buen espacio tras gestionar el cese de arrojos de aguas negras. Le siguió aquel clavado al mar con sus colaboradores para demostrar que ya estaba limpio este cacho de mar.

Aprovechó para derribar el adefesio del Cine Terraza Guaymas. El entonces gobernador Eduardo Bours no lo quería, pero no revolvió gimnasia con magnesia y le dio a Zataráin 4 millones de pesos para comprar el terreno donde más tarde se haría un proyecto del Fondo Nacional de Turismo, que también construyó la bella marina que allí opera.

El sucesor de Zataráin, Antonio Astiazarán, aprovechó la inercia y convenció a Bours de terminar el nuevo malecón y la magnífica explanada donde habría turismo y comercio; la lamentable derrota del experimentado empresario Carlos Zaragoza (PRI) ante el improvisado César Lizárraga (PAN), hizo quemar la cosecha y frenó esos proyectos. Quienes tomaron el mando municipal dejaron caer todo y se acabó el sueño de crecimiento que había nacido.

Lizárraga fue un pez chico en el mar de tiburones y pagó muy caro el aprendizaje. Luego vino Otto Claussen y el teutón fue el “tiburón blanco” de ese mar, pues hizo negocios desde que llegó y a juicio de sus propios amigos, se le pasó la mano.

Por eso Lorenzo De Cima (PAN), su sucesor, ordenó al contralor Fernando Ortega (PRI), precisar malos manejos que no son, ni por mucho, los principales. Como no lo encuentran, hábil como es para evadir la ley y sus vericuetos, le dejan por escrito en la Tribuna del Puerto algunos pecados no capitales. En este caso, “solo” que no debió contratar obras sin aprobación del Cabildo. Y recuerda el documento que el abogado Ramón Leyva, secretario del Ayuntamiento, refrendó cada uno de esos contratos ilegales.

También que el Claussen que enloda el apellido, pagó a una empresa de seguridad privada para cuidar su casa de Hermosillo, en el número 22 de Uvalama y bulevar Los Sabinos, donde vive hace años, 533 mil 533 pesos del dinero de los guaymenses incurriendo en “desvío de recursos para usos particulares”.

Pero no aparece nada en ese extenso documento publicado en escaso espacio y microscópica letra, firmado por el señor Ortega y atestiguado por Jorge Alán Carlos Ojeda y Edith Nájera Solís, del negocio más grande de Otto, el que entracaló al pueblo, el crédito de 360 millones solicitado a la banca y que finalmente alcanzó 400, de los cuales solo entraron a la caja 315. Si, en el camino se perdieron, por decirlo de alguna manera, ¡85 millones!

Aunado a la poca experiencia de Lorenzo de Cima, más su falta de colaboradores hábiles y la abundancia de politicastros presupuestívoros, este duro golpe es lo que tiene hundido al puerto, con suciedad, malos servicios, escaso alumbrado, pavimentos en deplorable estado y cuestionable seguridad pública, esto último producto de los experimentos hermosillenses que ahora tienen al frente de esa importante área a un guardaespaldas de un destacado empresario capitalino.

A De Cima le falta exhibir en otra publicación todo el fondo de esa deuda injusta, ilegal, y hacer que se proceda, ya, contra los culpables encabezados por Otto, de la grave afectación que se vive.

CONTRA EL MURO, SI, PERO NO AL GASOLINAZO

No hubo éxito en la manifestación de un grupo de guaymenses contra el gasolinazo el sábado y domingo pasados. Ni lo habrá mientras esos movimientos no surjan de gente representativa pero alejada de cargos públicos.

Los políticos ya no movilizan. No se confía en ellos y lo confirmarán en 2018. Pero, es un hecho, la gente no acepta el gasolinazo.

A Enrique Peña Nieto se le respalda en su respuesta al llamado a repeler al extraño enemigo que osa profanar con sus plantas el suelo Patrio. Luego se le pedirán cuentas de sus despilfarros y por qué y a quiénes beneficia su política del ya rebasado neoliberalismo cuyo pináculo fue en el sexenio de Carlos Salinas.

Ya sabemos el resultado de esas políticas, no se tiene que esperar a ver “el bienestar” que se supone, llegará con las reformas impuestas. Ese discurso también está agotado.