WASHINGTON, D.C., 30 de marzo de 2011.- Walmart, la cadena de supermercados más grande del mundo, pidió ayer al Tribunal Supremo de EU que rechace la mayor demanda colectiva por discriminación sexual en la historia, que podría costarle muchos millones de dólares.
La batalla legal de trabajadoras de WM contra la discriminación comenzó hace 10 años y en este momento se trata delimitar si pueden presentar esta demanda colectiva que empezó con un pequeño grupo y ahora puede afectar a miles.
Mientras se exponían los argumentos de la corte, cientos de mujeres manifestaban su apoyo a la demanda, sobre la que algunos de los nueve magistrados del Alto Tribunal han expresado dudas respecto a un proceso colectivo o el manejo como demandas individuales.
"Nuestra única oportunidad está en una demanda colectiva", dijo Christine Kwapnoski, quien pidió no olvidar que se enfrentan a una corporación gigantesca y recordó cómo "un gerente le gritaba a ella frecuentemente y gritaba también a las otras empleadas, pero rara vez le levantaba la voz a los hombres".
La disputa, de seguir adelante, podría conducir a compensaciones multimillonarias e impactaría en las políticas de compañías que discriminan a empleados por sexo, raza u otras categorías y a casos pendientes como la demanda de 700 mujeres contra Cotsco Wholesale, otro gigante mayorista.
Walmart es una firma que vende 400 mil millones de dólares y reporta más de 15 mil millones de dólares en los últimos doce meses; opera 3 mil 400 locales en 41 regiones de EU donde trabajan más de un millón de empleados.
La demanda llegó a involucrar en algún momento a 1 millón y medio de mujeres empleadas o ex empleadas de la compañía, de las cuales quedan 500 mil, representadas por 6 mujeres que han estado en el caso desde 2001.
LA HISTORIA
La demanda comenzó en forma individual el 8 de junio de 2001, cuando Betty Dukes, de Pittsburg, California, demandó a la empresa porque debido a su piel oscura y su género, la compañía la había discriminado en su remuneración y promoción. Ella trabajaba como "recepcionista", a la entrada de la tienda.
Casi dos semanas después se le habían sumado 5 mujeres y siguió la demanda de discriminación por género en toda la compañía y en junio de 2001, Martin Jenkins, un juez federal en San Francisco, aprobó la querella colectiva dentro de algunos márgenes de la ley, pero definiendo al grupo demandante como "todas las mujeres empleadas en cualquier tienda de Walmart en Estados Unidos desde diciembre de 1998".
Walmart apeló y logró que después de 6 años se redefiniera el grupo comprendido en la demanda colectiva. Sostiene que no hay sustento para una querella colectiva porque los cientos de miles de mujeres involucradas "tenían diferentes empleos, en diferentes tiendas, en estados diferentes y bajo la supervisión de gerentes distintos".
Los abogados de Walmart es creen que darle curso a la querella de un grupo tan grande violaría los derechos de la empresa bajo la Constitución de EU, y los derechos de las empleadas que no estén involucradas directamente en el caso.