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Clint Eastwood, lejos de jubilarse

+ Cerca de los 85 años, presenta su último clásico         LOS ANGELES, Febrero 21 de 2015.- Clint Eastwood cumplirá 85 años en mayo, pero parece no pensar en su retiro, sigue en activo y “al pie del cañón”.

El pasado septiembre llegó a las pantallas Jersey Boys, película biográfica sobre los Four Seasons, y su cantante Frankie Valli, y ahora vuelve con El francotirador, film que rondó los seis Oscar, entre ellos el de mejor película, un gran éxito de público en Estados Unidos que recauda ya 300 millones de dólares.

Clint Eastwood volvió al lugar más alto en el podio cinematográfico y ya es considerado como uno de los grandes cineastas norteamericanos de todos los tiempos. Ahora se pregunta, cuál es la clave de su éxito.

El sigue la estela de directores como John Ford, Howard Hawks, Anthony Mann o John Huston, los patriarcas del cine. Sus historias son directas, bien contadas y tienen una puesta en escena sobria.

Aprendió a hacer películas con Sergio Leone y Don Siegel. Del primero, asimiló la desmitificación poética del western, reflejado en El jinete pálido y en una de sus mejores películas, Sin perdón. Del segundo toma la forma de utilizar la violencia para mantener una tensión narrativa constante.

Es un director difícilmente clasificable, pero pese a sus ideas políticas conservadoras ha defendido causas como la eutanasia activa (Million Dollar Baby), combatido la pena de muerte (Ejecución inminente) y denuncia el falso patriotismo (Banderas de nuestros padres). En Cartas desde Iwo Jima, puso su cámara al servicio de los japoneses, enemigos de los estadounidenses en la Segunda Guerra Mundial; en Gran Torino se erigió como el gran defensor de jóvenes coreanos perseguidos por matones de su mismo barrio. Ha sido Harry el sucio. A la vez, el tierno fotógrafo de National Geographic enamorado en Los puentes de Madison.

Tiene sensibilidad musical. Toca el piano y le encanta el jazz y el country. Ha filmado una obra maestra como Bird, la biografía del saxofonista Charlie Parker, y suele en solitario o ayudado por su hijo Kyle o por Lennie Niehaus, sus propias bandas sonoras. Canta en La leyenda de la ciudad sin nombre y en El aventurero de medianoche.

Clint es también rápido y eficaz. Rara vez gasta más del presupuesto asignado y sus rodajes cumplen con el calendario previsto; además, no cansa excesivamente a sus actores. A veces solo basta una toma. Es un realizador rentable, en plena forma física y mental y encuentra aún buenas historias, como ha demostrado con El francotirador.

Su prestigio como cineasta sigue creciendo. Quienes lo conocen esperan más de él en el futuro, inclusive una obra maestra… a menos que lo evite su pasión por el golf.