Estadística a propósito del “día de muertos”, según el INEGI
México, D.F., 31 de octubre 2011.- El Día de Muertos es una celebración mexicana de origen prehispánico que honra a los difuntos el 2 de noviembre; en el año 2003, la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) declaró a esta festividad como “Obra maestra del patrimonio cultural de la humanidad”.
Esta celebración representa uno de los ejemplos más relevantes del patrimonio vivo de México y del mundo, así como una de las expresiones culturales más antiguas y de mayor plenitud de los grupos indígenas que actualmente habitan en nuestro país. Diversos estudios históricos y antropológicos han permitido constatar que las celebraciones dedicadas a los muertos no sólo comparten una antigua práctica ceremonial donde conviven la tradición católica y la precolombina, sino también manifestaciones que se sustentan en la pluralidad étnica y cultural del país. Con motivo de Día de Muertos, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), presenta una selección de datos estadísticos sobre la mortalidad en el país.
La esperanza de vida al nacer se refiere al número de años que en promedio se espera viva un recién nacido, bajo el supuesto de que a lo largo de su vida estará expuesto al mismo patrón de mortalidad observado para la población en su conjunto en un periodo determinado; por tanto, es un indicador que resume las condiciones de mortalidad en una sociedad y su tendencia permite evaluar el mejoramiento del estado de salud de una población.
La ganancia de vida de los mexicanos se ha hecho evidente, en 1930 se vivía en promedio 34 años, observándose una mayor sobrevivencia en las mujeres (35 años) que en los hombres (33 años); ocho décadas después, la esperanza de vida se duplica (75 años) y la sobrevivencia en las mujeres amplia su brecha en casi cinco años, respecto a la de los hombres. Las diferencias que todavía existen en el nivel de exposición al riesgo de fallecer de mujeres y hombres están en función de las actividades y de los espacios donde se desempeñan unas y otros, así como de los estilos de vida diferenciados.
Si bien la esperanza de vida ha aumentado progresivamente, aún prevalecen diferencias al interior del país que reflejan marcados contrastes en los servicios de salud. En Guerrero, Veracruz, Chiapas, Oaxaca, Durango y Sinaloa se presenta la menor esperanza de vida al nacer (menor a los 75 años). En contraste, para Quintana Roo y Distrito Federal la vida media estimada para 2010 es mayor a 76.2 años.