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Daña emocionalmente el narcotráfico

+ Los reporteros, víctimas en todos los frentes

          CD. DE MÉXICO, 2 de abril de 2012.- Cubrir hechos de violencia como los que ocurren en México impactan de forma creciente no solo la libertad de expresión, sino la calidad de vida de los reporteros.

El diario El Universal narra la historia de un reportero de una localidad fronteriza del país, que cubría la fuente policiaca, que solía decir “estoy acorazado” cuando se tenía que enfrentar con imágenes desgarradoras de crímenes, con tal de mantener a su público informado.

Sin embargo, la cobertura de un hecho le cambió la vida. Acudió a la escena de un homicidio en contra de un joven, cuyo cuerpo además fue descuartizado.

El reportero entró en la cuenta de que la víctima tendría la edad de su hijo, y no pudo arrancar de su memoria el gesto de terror de la víctima. Lo que siguió: pesadillas, inapetencia, ataques de pánico, depresión y angustia.

Luego pasó más allá de los síntomas: se dio cuenta de que era perseguido. Las amenazas llegaron hasta su redacción, donde recibieron instrucciones precisas de no difundir información que vinculaba a un cártel narcotraficante. No se publicó. “Silenciaron nuestra palabra, siento rabia y miedo”, citó el reportero que pidió que ni su nombre ni el de su diario se difundieran.

Por ello, el psiquiatra Anthony Feinstein de la Universidad de Toronto, y el psicólogo Rogelio Flores de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), afirmaron que el impacto en la cobertura de hechos de violencia es progresivo y puede llegar a mermar la calidad de vida. Los dos especialistas han realizado estudios sobre estrés postraumático y salud emocional en general, de periodistas encargados de cubrir temas de narcotráfico en México.

Feinstein realizó en 2011 una investigación entre periodistas que cubren temas de narcotráfico, y descubrió que el 38% admitió recibir amenazas de narcotraficantes y 10% ciento amenazas contra familiares.

Por su parte, las investigaciones de Flores revelaron que el 41% de los reporteros presentaba estrés postraumático, “el 77% síntomas de ansiedad, 42% síntomas depresivos y 25% vivía con niveles de consumo dañino de alcohol”.

El cuadro psicológico que presentan los reporteros de la fuente policiaca es todavía más agudo que el que experimentan los corresponsales de guerra, de acuerdo a un comparativo que realizó entre periodistas mexicanos policiacos y corresponsales de guerra extranjeros este mismo medio.