+ Cerrar con multitud no es igual a ganar; siguen las viejas prácticas pese a las experiencias; el segundo lugar de Rosario Robles; Barragán sorprende hasta en el cierre de campaña; Sebastián Orduño ya sentenció: Sara debe rendir cuentas
GUAYMAS, Son.- Los cierres de campaña política con multitudes atraídas por grupos artísticos, no definirán la elección que tendremos dentro de cinco días.
Imagínese una charla entre un candidato presumiendo haber llenado miles de metros cuadrados con seguidores deseosos de escucharle comprometerse a gobernar con decencia, impulsar el progreso y generar un nivel de vida ejemplar para los ciudadanos, donde se diga más o menos esto:
“Ayer cerré con miles y miles de simpatizantes. ¡Hubieras visto!”
El interlocutor, dudando ante el entusiasmo, respondería con un “¿De veras?”
El aspirante a tal o cual cargo respondería: “Sí, verás, pregunta a cualquiera de los que tocan con Los Ángeles Azules. Ellos estaban allí”.
“Ah, eso lo explica todo”, sería el epílogo.
Esta ocurrencia la escuché de Tony Márquez, el comentarista de Red 93.3 y, ciertamente, es descriptiva. La evolución de las campañas ya debió enseñar a los candidatos a ser más serios con la gente, pero no, siguen haciendo lo mismo que, por ejemplo, en 2015 y 2018 hicieron, y no les resultó.
Miren, hoy, Cuauhtémoc Galindo, Carlos Zataráin, Ernesto Gándara y Alfonso Durazo dicen que ganarán. Entonces ¿quién va a perder? Supongo que Rosario Robles Robles, a quien no se le escucha cantar su triunfo en el proceso por culminar, lo cual me lleva a citar otra ocurrencia surgida de una hipotética pregunta a académica la guaymense radicada en Hermosillo:
“Rosario ¿cómo vas en tu campaña?”
“Bien. Voy en segundo lugar”.
“¿Y quién va en el primero?”
“Los otros cuatro”
La verdad es que esta elección la disputan dos punteros y no se perfila ganador, como había sido en el pasado, incluidos los dos procesos previos donde se hablaba de un choque de trenes pero, en realidad, todos veían que Alfonso “El vaquero” Elías, candidato oficial del gobernador Eduardo Bours, nada tenía que hacer frente a Guillermo Padrés en 2019, como Javier Gándara, el oficial del padrecismo, tampoco tenía chance ante Claudia Pavlovich en 2015, como confirma la historia.
Si hacemos caso a las encuestas, los números confirman empate técnico en la contienda estatal, por lo cual ni Alfonso Durazo ni Ernesto Gándara pueden cantar victoria, aunque es de destacarse la ventaja amplia que habría perdido el primero desde su arribo a Sonora, tras renunciar a la Secretaría de Seguridad Pública para buscar la gubernatura.
Los eventos masivos pues, fuera del costo que implican –y es muy malo cuando haya recursos públicos invertidos--, no serán determinantes para inclinar la balanza. Los hace uno y viene el otro a igualarlos.
En Guaymas también los cierres implican atractivos artísticos y casi son con la misma gente. No van a ver al candidato y el promotor lo sabe, pero tampoco se mira bien un evento de escasa asistencia, pues sugiere desaire pero igual, no determinan.
En estos nuevos tiempos hasta Oscar Barragán, el candidato sorpresa del proceso municipal en marcha, cerró con asistencia más que aceptable para un partido desconocido que tuvo el acierto de proponer a alguien así. Y dice que ganará. Si los tiempos son distintos y la oferta electoral tan amplia, lapulverización del voto puede dar esa sorpresa, aunque persista la idea de que aquí, la lucha es de tres: Rodolfo Lizárraga (PT), Karla Córdova (Morena) y Rogelio Sánchez (alianza PAN-PRI-PRD). Ya falta poco.
ESTAN ADVERTIDOS
Tajante, Sebastián Orduño afirma que la actual administración tendrá que rendir cuentas.
El candidato del PT a diputado local apoyado también por Morena –lo cual lo vuelve prácticamente invencible—, confirma que hará lo que todo representante debería hacer siempre: exigir cuentas a quienes ahora se adueñaron del Ayuntamiento para cumplir sus fines materiales, dejando en el olvido la obligación que tenían para con los guaymenses.
Así lo dijo: “Sara Valle y sus cómplices le tienen miedo a que el pueblo de Guaymas les exija transparencia en su paso por el gobierno municipal”, y cuando asuma la representación apoyará que haya castigo severo a “la corrupción, nepotismo y abuso de poder, que fueron características de este gobierno que por fin se va”.
Fue duro contra quienes le han atacado con todo, con recursos del Ayuntamiento por cierto: la alcaldesa Sara Valle, el “cuñado incómodo” Santiago Luna, y el monigote que sentaron en la Secretaría del Ayuntamiento, Arturo Lomelí, a quienes también llamó “grupo de ineptos”.