+ Circo romano, no debate; Astiazarán, el blanco de Lilly; Maloro se sacude la guerra de lodo; Sylvana, paciente y preparada; Durazo, por su más alto nivel, se aburrió
GUAYMAS, Son.- Tendió al aburrimiento el debate rumbo al Senado al caer la tarde de miércoles en Hermosillo.
Pero siempre hay quién no ha visto esas películas y acuden para poder hablar de ellas. Opinar, es libertad de todos, a veces afectada por la pasión que los lleva a reñir por sus preferidos, olvidando que cada quien los tiene y pueden no ser los mismos.
El resumen del circo romano sería un “todos contra Toño”, a partir del machacante bombardeo de la presentadora de televisión Lily Téllez, quien llegó de México para hacer fórmula con Alfonso Durazo, e insistió tanto que consumió en eso la mayor parte del tiempo de ambos, sin averiar gran cosa la carrocería blindada del guaymense.
Lily obligó a Toño a pedirle reducir un poco los dardos con veneno que todo el “debate” le lanzó. Hasta le dijo “tírale a la de al lado”, refiriéndose a Sylvana Beltrones, a quien la comunicadora no tocó ni con el pétalo de una rosa, como confirmando que eso no debe hacerse en esta entidad, pero para Astiazarán, hacerlo se volvió bandera para afirmar que Sonora no tiene dueño y sigue derecho sin quitarse.
Se vio que la lucha es entre dos: Toño y Silvana. Imagínenlos en la fórmula que le negaron a los sonorenses. Las siglas es lo de menos, pues el día 2 será otro México y el sistema de partidos habrá cambiado radicalmente.
Téllez, lejos de ese partido hasta ser invitada a caminar la ruta hacia el Senado, cuestionó a Toño su principal bandera, la inversión en aerogeneradores en Puerto Peñasco. Hace negocios, acusó, con dinero público. El guaymense reaccionó hablando de la bondad del proyecto y mostró recibos en cero por el ahorro que le resulta a 10 mil familias ese programa.
Neutralizó el ataque al explicar que está fuera de asuntos financieros. A juicio mío, habría qué ver si todos los políticos pueden dar esas explicaciones, Lily incluida, ahora que toma un receso para venirse de la CDMX a buscar ser nuestra representante. Si lo hacen, iríamos de sorpresa en sorpresa, pero eso era un debate, no el SAT o un ministerio público.
La candidata del PRI-PVEM-Panal, Sylvana Beltrones, mostró de qué está hecha. Hizo propuestas y si sacó las uñas, fue para defenderse de las damas presentes.
Tensó el ambiente Leticia Cuesta, al acusarla de tener una candidatura regalada y por eso vino a Sonora. La señora Beltrones Sánchez, a 6 segundos de terminar su lapso, dejó de enumerar logros como diputada federal para resumir que le faltaría tiempo para hacer un recuento de sus acciones legislativas en apoyo a la entidad, pero “a ti, te va a sobrar”.
Y eso de que no ha estado en Sonora, por eso no puede presumir logros, el rostro adusto y la voz firme, fueron para centrar el ladrillazo: “es una vergüenza vivir en Sonora y no hacer nada por los sonorenses”. Cuesta también vio exhibido su conflicto con trabajadores a los que despidió sin cubrir obligaciones laborales en las siglas Sonora Ciudadana.
Si hizo eso, seguramente no fue por maldad, pero qué necesidad, pues. Ni modo, en los debates de la política que nos rodea, el ataque, no la propuesta, sobresale. Astiazarán y Leticia también recibieron de Sylvana el “muy rápido aprendieron las mañas panistas”. Y los acusó de ser candidatos de ¡Guillermo Padrés!
Lilly Téllez volvía con sus disparos a Astiazarán, perfectamente bloqueados. Hasta aquí notamos que Alfonso Durazo, un personaje que ha estado en decisiones nacionales, parecía aburrido. Su compañera consumió la mayor parte del tiempo ofrecido a la fórmula y cuando habló, lo hizo con soltura para describir lo que haría su partido al ganar. No se subió al pequeño –para él-- ring. Lo que dijo bastaba.
Sobre ranchos y casas blancas del marido de Sylvana, no permearon el ambiente. Ya nadie se asusta de los políticos ricos. La diputada federal con licencia habló de transparencia en sus declaraciones. Tener ranchos en Sonora es común, por el tipo de economía que se explota, pero --genial respuesta--, es un rancho en nada parecido al que tiene “el jefe de los candidatos panistas, Guillermo Padrés, y otras propiedades aseguradas por el gobierno estatal”.
Téllez tampoco olvidó a Maloro Acosta, a quien le recordó haberlo denunciado por despojos a ejidatarios cuando fue jefe del Registro Agrario Nacional. Lo sentenció: no llegará a ser senador; pero el hermosillense, quien nunca perdió su compostura, le arrojó al rostro que no hubo investigación alguna y a la denuncia le faltó rigor periodístico.
El tema de corrupción prevaleció aún después de terminado. A Téllez le dijo Astiazarán que siempre ha mostrado su 3de3, pero como ella vivía en Mx no se dio cuenta; igual Maloro, cuando la capitalina le señaló el abandono en el que dejó a Hermosillo. El capoteo del Maloro fue que como la ex conductora de televisión no vivía aquí, no se dio cuenta de que recibió colapsado y desfalcado el municipio.
“Más allá de sus reportajes a modo, Lilly Téllez no ha hecho nada por Sonora”, fue su frase digna de análisis.
Téllez –cuya voz parece de mujer enojada… ¿o lo estaba?--, está por presentar sus declaraciones patrimoniales; Maloro le expuso que hace tiempo hizo públicas las suyas, patrimonial, fiscal y de intereses, y que seguía viviendo desde hace 20 años en la misma casita en Hermosillo, pero que en la “guerra de lodo” siempre le sacan ser propietario de islas y yates.
Seguiríamos, pero cansa. Por eso no se transmitió completo el debate. Fueron pocas propuestas y muchos ataques, lo cual no ayuda. Cansa escuchar que nadie es honesto y nadie es buen candidato, cuando todos podrían serlo.
Y muchos se han atrevido a decirlo: Sylvana confirmó saber mucho de Sonora y ha hecho por su entidad de origen. Le favoreció dedicar más tiempo a proponer que a defenderse, o atacar. Si debe haber un ganador, podría ser ella.