+ Reformas, necesarias; cuidar los recursos nunca ha sido malo; municipios quebrados miran el futuro con esperanza; federales a poner orden; marinos, su espíritu de servicio y valor
GUAYMAS, Son.- Este miércoles el Congreso del Estado reflejó la disputa por el poder estatal entre quienes ahora lo tienen y los que vienen por él.
Encerrados, como se esperaba, los diputados aprobaron reformas y el mensaje de Rafael Buelna durante la sesión extraordinaria de la representación legislativa fue también el esperado, cuando dos terceras partes de los legisladores presentes dijeron sí a modificaciones constitucionales que “eliminan privilegios de funcionarios y la clase política, al desaparecer el fuero y los fondos legislativos discrecionales”.
También para establecer corresponsabilidad entre los tres poderes del Estado cuando decidan cosas que nos interesan a los sonorenses, como la transparencia, la fuerza al Poder Judicial y (aquí está lo que no gusta a los que vienen) “la reforma que faculta al Ejecutivo para poder hacer observaciones al presupuesto aprobado por Congreso”.
Para el diputado presidente de la Permanente, esas reformas evitarán la falta de acuerdos y como es el dinero lo que está en la mente de todos, los diputados dicen que no debe ponerse en riesgo la aprobación de presupuestos ni afectar el gasto social, pero enfrenta, claro, diferencias políticas.
La pregunta sería a cada parte sobre qué hay de fondo. El “grillo” de oficio lo entiende. La gente de a pie, cree que será como se acuerde, sin mirar nada malo en eso de cuidar el adecuado ejercicio presupuestario y el obligado freno a la impunidad.
Finalmente, lo que cuida el político, es que no le aten las manos y eso es lo que se está haciendo. Igual pueden acordar reversa a estas reformas a partir de septiembre, cuando lleguen los nuevos, pero no sería fácil, pues requieren del respaldo de los municipios y no los tienen a todos. Y a como se ha visto –fíjese en los videos donde se expresa el dueño del PT en Sonora, Jorge Moreno Berry—tampoco a los diputados.
Eso es el pataleo. Pero está bien aprobar “cortauñas” para uso frecuente de los representantes y freno a sus excesos. Lo otro, es lo cuestionable, pero eso se trata intramuros y saldrá a la luz en el fragor de la batalla.
SE LIMPIA GUAYMAS
El argumento de que todo el país está así sería válido, pero no debiera ser guía para dejar tirados los intereses municipales como lo hizo la actual administración de Lorenzo De Cima.
Es terrible vivir con la violencia que se nos vino encima. Con la corrupción que se lleva todo el dinero público a cuentas bancarias particulares justificado en la presunta entrega de bienes y prestación de servicios, que cada vez con más descaro, ni se entregan ni se prestan, pero se pagan.
Recuerdo una declaración de José López Portillo, el ya fallecido expresidente mexicano, donde resumía qué ocurría: “nos hemos convertido en un país de cínicos”.
Eso reflejan quienes asumen el mando en las ciudades y pronuncian discursos que para el pueblo, se volvieron huecos. Surgió la calificación crítica inmediata y en julio pasado, el voto –única herramienta de expresión real del pueblo—les hizo ver hasta dónde se equivocaron. E hizo ver también lo que se quiere: recuperar espacios, la ciudad y, enseguida, el país.
Cuál es el reto para los que vienen:
Poner coto a la inseguridad, principalmente la que genera con gran violencia el tráfico de estupefacientes y que Guaymas ha vivido en las últimas semanas por los intereses en pugna, que no ha sabido o no ha querido, someter al orden la autoridad.
La próxima alcaldesa, que ganó al margen de siglas, debe responder a expectativas elevadas y, de entrada, rechazar las abusivas renegociaciones bancarias argumentando mejores condiciones de pago; olvidar ya los arrendamientos de luminarias con los que los últimos alcaldes saquearon el erario; saber decir no a quienes se creen dueños de la obra pública y la construyen incompleta y de mala calidad. Guaymas tiene ejemplos mil de eso y los guaymenses saben quiénes son los responsables. Y ya no deben llenar la nómina de trabajadores sin capacidad o innecesarios ni terminar sindicalizándolos.
La lista de ejemplos de lo que no se debió hacer es larga. Pero se hizo y esa es la razón por la que ahora están así los municipios. Se sabe cuál es la esperanza ante los mandos que llegan. Pero también de dificultades para cumplir con ellas. Quizá no se cumplan los avances esperados, pero lo que se haga ayudará.
TIROS RAPIDOS:
1.- Se habían ido los manifestantes de años apostados por fuera de Palacio Municipal y eso lo agradecían empresas alrededor, pues por fin podían trabajar sin las arengas y música de protesta cotidiana.
Pero volvieron. Al parecer Fernando Ortega, particular del alcalde, les pidió el favor de seguir el ruido mientras se deciden acuerdos favorables a Lorenzo De cima, hoy que avanza la transición hacia el siguiente --y potencialmente muy diferente-- gobierno municipal.
2.- Los guaymenses no se explican el papel de la Secretaría de Seguridad Pública que centró en San Carlos su combate a la violencia, cuando en ese destino turístico la calma ha sido característica.
El titular, Adolfo García Morales, envió la tropa, con carros blindados, helicóptero y todo eso, a mortificar turistas, justificándolo con el secuestro de tres jóvenes que por cierto, aún no aparecen.
Pero nunca envió a su gente a los sitios generadores de violencia donde hay baleados, desmembrados y hasta metralla sobre carros y casas.
Hoy, hace la tarea la Gendarmería Nacional apoyada por el Ejército y la Marina. Anuncian resultados palpables y eso lo aplaude la ciudadanía. Allí está el ejemplo.
3.- Con qué reconocimiento se dirigía la gente al ver actuar a los elementos de la Armada de México asignados a la 4ª. Región Naval Militar.
Por todos los medios laboran en apoyo a la gente y esta mañana de miércoles los jóvenes marinos hacían su tarea, una de las cuales fue el rescate, desde helicóptero de personas atrapadas por las avenidas pluviales procedentes de la cuenca hidrológica, donde las lluvias arrojaron grandes descargas.
Eso sí da confianza a la población, lo reconoce. Y lo agradece.