México, D.F., 6 agosto 2012.- Rafael Navarro González, investigador del Instituto de Ciencias Nucleares de la UNAM, es uno de los científicos detrás de la misión “Curiosity” que llegó a Marte este lunes 6 de agosto. La misión despegó de la Estación Cabo Cañaveral de la Fuerza Aérea, el 10 de noviembre de 2011. Uno de sus objetivos principales es buscar materia orgánica en el planeta rojo, componente esencial en todas las formas de vida que conocemos.
La llegada a Marte
Durante el descenso, que duró aproximadamente siete minutos, Curiosity realizó una serie de procesos muy complicados, incluidos cambios en la configuración del vehículo. Debido a esto, se suspendió momentáneamente la comunicación con el robot. Para el equipo en la Tierra, estos instantes de incertidumbre fueron la parte más tensa de la misión tras el despegue.
Curiosity comenzó el descenso en caída libre a una velocidad aproximada de 21 mil 600 kilómetros por hora. En ese momento, el único medio viable para comenzar la desaceleración de la nave fue la fricción con la atmósfera marciana. Debido a que este proceso generó temperaturas muy altas (de forma similar a cuando un meteorito entra en la atmósfera terrestre y se incendia), Curiosity contaba con un escudo para evitar daños.
Una vez que la velocidad disminuyó lo suficiente (a más o menos mil 450 kilómetros por hora) se abrió un paracaídas.
Cuando la velocidad se redujo hacia los 500 kilómetros por hora, el escudo contra el calentamiento se desechó y Curiosity comenzó a escanear el suelo para encontrar un sitio propicio donde posarse.
A una velocidad de 280 kilómetros por hora, el robot se liberó del paracaídas, y un mecanismo equipado con retrocohetes llamado Sky Crane ("grúa del cielo") comenzó a funcionar. La grúa se encargó de depositar al Curiosity suavemente en la superficie de Marte por medio de cables.
Una vez que el robot se encontró firmemente en el suelo, cortó los cables que lo conectaban con la grúa. Entonces, el Sky Crane se alejó y cayó en algún sitio distante.
Después de tocar terreno, Curiosity comenzó a comunicarse con la Tierra para informar que todo había salido bien. El robot llegó a una región conocida como el Cráter Gale. En éste hay una elevación de cinco kilómetros de alto en el centro, llamada Montaña Sharp. La primera tarea del Curiosity consiste en acercarse a ésta tan pronto como le sea posible. Para que pueda lograrlo, en junio de 2012 se corrigió la trayectoria de la nave, lo que le permitió descender más cerca de su objetivo.
De acuerdo con Navarro González, esto es de suma importancia, pues “se reducirá a la mitad el camino que recorrerá el robot para llegar a la Montaña Sharp”. Así, evitará los peligros que pudiera encontrar al desplazarse grandes distancias por el terreno marciano, y además se optimizarán los tiempos de la misión.
El robot es capaz de pasar sobre obstáculos de hasta 65 centímetros de altura y de recorrer un máximo de 200 metros al día en el terreno marciano, mientras obtiene su energía de un isótopo radioactivo. Al no depender de la energía solar, no detendrá sus actividades durante la noche.
Tras los rastros de la vida
El Curiosity, cuyo nombre oficial es Mars Sience Laboratory (MSL), es un vehículo robot casi cinco veces más pesado que sus predecesores, llamados Spirit y Opportunity, lanzados en 2003. En su interior lleva un laboratorio móvil que le permitirá hacer pruebas en distintos puntos de la superficie de Marte, para determinar si el ambiente del planeta fue o es propicio para albergar vida microbiana.
Se espera que el robot, con un tamaño similar al de un auto pequeño, envíe información que ayude a los científicos a determinar si hay materia orgánica y verificar si ésta tiene relación con formas de vida.
El robot cuenta con dispositivos que le permitirán identificar los minerales presentes en la superficie marciana, además de tomar fotografías y video de alta definición, así como localizar sitios adecuados para obtener muestras. Éstas se conseguirán taladrando el terreno para estudiar capas más profundas de la superficie, que aquéllas examinadas en misiones anteriores. También se obtendrán muestras con una pala.
Otro experimento que se realizará consiste en evaporar las rocas con un potente láser. El análisis del gas resultante permitirá conocer los elementos químicos presentes en las muestras.
Sobre los objetivos de la misión, Navarro comentó: “para determinar si hubo, hay, o si es posible que en un futuro haya vida en Marte, es necesario saber si existe materia orgánica en su superficie, y si es así, se debe establecer si es de origen biológico o abiótico… Ésta es la misión del Curiosity”.
El experimento SAM
Para analizar las muestras recolectadas en busca de materia orgánica, hay un conjunto de instrumentos dentro del robot llamado “Análisis de Muestras en Marte” (SAM, por sus siglas en inglés). Incluye un cromatógrafo de gases y un espectrómetro de masas.
Las misiones Vikingo I y Vikingo II, lanzadas en 1976, ya habían buscado materia orgánica en el planeta sin éxito. Navarro afirmó al respecto: “Mi equipo de trabajo y yo descubrimos lo que impidió que se detectara materia orgánica en las misiones anteriores… Nuestra colaboración hizo que se modificara el diseño de SAM para evitar caer en las mismas fallas”. En universitario participa como investigador y asesor científico del proyecto, y es el único mexicano que colabora en SAM.
En palabras del Administrador de la NASA, Charles Bolden, “Marte está firmemente en nuestra mira", y agregó: “El Curioso no sólo aportará una gran cantidad de datos científicos, sino que servirá de misión precursora para la exploración humana del planeta rojo”.