HERMOSILLO, Son.- Es una de las preguntas más frecuentes que se hacen —con un aire de incredulidad y duda— sobre el ex gobernador Guillermo Padres Elías, preso en un penal de Ciudad de México desde noviembre del año pasado.
La pregunta tiene base y lleva chanfle. La Procuraduría General de la República se desistió de impugnar el amparo concedido al ex gobernador para librarlo de la acusación de delincuencia organizada, que junto con otros tres delitos, lo mantienen en la cárcel, y de salir exonerado de ese delito podría salir del reclusorio para llevar el juicio de las tres restantes acusaciones en libertad.
¿Por qué enoja a la gente la posibilidad de que Padrés salga libre?
Básicamente porque a más de dos años de haber terminado el sexenio panista cada día se conoce más de las irregularidades y las desviaciones de recursos económicos que dejaron a Sonora temblando y a una opinión pública que desde el principio dudaba se pudiera hacer justicia contra un ex gobernador; algo nunca visto en Sonora en más de 100 años.
También porque todavía no se sabe a ciencia cierta, ni el tamaño ni el verdadero monto del boquete financiero hecho sobre la administración pública sonorense durante el sexenio panista y que le ha dificultado al actual gobierno operar los programas con una reserva mínima de fondos para atender prioridades.
También, porque a diferencia de otros estados como Veracruz, donde a cada rato se informa de la devolución de propiedades y dinero del ex gobernador Javier Duarte, eso no ha ocurrido en Sonora y a lo más que se ha llegado es al cateo de las propiedades del ex gobernador y sus funcionarios por parte de la Fiscalía Anticorrupción, sin mayor trascendencia en las propiedades y los recursos de los principales funcionarios y parientes de aquella administración.
¿Nunca visto en más de 100 años?
Nunca visto. Como lo hemos mencionado antes, al gobernador encargado del despacho Cesáreo Soriano en 1917 acusado de recibir moches, nada más se le retiró del cargo. A Topete se le acusó de daños a la población motivados por la rebelión que encabezó como gobernador, y se exilió en Los Ángeles, California.
Ramón Ramos Almada fue desconocido por el Senado en 1935 junto con los Poderes Legislativo y Judicial, pero no tardó en integrarse a la vida civil.En 1975 renunció al cargo el gobernador Carlos Armando Biébrich y fue perseguido judicialmente. Nunca fue aprehendido y llevó su caso en libertad en México y el extranjero. Fue absuelto años después por la Suprema Corte de Justicia de la Nación y posteriormente se reintegraría a su despacho y a tareas académicas y de partido.
¿Problemas políticos más que jurídicos los anteriores?
En los tres últimos casos (Topete,Ramos,Biébrich) enfrentamientos y tensiones del gobierno estatal con el Ejecutivo federal por diferencias.
¿Y Padrés?
En el caso de Guillermo Padrés se trata de un gran desfalco al Estado. De una corrupción abierta y sin simulaciones nunca vista en Sonora de parte del gobierno estatal. Nunca en la historia se había visto en Sonora que un exgobernador cayera a la cárcel y que sus principales colaboradores enfrentaran procesos y acusaciones por malos manejos de recursos en sus responsabilidades. Al principio buscaron darle un sesgo político alegando persecución, pero con el tiempo tanto el gobierno federal como el estatal han demostrado con abundantes pruebas los ilícitos cometidos y las acusaciones concretas contra Padrés.
¿Ejemplos?
Andan huyendo o cuentan con orden de aprehensión: El ex secretario de Gobierno, el de Salud y el de Hacienda. Traen procesos más de 30 funcionarios medianos y alto nivel, y lo peor es que todas las acusaciones que enfrentan están avaladas por pruebas irrefutables que hacen difícil que la puedan librar sin pagar sus culpas con temporadas en la cárcel o con procesos largos y costosos, donde no se ve cómo puedan justificar los malos manejos y sus efectos para los sonorense. Pruebas abundan, testimonios también, mucha imaginación, perversidad y cinismo.
¿Tampoco eso se había visto?
No. No existe un antecedente en Sonora de que un conjunto de ex funcionarios hayan sido perseguidos por la justicia, acusados de tantas irregularidades administrativas en perjuicio del Estado. Tradicionalmente se hablaba de casos aislados de funcionarios que aprovechaban su paso por el sector público estatal y federal para enriquecerse, pero no en la forma como los panistas lo hicieron en el sexenio que gobernaron.
¿Pero sí hubo corrupción antes?
También. Pero nunca alcanzó los niveles de los que ahora se señalan, ni en el monto ni la variedad de giros hasta donde se amplió. Sostener que con el PRI en el gobierno no hubo corrupción sería caer en la ingenuidad y en una visión muy limitada —o maniquea— del análisis. Por mucho tiempo nos acostumbramos a las imágenes del cambio brusco de estilo de vida en algunos presidentes municipales, que lo alteraban radicalmente en los tres años que gobernaban, o de funcionarios estatales que se asociaban entre ellos para instalar negocios derivados de su función pública o de la regulación estatal: Terrenos, transporte, propiedades, empresas abastecedoras de bienes y servicios, constructoras, conjuntos habitacionales o reservas territoriales municipales en sus manos, etc. O controlar dependencias federales para proteger intereses específicos relacionados con la propiedad urbana y rural.
¿Y cuál sería la diferencia con el padrecismo y los panistas?
Que con el PAN y el equipo de gobierno de Guillermo Padrés no hubo límites administrativos ni morales, ni excepción alguna para incrementar los índices y los mecanismos de corrupción en el Estado.
Participaron todos —o casi todos— los funcionarios y familiares directos y asociados de otros partidos que metieron la mano en todo: compras, terrenos particulares y ejidales, dinero federal, uniformes escolares, zapatos, obras públicas, instalación de nuevas empresas, seguros, etc., hasta llegar a hacerle un tremendo daño y un gran boquete financiero y administrativo a la administración estatal de la que todavía no se repone a casi tres años de gobierno.
¿Y en los municipios?
Igual sucedió con los presidentes municipales panistas, que nunca dudaron en asociar las administraciones públicas municipales con los proyectos empresariales que ya manejaban ellos con anterioridad: Venta de agua, refacciones, terrenos, constructoras y altos niveles de desorden administrativo con las herencias de personal (básicamente familiares y allegados) debidamente sindicalizados —antes de entregar el poder—, para evitar que con las alternancias posteriores los pudieran correr de los ayuntamientos. Esa crisis no se ve pero se siente. Cada día se sabe de un grupo más numeroso de ayuntamientos de Sonora en crisis financieras: a unos no les alcanza para pagarle a la CFE y les cortan la luz, otros constantemente retrasan el pago de las quincenas, en otros casos las enormes dificultades para completar los aguinaldos en diciembre y otros ya no tienen viabilidad financiera, por los altos niveles de endeudamiento que padecen, y los altísimos déficits de sus finanzas.
¿Y dónde andan esos personajes ahora?
¿Los panistas? Unos haciendo negocios con los alcaldes de su partido que ganaron en 2015, otros repartidos en estados donde gobierna el PAN sea como empleados directos o experimentando con nuevas empresas derivadas de los capitales amasados en Sonora.
¿Y qué va a suceder?
Que la gente sienta burlado el estado de Derecho al salir Padrés de la cárcel, sospechen de simulación o señalen algunas dudas en torno a negociaciones ocultas del gobierno federal con los lobbystas del PAN, que al tiempo que ejercen ahí algún tipo de liderazgo también actúan como abogados defensores del ex gobernador a precios extremadamente altos. “¿Por qué –se pregunta la gente a cada rato– en Veracruz le devuelven a Yunes dinero y propiedades ilegales del ex gobernador Javier Duarte, y aquí —a pesar de las enormes evidencias y de los excesos cometidos por los panistas que gobernaron–, el gobierno federal no ha devuelto un solo peso de lo expoliado a Sonora por el grupo padrecista?
¿Quién pagará políticamente?
Será muy difícil que el PAN pueda reponerse de su crisis para el 2018. No cuenta con candidaturas atractivas y tampoco con una oferta política que lo pudiera librar de su crisis política y moral.
El PAN va a perder en Sonora la mayoría de las posiciones por las que compita, y las va perder con el PRI y con Morena.
Aquí lo interesante será ver los efectos de la liberación del ex gobernador en la intención de voto por el PRI y las explicaciones que se le den a la gente acerca de lo que verdaderamente implica la liberación de Guillermo Padrés, que en los hechos no habrá de significar una exoneración de las acusaciones que enfrenta y solo servirá para que lleve el resto del largo proceso en libertad.
¿Lo entenderá el pueblo así? No lo creo.
¿De dónde tanto dinero para pagar una defensa tan cara?
La pregunta es muy obvia: ¿De dónde tanto dinero?
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