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Columa 1

El PRI engañó al pueblo

CD. DE MEXICO.- Luego de los logros del Pacto por México como la reforma hacendaria, los firmantes PAN y PRD se dicen “arrepentidos por haber creído en el PRI, por haber confiado en su palabra”.

Ante esto no se han cruzado de brazos, unidos –los enemigos del sexenio pasado-- metieron un recurso de inconstitucionalidad ante la Suprema Corte de Justicia para revertir la reforma y están a la espera del fallo.

Mientras tanto, lo único que les ha quedado a los legisladores panistas es quejarse amargamente, como es el caso del diputado Marcelo Torres y del senador Alfonso Robledo, quienes encabezan la lucha.

“El PRI se burló de México porque no sólo engañó a panistas y perredistas con reformas que no beneficiarían al país, sino que engaño a todos los mexicanos”; expuso el legislador de Coahuila Marcelo Torres, quien trae todos los pelos de la burra en la mano sobre los daños económicos que traerá en la frontera la reforma fiscal con la homologación del IVA.

El caso es que mientras los diputados panistas manifestaban su desengaño en conferencia, durante la sesión de la comisión permanente en la Cámara de Diputados; asesores priistas en el lugar con libreta en mano para  anotar y luego informar a sus jefes que las simpatías para con el PRI ya no son completas a un año del gobierno de Peña Nieto, tiempo que ha bastado para darse cuenta que el partido Revolucionario Institucional le sigue dando atole con el dedo a los mexicanos y ahora también a los partidos políticos a través de un “Pacto por México”.

El pleito de los panistas

Aunque, claro, como versa un famoso dicho de “el que esté libre de pecado que tire la primera piedra” el PAN no tiene cara para reclamar el atraco al pueblo de México, ya que las corruptelas al interior del partido azul también son por todos conocidas; y últimamente se han multiplicado en pleno proceso de renovación de la dirigencia nacional.

Pero eso no es todo, al parecer el PAN aprendió muy bien las malas mañas del PRI y las puso en práctica cuando gobernó y hasta la fecha recurren a estas prácticas cuando se trata de defender la corrupción por parte de los suyos.

De tal suerte que la senadora Marcela Torres defendió las corruptelas  del coordinador de los diputados del  PAN, Alberto Villarreal, denunciadas durante las negociaciones del presupuesto 2014 por alcaldes, quienes por temor a represalias se mantuvieron en el anonimato y aseguraron que se les exigió el diezmo para contar con recursos para sus gobiernos municipales; mismas corruptelas que fueron confirmadas por el senador Ernesto Cordero a través de una llamada telefónica interceptada.

La senadora de clase alta exigió pruebas a los denunciantes sobre la supuesta corrupción de Villarreal, para poder aplicar la ley, de lo contrario no se puede actuar a partir de rumores; en vez de considerar, al menos, se investigara el caso, pues no sólo hubo denuncias públicas de afectados sino que además fue confirmado por otro senador del mismo partido.

Salirse por la tangente fue el mejor viraje que halló la senadora panista al exigir castigo para los que interceptaron la conversación del senador Cordero, donde confirma las corruptelas al interior del Partido albiazul. Vaya modo de buscar la justicia y la transparencia.

La reforma hace debatir a intelectuales

CD. DE MEXICO.- Dos influyentes editorialistas se enfrentan epistolarmente a través de sus columnas en los diarios Milenio y Excelsior: Carlos Puig y Leo Zuckermann.

Sus textos,para comparar sus criterios, útiles en el análisis que los lectores deben hacer respecto al trascendente –y a la vez ignorado paso por parte de los mexicanos--, se exponen a continuación en este espacio:

1.- Carlos Puig:

Creo firmemente que lo mejor para los consumidores es que en un mercado, en este caso el de hidrocarburos o el de la electricidad, participen múltiples jugadores, sin importar si son nacionales o extranjeros. Lo creo para el petróleo y lo creo para las telecomunicaciones, la televisión, los periódicos, las hamburguesas, las marcas de automóviles o los bancos. Creo también que la manera en que hemos explotado nuestros recursos energéticos es ineficiente, cara y se ha prestado a una corrupción obscena.

Pero soy también un pesimista crónico. Soy realista.

La industria de la energía es una de las más poderosas del mundo. Es una gran productora de empleo, generalmente mejor pagado que el promedio, y excelente detonadora de industrias paralelas. Es también, por la naturaleza de su actividad, una de las más depredadoras en relación con el medio ambiente, de alto riesgo para sus trabajadores. Es, según los expertos, una de las que más y mejor regulación necesitan.

Y en mi país no sabemos regular ni supervisar absolutamente nada.

Cuando medio sabíamos regular elecciones decidieron acabar con el IFE.

Cuando la Cofeco tomó un par de tibias decisiones que afectaron a alguien, la cambiaron por otra. No veo a los bancos temblando frente a sus reguladores.

Las telefónicas han hecho lo que se les pega la gana y cuando el Ifetel afectó medio interés de medio actor del sector, lo destruyeron.

Cuando el IFAI se organizó para que supiéramos un poco más de quienes nos gobiernan, lo hicieron pedazos.

Cuando Tv Azteca se robó una señal, nadie en el gobierno se dio por aludido.

Las investigaciones de nuestra Auditoría Superior de la Federación no han metido jamás a nadie a la cárcel.

¿Alguien sabe qué hace, dónde está, o de qué sirve la Comisión Reguladora de Energía, a quién ha regulado en su historia?

¿Cuántos amparos por hora interpondrán las empresas petroleras contra cualquier intento de regulación?

Seamos honestos: no sabemos meter en orden ni al transporte público concesionado. Si no podemos con unos taxis, cómo le vamos a hacer con Exxon o Shell o BP.

No es lo óptimo. Seremos igual o más pobres, pagaremos gasolina y luz caras y malas… Pero al monstruo burocrático, corrupto, ineficiente llamado Pemex ya lo conocemos.

En el país que de por sí gobiernan los fácticos, para qué invitamos más.

2.- Leo Zuckermann:

Se equivoca Puig al estar en contra de la Reforma Energética

Una de las críticas más fuertes en contra de la Reforma Energética es la incapacidad del Estado mexicano de regular a empresas poderosas. Esta preocupación, y no las bobaliconas acusaciones de “traición a la patria” de nuestra izquierda, merece una discusión de fondo. Estamos hablando de un peligro real: que, al abrir el mercado al capital privado, las empresas capturen a la autoridad encargada de cobrarles las regalías y se pierdan miles de millones de dólares de renta petrolera.

El argumento lo explica muy bien Carlos Puig en su columna de ayer en Milenio, aunque llega a la conclusión equivocada. El periodista está a favor de la economía de mercado “pero soy también un pesimista crónico. Soy realista. La industria de la energía es una de las más poderosas del mundo (…) Es, según los expertos, una de las que más y mejor regulación necesitan. Y en mi país no sabemos regular ni supervisar absolutamente nada”.

Puig menciona varios casos para ilustrarlo: “Cuando medio sabíamos regular elecciones decidieron acabar con el IFE. Cuando la Cofeco tomó un par de tibias decisiones que afectaron a alguien, la cambiaron por otra. No veo a los bancos temblando frente a sus reguladores. Las telefónicas han hecho lo que se les pega la gana y cuando el Ifetel afectó medio interés de medio actor del sector, lo destruyeron. Cuando el IFAI se organizó para que supiéramos un poco más de quienes nos gobiernan, lo hicieron pedazos. Cuando TV Azteca se robó una señal, nadie en el gobierno se dio por aludido”.

Tiene razón: en México no hemos acabado de transitar de un Estado interventor a uno regulador. Antes el gobierno manejaba directamente muchas empresas. Era dueño del monopolio de la telefonía, de los bancos y de la segunda televisora. En los ochenta se privatizaron. El Estado pasó a regularlas para resolver fallas tradicionales de mercado o concentraciones monopólicas que afectaran a los consumidores. Pero las nuevas autoridades se tardaron en aprender a regular y cuando empezaron a hacerlo bien, vinieron las amenazas.

Se trata de un fenómeno común en todos los países. Los entes regulados siempre tratan de capturar a los entes reguladores. Es por eso que se necesita un Estado con la autonomía y capacidad necesaria para que funcionen las instituciones. Ese es el reto que enfrentan todas las naciones incluyendo a México.

Pero esto no significa que, como aquí lo hacemos mal, debemos renunciar a hacerlo. He ahí donde se equivoca Puig al concluir: “Si no podemos con unos taxis, cómo le vamos a hacer con Exxon o Shell o BP. No es lo óptimo. Seremos igual o más pobres, pagaremos gasolina y luz caras y malas… Pero al monstruo burocrático, corrupto, ineficiente llamado Pemex ya lo conocemos. En el país que de por sí gobiernan los fácticos, para qué invitamos más”.

Es una conclusión tristemente conservadora: “Más vale malo conocido que bueno por conocer”. Es como si en los años ochenta hubiéramos dicho: “Como no sabemos regular elecciones mejor quedémonos con ese monstruo burocrático, corrupto, ineficiente llamado PRI que ya conocemos”. ¡No! Mejor invirtamos los recursos necesarios para desarrollar las instituciones como el IFE que nos permitió transitar a la democracia. Construyamos una autoridad reguladora petrolera que tenga la autonomía y capacidad para enfrentar a empresas poderosas.

Y aprendamos de nuestros errores. Al IFE comenzaron a matarlo en 2007 cuando los partidos optaron por un modelo de hiperregulación electoral que acabó haciendo del Instituto una burocracia cada vez menos concentrada en el objetivo de organizar elecciones limpias. La prioridad de la nueva regulación petrolera debe ser maximizar la renta de la extracción de hidrocarburos. Esto significa privilegiar esquemas jurídicos fáciles de administrar y fiscalizar. He ahí la gran virtud de las concesiones (aunque quieran llamarlas “licencias”) versus los contratos de utilidad compartida que quería Peña. Los primeros son fáciles: el gobierno mide en la boca del pozo cuántos barriles se extrajeron y la empresa paga las regalías e impuestos sobre éstos.

Los segundos son una pesadilla que genera corrupción: cada contrato es diferente; la empresa puede pedir poca utilidad, pero, con la colusión de las autoridades, infla los costos.

Si nos sumamos al pesimismo de Puig incluso podemos llegar a una conclusión todavía peor a la de él: como el Estado ha regulado tan mal a Telmex, los bancos y TV Azteca, mejor volvamos a estatizarlos y que el gobierno los opere.

¿Qué opinas?, querido Carlos.

Así ve España la Reforma

Una información divulgada por el más influyente diario español, El País, divulgó en estos términos la nota relativa a la reforma energética cuyo tema central fue la entrega del petróleo a intereses privados:

MADRID, España, 12 de Diciembre de 2013.- México pasó página a 75 años de nacionalismo en la industria energética.

El Senado mexicano aprobó esta madrugada en lo general, en una maratoniana sesión que ha durado más de 12 horas, la apertura de la industria de los hidrocarburos a la inversión de empresas privadas nacionales y extranjeras. El Partido Revolucionario Institucional (PRI, el partido en el Gobierno) junto con el Partido Verde, aliados con la derecha, el Partido Acción Nacional (PAN), pusieron fin, con 95 votos en favor y 28 en contra, a la política energética que Lázaro Cárdenas inauguró en 1938 con la expropiación petrolera.

La sesión tuvo algunos momentos de tensión por las protestas de la izquierda, que incluso tomó la tribuna al quejarse de ser orillada de la discusión. Los legisladores del Partido de la Revolución Democrática (PRD) y del Trabajo (PT) acusaron que se “privatiza” la industria y señalaron como “traidores a la patria” a quienes aprobaron la llamada reforma energética, la última de gran calado que el presidente Enrique Peña Nieto se propuso en su primer año de Gobierno.

La reforma modifica tres artículos de la Constitución, lo que fue una clara afrenta a la izquierda, que dejó claro desde el inicio de las negociaciones, en el seno de los acuerdos del Pacto por México, en septiembre de 2012, que no apoyarían leyes que tocaran textos de la carta magna referentes a la propiedad y explotación de los recursos energéticos. Con la modificación, se permite la entrada de las empresas de capital privado a la industria energética mexicana mediante contratos de servicios, de utilidad y producción compartida, así como de licencias.

El Estado, a través de una Comisión Nacional de Hidrocarburos, será el encargado de otorgar los contratos a las compañías para exploración y extracción. La iniciativa aprobada la medianoche del martes es mucho más ambiciosa que la presentada por el presidente Peña Nieto en agosto pasado, que solo contemplaba los contratos de utilidad compartida. Fue la derecha la que buscó un modelo más abierto a la inversión privada y el PRI secundó esa propuesta.

La reforma no rompe con uno de los cimientos de la reforma cardenista, promulgada a finales de los 30 del siglo pasado. El petróleo seguirá siendo propiedad de la nación. Los senadores de izquierda, sin embargo, aseguran que esto es un engaño.

“La licencia de contrato es lo mismo que una concesión. Se cede la propiedad del petróleo”, dijo la noche de este martes el senador Luis Sánchez Jiménez. Los senadores del partido en el Gobierno aseguran que las concesiones no podrán celebrarse en la explotación de petróleo, gas, minerales radioactivos ni en el sistema de distribución eléctrica del país. Las empresas extranjeras, no obstante, podrán incluir en sus informes contables las ganancias esperadas por explorar y explotar los yacimientos de hidrocarburos.

Durante más de ocho horas, los senadores que representan al partido en el Gobierno subieron a la tribuna a explicar el declive en la producción petrolera en el país en los últimos años y por qué la industria requiere una cirugía mayor.

“El estado de Texas produce más barriles de petróleo que nosotros”, dijo Humberto Mayans, del PRI. Los senadores de la izquierda, en cambio, defendían a Petróleos Mexicanos (Pemex) como una empresa próspera, la 14 a nivel mundial, cuyas ventas en 2012 representaron el 11 por ciento del PIB mexicano. Solicitaron, en más de una ocasión, que se hiciera un referendo en todo el país para consultar la apertura del sector. Y criticaron que la reforma no combatiera la corrupción que se ha presentado en la empresa. Dos senadores de la derecha votaron en contra de la iniciativa, oponiéndose al voto mayoritario de su bancada. Javier Corral, uno de ellos, señaló que “esta reforma necesaria solo debía de aprobarse si combate la corrupción en la industria. Nada propone para erradicarla. Lo que se avista no es nada prometedor”.

La reforma le da un margen de dos años a las empresas públicas descentralizadas -Pemex y la Comisión Federal de Electricidad (CFE)- para convertirse en “empresas productivas de Estado”, un término ambiguo que las llama a ser más competitivas y adoptar las mejores “prácticas a nivel internacional”. El nuevo esquema dibujado en la reforma otorga a Pemex prioridad a la hora de elegir yacimientos, con el permiso de la Comisión Nacional de Hidrocarburos. De esta forma se asegura seguir siendo competitiva frente a otras empresas que podrían comenzar a trabajar con mayor capacidad y mejor tecnología.

Uno de los requisitos de la derecha para apoyar la reforma del Gobierno fue borrar al poderoso sindicato petrolero del Consejo de Administración de Pemex, donde tienen presencia desde hace más de 70 años y ocupan cinco de las 15 plazas que lo conforman. Este cambio, impulsado también por el PAN, probó la fama de pragmático que tiene Peña Nieto, que apoyó el golpe al sindicato que ha representado un bastión del partido tricolor al punto de enfrentar cargos penales por millonarios desvíos de recursos al PRI en campañas electorales.

La ley aprobada crea también el Fondo Mexicano del Petróleo para la Estabilización y el Desarrollo, una gran bolsa que gestionará las ganancias de Pemex. El dinero será destinado a pagar el gasto corriente, el presupuesto de egresos, a financiar proyectos de ciencia y tecnología y a cubrir la pensión universal, prometida por el ministro de Hacienda este año.

La izquierda ha reservado la totalidad de la reforma, proponiendo modificaciones a cada párrafo que compone el dictamen que se ha aprobado en lo general. La sesión ha durado doce horas y todavía continúa. Aún existe una lista suficiente de oradores para que transcurran 12 horas más de la histórica sesión. Cuando ésta finalice el dictamen deberá pasar a la Cámara de Diputados, donde el PRI y el PAN, que tienen mayoría, han acordado aprobarla sin que pase por comisiones y evitar así que sea congelada. Después, 17 de los 32 Congresos estatales deberán ratificarla por tratarse de una modificación constitucional.

Los trabajos del Senado ocurrieron en medio de estrictas medidas de seguridad. La sede de la llamada Cámara Alta, en el centro de la capital mexicana, fue resguardada desde la semana pasada por un fuerte cordón policial. Los simpatizantes del excandidato Andrés Manuel López Obrador montaron desde el miércoles pasado un cerco para tratar de evitar el voto de la iniciativa de ley.

El líder de la izquierda no pudo estar en las protestas pues sufrió un infarto hace ocho días. Aunque sus seguidores se apersonaron en los alrededores del recinto senatorial, nunca en un número que rebasara por mucho el millar, la protesta no escaló más allá de obligar a los senadores a pernoctar en hoteles adyacentes a su sede. Ahora la Cámara de Diputados se prepara para recibir tanto el dictamen de ley como las protestas.

Atraco a la nación: Pemex sí se vende

CD. MEXICO.- Los acuerdos políticos se dan entre líderes, entre la cúpula, de ahí que en medio del caos en plena sede alterna para debatir la reforma energética, en el auditorio del edificio E de la Cámara de Diputados, el coordinador del PRI, el grupo de mayor jerarquía en el Congreso, Manlio Fabio Beltrones, hubo de subir por propio pie hasta lo más alto del auditorio.

Allí se encontraba el coordinador del Movimiento Ciudadano, Ricardo Monreal, para intercambiar con éste algunos comentarios. Se sabe que le solicitaba moderación, ya que el zacatecano había hablado fuerte acerca de “atraco a la nación” que estaban cometiendo los priistas.

El discurso del ex gobernador de Zacatecas caló hondo entre los priistas de primera línea, los que deciden, no los que sólo levantan la mano, pues a éstos, la mayoría de la fracción les entró por una oreja y les salió por la otra que Monreal dijera que la historia les impondrá la etiqueta de traidores y vende patrias.

Los argumentos de la izquierda, entiéndase PRD, PT y MC, fueron válidos en reclamo a la privatización de actividades exclusivas del Estado en materia de energéticos. Por un lado, el coordinador del Movimiento Ciudadano reconoció una realidad que en el futuro dolerá al grueso de los mexicanos, y es que la aritmética está del lado del PRI junto con sus aliados PAN, PVEM y NA; aunque la economía no.

Un gran acierto si recordamos lo que sucedió hace tres décadas con la ola privatizadora de gobiernos del PRI, tal y como lo recordaron los diputados del PRD en repetidos discursos en una larga noche en San Lázaro en la que se discutió y votar –a favor—una reforma energética con cambios a los artículos 25, 27 y 28 que hablan sobre la rectoría del Estado sobre sus recursos naturales incluidos los del subsuelo.

Y fue que las privatización de Telmex, Ferrocarriles Nacionales y Fertilizantes de México, entre otras, no trajeron más desarrollo y prosperidad a los mexicanos; y en cambio sí hicieron al hombre más rico del mundo y trajeron más pobreza y desempleo. Las cifras y la situación de millones de mexicanos así lo constatan. La reforma energética establece que el sector energético queda abierto al sector privado en actividades de servicios, que eran exclusivas del Estado.

Modificación que el PRI justificó con un discurso conocido de labios de los ex presidentes Carlos Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo, en el sentido de que los mexicanos no contamos ni con la tecnología ni con la capacidad para realizarlas; lo que contradice lo dicho y hecho por Lázaro Cárdenas en 1938 cuando a pesar de no tener en ese entonces los elementos necesarios, aún así se expropió el petróleo y los mexicanos se prepararon para sacar adelante una empresa, que en unos años volvieron líder mundial.

La reforma energética se aprobó en una larga noche en que se discutieron más de 100 reservas que no pasaron en lo absoluto, sólo sirvieron de catarsis legislativa, pues la aritmética estaba del lado del PRI, el impulsor de una reforma de gran calado, aunque no a favor de los mexicanos sino de la Iniciativa Privada.

El pleno de la Cámara de Diputados permaneció tomado toda la noche para que no se sesionara ahí, el lugar que podría dar legitimidad a una reforma constitucional, a decir del diputado Alfonso Durazo; por lo que al menos los diputados de MC lograron que se sesionara en sede alterna, sin bandera y sin curules.

El éxito es que vuelvan

GUAYMAS.- Miles de guaymenses y visitantes de otros países convivieron principalmente en el malecón turístico, un espacio cuya explanada de varias hectáreas ha permitido a los guaymenses relajarse al grado de bajarle una o dos rayitas al chismorreo que tan dañino resulta para una sociedad.

Alemanes, daneses, japoneses, argentinos, estadounidenses y no sé cuántas nacionalidades más, rondaban esos espacios del Centro Histórico. Eso reflejó la verdadera causa de unión de la gente, la tarea económica, que en los cruceros como el que llegó el lunes, tiene un importante medio de crecimiento. Lo confirmaron las pocas horas de estancia que dejaron a a Guaymas 2 millones de pesos según Javier Tapia, comisionado de Turismo, y 4 millones, según el alcalde Otto Claussen.

Como diría un pequeño amigo mío, “no se esponjen”, la diferencia se encuentra fácil. El conocedor responsable de la industria sin chimeneas habló de lo que directamente vendieron los comerciantes; el alcalde sumó lo que cuesta operar un atraque en el puerto.

Pero ambos funcionarios saben que esas diferencias son pecata minuta al lado de lo que hacen juntos para la meta del final del día: que los cruceros, los turistas, vuelvan o promuevan en sus países, el destino Guaymas, el destino Sonora. Ese es el éxito.

En 2014 vendrá un crucero más, creo que en febrero, de este tipo, pero estarán ya habrían iniciado los derroteros de 14 de aquellos dedicados a la pesca y que recorrerán el golfo con turismo de alto nivel, partiendo de Guaymas y retornando aquí, lo que se llama “home port” para el aficionado náutico.

Pero crece la expectativa con el anuncio de Javier Tapia, al augurar que en 2015 consolidará la industria en esta zona y Sonora recibirá al menos 30 arribos anuales de esos gigantescos barcos que traen gente de donde quiera, como el caso de una pareja de alemanes celebrando 45 años de matrimonio, cuya curiosidad por conocer Guaymas nació en su país, donde hay promoción como esa que dejó Walter Decima en Miami, el año pasado, cuando fue invitado por la Asociación de Cruceristas de Florida y el Caribe, donde estuvo con expertos como él el titular de Promoción Económica y Turística del Municipio.

Esos son resultados, que deben seguir impulsándose y habrá mejores cosas si cada quién hace parte.

Susana agrupa

Alfonso Elías Serrano llegó temprano, para cumplir la invitación de su amiga Susana Corella, al desayuno en el cual para ser honestos, la dirigente priísta local no esperaba tenerlo por razones de agenda del presidente estatal de tricolor.

Así que, al llegar, Elías fortaleció el de por sí manifiesto poder de convocatoria de Susana, que tuvo a ex dirigentes del partido y ex alcaldes, a Alfonso con la secretaria general Natalia Rivera, a su activo secretario Fabricio Cano, y llegó el alcalde Otto Claussen con su tesorero, Manuel Ibarra Salgado.

Acudió hasta Adrián Alanís Quiñonez, ex senador y ahora titular de Administradora Portuaria Integral de Guaymas, priísta hasta la médula, hijo del fundador de ese partido en su natal Durango, donde “el viejo” también, apenas veinteañero, fue el alcalde más joven y si algo faltase a la pancholopezca carrera, también el diputado federal más joven de Adolfo López Mateos. Hijo de tigre, pues.

Hablaron, confiados, en el triunfo del 2015 para recuperar Sonora y fueron, por supuesto, críticos con lo que está ocurriendo en el actual mando panista. Afirman tener los pelos en la mano para decir que la entidad retrocede en perjuicio de programas fundamentales para las mayorías.