“Llegar con salud a mi edad (cumplirá 84 el próximo 13 de junio) y trabajando varias horas al día es un privilegio que muy pocos tienen", afirma. Su obsesión: aprovechar la salud y la vida para emprender, producir, generar riqueza y crear empleos en la región. Es algo que lo mantiene en forma y en permanente comunicación con los amigos, “porque el afecto de los amigos y el cariño de la familia, es de lo poco —o lo único— que uno se lleva de éste mundo”dice.
A punto de cumplir años, le hago las obligadas cuestiones: ¿Rencores? Ninguno; ¿envidias? Ninguna; ¿resentimientos? Menos; ¿miedo a la muerte? Tampoco, porque nadie es eterno en este mundo. A todos nos llegará la hora, eso está muy claro, afirma con contundencia. ¿Pendientes en la vida? Uno muy importante: El puerto de Guaymas; ¿qué le duele al municipio, o es que hay desencanto? Lo ‘arranado' que está Guaymas. Y dice: “Aquí se ha perdido la unidad entre sus habitantes y eso dificulta mucho el progreso, Guaymas siempre fue un pueblo unido y últimamente nos ha ganado la apatía, las divisiones y el abandono. No se ha cultivado entre las nuevas generaciones el amor y la solidaridad por la comunidad, hay mucha desidia, los jóvenes ya no se suman al trabajo a favor de la comunidad como en el pasado”,¿Porqué?
Ahora se voltearon los papeles, dice: “Y es San Carlos el que sostiene la economía del puerto, porque ha progresado mucho y está mucho mejor equipado que otros lugares turísticos de Sonora”.
¿Hay tristeza? Sí —responde casi sin pensar—, por la inseguridad, la violencia, por los excesos de aguas negras en las calles de Guaymas, por los desechos tóxicos que llegan al mar… ¿En que quedaron las plantas tratadoras de agua? Nadie lo sabe, nadie lo explica.
¿Hay algún sentimiento de nostalgia? No poder ayudar más a Guaymas, es uno de mis sentimientos, dice, también no poder hacer algo “para que los jóvenes sientan cariño por su comunidad”.
¿Faltan líderes en Guaymas? Sí, dice, “porque no nos hemos preocupado de formar nuevos líderes para que impulsen las nuevas etapas de progreso del municipio, en eso también estamos estancados. Me tocó vivir la etapa de buenos líderes como Gaspar Zaragoza, Óscar Ulloa, Florentino López Tapia, Josefina Borboa, Pancho Manzo, Goyo Alvarado, Pérez Ascolani, entre otros buenos dirigentes, que lucharon por el municipio y que lograron aportar cosas”.
¿Religioso? Sí, Guadalupano. Últimamente “me tocó promover la reconstrucción de la iglesia de San Fernando, afectada por fenómenos naturales, quedó muy bien con aportaciones privadas y del gobierno”.
¿Justicia? En la medida de mis posibilidades y en mi ámbito, sí, dice. “Justicia con los trabajadores de nuestras empresas en materia salarial y en prestaciones como la salud, educación y vivienda: “Los tiempos cambian y uno está obligado a buscar nuevas opciones para la justicia laboral, para que la gente que trabaja con uno se sienta satisfecha”. Llevamos muy buenas relaciones con los trabajadores y su sindicato, nunca hemos tenido un conflicto laboral en todos estos años”, dice.
Toño sostiene que “la inseguridad sigue siendo el principal problema del Valle de Guaymas —el gran pendiente de los gobiernos con nosotros—. Eso ha provocado que se nos vaya mucha gente —en dos ocasiones le han robado el cajero automático instalado en la empresa.
A sus más de 80 años se le ve relajado y sin las tensiones de antes. “Sí, ahora me preocupa que ya no exista como en años anteriores la oferta de trabajadores migrantes que venían a trabajar con nosotros en las labores agrícolas. Algo está pasando y creo que en mucho tienen que ver las asignaciones de dinero que el gobierno le hace a la gente para que complete su subsistencia”. Quizá sea eso, “o también los niveles de inseguridad que estamos padeciendo, que también contribuyen a alarmar a la gente sobre los hechos de violencia que con mucha frecuencia pasan en nuestra región, sobre todo en los valles de Guaymas y Empalme”.
Como impulsor de más de 25 productos de exportación, que combina su gran visión sobre la agroindustria local, no deja de expresar su orgullo por el éxito de sus empresas y los niveles de movilidad alcanzados en los últimos años, con un buen prestigio entre los consumidores, sus clientes y los gobiernos que lo han tratado en todos los aspectos.
Es un esfuerzo generacional que inició don Francisco Leonardo Llano Amaya (muy amigo de Plutarco Elías Calles y su hijo Rodolfo, gobernador) quien salió de Nuevo León buscando nuevos derroteros y viajando por varias entidades. Conoció a José María Zaragoza en Navojoa y con él llegó a Guaymas, donde tiempo después formó una familia con doña Guadalupe Zaragoza Maytorena, de donde nacieron: Francisco, que murió en 2021 a los 88 años; Octavio, que tiene hoy 87; Toño, que pronto cumplirá 84; y Guadalupe Llano Zaragoza, con 82.
Su padre Francisco fue nombrado albacea de los bienes que dejó a su muerte el ex gobernador José María Maytorena, fallecido en 1948.
Toño, hijo nacido en 1938, recibió una buena educación, un buen ejemplo y un buen entrenamiento familiar. Su padre sostenía que la vida enseña que “tanto los conocimientos como las experiencias se transmiten de generación en generación”, y él mismo ha tratado de heredar sus experiencias a sus hijos y nietos para que el espíritu de la iniciativa y la empresa no decaiga, como ha sucedido con otros lamentables casos —donde falló el relevo generacional y las empresas terminaron por extinguirse—.
¿Aspiraciones, Toño? “Vivir bien, lo que me quede de vida”. Seguir cultivando la amistad con mis buenos amigos, “lo único que te llevas al morir”. Disfruto mucho el contacto con los amigos, que para mi es todo un arte que compensa los sinsabores de la vida, una vida dinámica y activa donde hemos aprendido a ganar y perder, con experiencias muy formativas —sin amarguras ni resentimientos— y con un mayor conocimiento de la condición humana.
Casado desde abril de 1961 con Zulma Villedent Ibarra, confiesa que ha tenido una vida estable y con mucha dedicación a sus tres hijos, educados en el ejemplo del trabajo duro y esforzado, dice, para que continúen y no se extingan los proyectos que han hecho a sus empresas viables y exitosas.
Don Toño ha sido de años a la fecha un referente político en Guaymas para los gobernadores estatales: “Con Don Faustino, muy bien, porque quiso mucho a mi padre; grandes amigos de siempre”.
Con Biébrich, bien; con Alejandro Carrillo, una relación normal; Samuel Ocaña, muy amigo de la familia; con don Rodolfo Félix, desde que era funcionario de Comunicaciones y Transportes nos ayudó con muchas obras para Guaymas y Empalme, y como gobernador también; con Beltrones, mucho apoyo para San Carlos; con López Nogales, muy buena amistad; con Eduardo Bours, a través de Don Javier, su padre, una relación cercana de muchos años con la familia. Padrés nos ayudó con algunos proyectos en Guaymas; una relación normal con Claudia Pavlovich y con Durazo ahí la llevamos, dice.
Apunto de cumplir 84 años, ¿qué te faltaría en la vida? “Que me quiten años para seguir viviendo”, contesta, y suelta una sonora carcajada.
Además de referente político en la región (fue presidente municipal de 1982 a 1985), también es un referente empresarial para todo tipo de iniciativas y planes con los gobiernos. Impulsor de la agroindustria, ha llegado a proporcionar hasta 12 mil empleos directos, que significan una derrama económica importante para la región —la atrasada región del Valle Guaymas-Empalme.
Toño llano vive una vida feliz. Se le nota. En mucho, dice, se debe al equilibrio entre una vida intensa y libre de cargas y rezagos con una realidad que día a día lucha por cambiar. Buen método, para alguien que llega optimista y con buena salud a los 84…Y más. Enhorabuena.
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