Carlos Loret de Mola
Desde hace cuando menos tres semanas, el gobernador de Michoacán, Leonel Godoy, al fin se dio cuenta de que su hermano no tenía salvamento. A partir entonces, se dedicó a operar ya no su permanencia sino su fuga de la Cámara de Diputados, de la vida partidista y de la escena nacional. En ello le iba a Godoy la propia supervivencia política: sacrificar al hermano para no caer él.
Primero, de cara a las elecciones locales para sucederlo, en noviembre de 2011, donde el PRD figura abatido en las encuestas bajo el PRI, con Fausto Vallejo Figueroa, y el PAN, con Luisa María Calderón, hermana del presidente Calderón... y tal vez algo más: está marcado por la sospecha que sobre el propio gobernador tendió la administración calderonista desde que inició el proceso judicial conocido como el Michoacanazo.
Ni siquiera para los perredistas el caso Godoy ha sido una sorpresa.