+ Que 20 años no es nada… pero sí; reducirán nómina municipal en Guaymas, pero funcionarios “favoritos” caerán hacia arriba; el Estado pagará, pero no con bienes de los sonorenses; la luz barata a partir de mayo, como se ofreció; el Sutsag sigue belicoso, en lugar de dar explicaciones
GUAYMAS, Son.- La alcaldesa Sara Valle realizó un autoflagelo al promover un conversatorio sobre la revocación de su mandato, hace 20 años, para dar su versión de la historia ante escasos allegados.
Esa época mostró ambos lados de la página, con corrupción, abusos de poder, medidas para atemorizar gente –hasta disparos de armas policíacas contra casas y autos hubo--, pero eso que lo digan los otros.
La señora Valle fue alcaldesa por el PRD entre septiembre 16 de 1997 y abril 29 de 1999, cuando el Congreso del Estado la revocó con el aval de su propio partido, por encima de la tibieza del PRI y PAN que lo aprobaron cuando la orden llegó de allá de donde llegaban las órdenes.
El entonces gobernador Armando López Nogales, promovió quitar el poder a Sara, pero también a Cristina Carvajal, de Benito Juárez, hecho que ahora lo hace ver como un gobernante misógino. Leeré el libro que el cananense presentó hace poco y comentaré su versión de los hechos, si la consignó, pero faltaría espacio para hablar de lo hecho y no, sobre todo los claroscuros.
En lo contemporáneo, Sara batalla de nuevo con similares problemas del pasado porque entiende que, por encima de las buenas intenciones, prevalecen intereses, pero sigue fallando su capacidad negociadora al estratificar prioridades.
Paga algunos compromisos, pero deja fuera a otros dueños “del pastel” Municipal y el fuego crece, a partir de que material hay para hacerlo intenso, destructor.
Es que desde el principio la alcaldesa trastabilló al nombrar a amigos y familiares y ese nepotismo le provocó sus primeros roces. Luego, riñe con su síndico quien niega aval a negocios inmobiliarios para no ser parte de la historia negra del despojo a la comuna, muy lucrativos para alcaldes o sus funcionarios y cómplices.
Ceder, lesionará a la comuna, al legalizar suelos entregados en su tiempo por iguales presiones, por el exalcalde César Lizárraga. El síndico podría doblarse, de ser cierta la historia personal que vive y que, en política, hace mucho daño.
Parecida circunstancia vive el oficial Mayor, al negar su firma a la tesorera que hace negocios para el “Grupo Peñasco”, guaymenses que se fueron hace mucho y trabajan para el poder empresarial capitalino, a través del que se fue --pero sigue presente-- Santiago Luna, quien aún debe rendir cuentas directas a quien dio apoyo para candidatura y triunfo de quien hoy preside el Ayuntamiento.
Pero el secretario técnico de la alcaldesa, Alejandro Rodríguez Zapata, originario del sureste, políticamente inventado en Hermosillo, toma el poder y confronta a Santiago; se abren nuevos frentes entre regidores y el más famoso, Arturo Lomelí, firmón de la Comisión de Hacienda, puso en riesgo las posiciones que consiguió para su parentela y quizá se vayan en estos días, como se iría, dicen las intrigas palaciegas, el comisario general de Policía durante 48 horas y hoy contralor “light”, Daniel Morales.
Pero se irían en “caída para arriba”, como ocurrió con Santiago luna, a quien hicieron delegado de Profepa en Sonora cuando tuvo que dejar la tesorería porteña y dejar a su subalterna, Célida Botello.
Al ver que la administración está en manos del “Grupo Peñasco”, incluido el control de predios para disponer de ellos con el “Método Ordaz”, el “Grupo Guaymas” quiere controlar las obras, por eso el “agarrón” por el Consejo Municipal para la Concertación de la obra Pública que ya arrojó sus primeros dividendos.
El titular de Infraestructura, Víctor Marín, logró ventajas que le quitarán uno, dos estorbos, y un supervisor afín a la meta de cumplir con el todavía inexistente pero muy promovido plan de desarrollo del municipio.
Pero eso es menos ambicioso que lo financiero-inmobiliario, pues Célida Botello y ayudantes conocen de eso, con expertos asesores a sus lados que sin embargo, a veces causan líos por esa ambición, como el creado en Puerto Peñasco cuando una gran superficie pasó a sus manos por esos procedimientos ortodoxos de la política, pero debieron devolver las entradas, pues habían despojado no a cualquiera, como se hace en un trabajo “limpio”, sino a un funcionario del Departamento de Estado de los Estados Unidos.
Hay más potenciales problemas para la señora Valle, aparte de los que la oposición política básica le genera, pero hay tiempo para ser resueltos. En cuanto a gestarse otra revocación de poderes, con todo y descontento de colaboradores cercanos que miran el rompimiento inminente, no hay condiciones para ello y, más aún, los ajustes en el camino antes que las obras y mejora general de municipio, se enfocan a la eventual reelección.
Sí, ya.
También en la 4T hace aire, claro. La película continuará.
TIROS RÁPIDOS
1.- La gobernadora Claudia Pavlovich sigue en el desenredo de líos del ayer y ahora frenó la venta de bienes para pagar las cuentas mochas de quienes saquean el erario, como los estadios Tomás Oroz Gaytán de Cajeme, Héctor Espino de Hermosillo y el parque La Sauceda, para rescatar al Isssteson.
No es nuevo pagar deudas con bienes ajenos. En el beltronismo, cuando se iba de las manos la gran deuda acumulada en las postrimerías del sexenio, la solución fue entregar la carretera federal 15, ya de 4 carriles que pagamos entre todos, en su ruta por la entidad.
Sí, bajó la deuda, pero desde entonces nos cuesta cada vuelta de llanta por el asfalto de “la 4” y no es claro dónde queda el dinero.
Por eso, en aras de la transparencia, la señora Pavlovich prefiere otros caminos.
2.- En la reunión de la Conferencia Nacional de Gobernadores con el presidente López Obrador, la gobernadora reiteró la voluntad de trabajar de la mano con el Gobierno Federal para bien de Sonora.
Y nos confirma la esperada buena nueva: Los 72 municipios del estado tendrán el subsidio autorizado por el presidente para las tarifas eléctricas. La firma del convenio con Hacienda se dará después.
3.- Dirigentes del Sindicato de Trabajadores del ayuntamiento pusieron la nota grilla principal del desfile de costumbre del 1 de mayo.
Luchan “por sus logros”, pero chocan con pared con la alcaldesa, quien prefiere ir directo a la base laboral ante la desconfianza de que los logros materiales se queden en el camino. Desconfía pues, de los dirigentes que encabeza Martín Ríos, quienes, trasciende, obedecen directrices del exalcalde Lorenzo De Cima, quien con ello buscaría retirar la lupa que puso la FAS sobre sus actuares administrativos.