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Columa 1

La violencia en México

SAN CARLOS, GUAYMAS.- A mitad del sexenio del presidente Peña Nieto, la violencia en México continúa incontenible.

Las estadísticas de homicidios van a la alza y 2015 luce como el año que va a superar los 20,000 crímenes relacionados con el narcotráfico, del 2014.

Este incremento  homicida tiene lugar en un escenario de fragmentación de cárteles de las aproximadamente nueve grandes organizaciones del crimen organizado, fragmentación que da lugar a algo así como 80 pequeños pero altamente militarizados grupúsculos criminales los cuales, sin tener la capacidad para hacer peligrar al Estado en sí, amenazan ahora a millones de mexicanos de una manera más directa.

Hay más secuestros y extorsiones, desde maestros universitarios hasta dueños de mascotas, perros y gatos de los que se apoderan para demandar recompensas por ellos. Extorsiones y abducciones alcanzan ya proporciones epidémicas.

Expertos en materia de seguridad como los mexicanos Alejandro Hope y Luis Astorga; funcionarios del Departamento de Seguridad Interna de Estados Unidos operando en México como Oscar Hagelseib, o bien el sociólogo canadiense James Creechan, autor de un libro de próxima aparición intitulado Encyclopedia of Mexican Cartels, coinciden en señalar que la violencia en algunas regiones de México “es la misma o peor” que la acontecida durante la administración del presidente Felipe Calderón, “…en abierta contradicción al escenario color de rosa pintado por el gobierno mexicano para atraer la inversión extranjera”.

“La guerra entre cárteles es por el control territorial, no sólo pelean por las rutas de la droga o los puntos de distribución –dice Hagelseib, (The Dallas Morning News, julio 3, 2015) -, el énfasis es puesto ahora en el acceso a los recursos de México, particularmente en los ductos por donde fluye la gasolina a lo largo de la frontera entre Texas y Tamaulipas, entre otros lugares”.

Factor fundamental en esta desatada violencia lo es el débil imperio de la ley. De los 102,696 homicidios perpetrados entre diciembre de 2006 y noviembre de 2012, el 70% de ellos relacionado con el tráfico de enervantes, sólo un 2 por ciento ha sido investigado y finiquitado en consignaciones, de acuerdo a un reciente reporte de Naciones Unidas.

La estrategia de Peña Nieto no varía mucho de la de Calderón. El estilo y la narrativa tienen nuevos matices, pero los resultados son los mismos. La gran diferencia estriba en que con Peña Nieto hay más control de la información y menos transparencia hacia la opinión pública. En otras palabras, la estrategia sigue sustentándose en el uso de las fuerzas armadas. Diariamente, en el país hasta 45,000 soldados y marinos patrullan las calles.

“No obstante que el régimen ha sido capaz de arrestar a numerosos cabecillas de primer nivel del narcotráfico, no se ha abocado a corregir los síntomas del problema: un inepto, corrupto y empobrecido sistema judicial”, declara Steven S. Dudley, director del tanque pensante Insight Crime, especializado en la investigación del crimen organizado en el continente americano.

Maureen Meyer, quien dirige el Proyecto México de la oficina en Washington para América Latina, enfatiza que “…es imperativo que México haga responsables a sus funcionarios de la corrupción y la comisión de delitos. Ello enviaría un claro mensaje de que el país asume con seriedad el combate al crimen”.

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Así lidió Zabludovsky con el regimen

+ Él lo narró en una entrevista en 1997         CD. DE MÉXICO.- En noviembre de 1997, dos meses antes de su salida de 24 Horas, el periódico Reforma publicó una larga entrevista con Jacobo Zabludovsky, la primera que daba en varios años.

Ahí, el periodista mexicano –que falleció este jueves 2 de julio a causa de un derrame cerebral– abordó temas sobre su independencia editorial, la influencia de 24 Horas, su futuro y muchos más.

Por considerarlo un testimonio valioso, Animal Político publica un extracto de esa entrevista:

Jacobo Zabludovsky tenía claros sus límites como conductor del noticiero más importante de la televisión. Pero insistía que “hacía lo que se podía” en el momento que le tocó vivir.

Decía estar listo para su salida –”tengo las maletas hechas”–, aunque pensaba que se quedaría en Televisa.

En esta entrevista habló de todo un poco, empezando por la “intervención” del gobierno en los contenidos de su programa:

“Llegaban a la petición, a la orden para influir en determinadas informaciones”, respondió cuando se le preguntó del tema.

¿Por qué no lo enfrentaron?

-Nuestro margen de maniobra era limitado. Era un problema relacionado a la situación del país, con un presidencialismo concentrado, con absoluta hegemonía del PRI. Además, había una identificación entre las intenciones de las empresas y las políticas del gobierno, lo cual se reflejaba dentro de las televisoras o la radio. Había también empresarios, como nuestro director Emilio Azcárraga, que se declaró soldado del Presidente y priísta y esto se reflejaba dentro.

¿Qué opina de la frase: “soy un soldado del Presidente”?

-Fue un acto de sinceridad y de definición. Emilio Azcárraga era un hombre directo, abierto, con quien uno sabía a qué atenerse.

¿No fue un error sumar una empresa a un proyecto de partido?

-Habría que recordar el clima político de la época y entender las convicciones del propio Emilio Azcárraga. No lo considero un error. No es fácil hoy juzgar y calificar tan categóricamente. En aquel entonces, además, el 80 o 90 por ciento de lo que publicaban todos los periódicos era información relacionada con el Presidente. Y no digo que eso era bueno o malo, pero era un hecho. Tampoco me quiero lavar las manos, porque cada uno tenía su participación. Pero los aficionados a los toros sabemos que a toro pasado, es muy fácil la faena. Lo difícil es hacerla ante la embestida del toro.

¿Era entonces 24 Horas un noticiero creíble, que informara con objetividad?

-Los noticieros de televisión muchas veces estuvieron influenciados por las circunstancias de la época. Si sufrimos una pérdida de credibilidad, pudo deberse a esa influencia, aunque insisto que no quiero lavarme las manos por la manera en que nosotros asimilábamos esas presiones.

¿Cómo asimilaban las presiones?

-Tratábamos de hacer lo mejor posible dentro de lo que se podía. ¿En qué medida perdió la credibilidad un noticiero que lleva 27 años en el aire? Pero no quisiera que esta entrevista se convierta en una autodefensa. No quiero desvirtuar lo que puede ser una charla para convertirla en un comercial. No tendría caso, habría otras maneras de defenderme si lo necesitara. No lo he hecho ni me interesa. Mi balance ahí queda, en mi trabajo.

¿Hoy es el mejor momento, de mayor libertad en televisión?

-Siempre el mejor momento está por llegar. Siempre hay algo nuevo, que te abre un horizonte para realizar tu labor para el público.

Habla de estudios que ha hecho Televisa sobre los noticieros ¿Qué le dicen estos estudios?

-Que actualmente tenemos una carga, porque nos identifican un poco con el establishment, con gobiernos pasados. Pero también tenemos los medios para corregir, con nuestro producto, las opiniones de quienes piensan así. Hay un cambio y seguirá habiendo. Hay una apertura, que pretende que salgan las voces que lo merezcan.

-¿Se siente influyente o poderoso?

-El gran error de muchos que están en televisión es creer que ellos son los importantes, cuando lo es el medio. No hay que confundir. La televisión es un medio incomparablemente importante, pero los que trabajamos en televisión no somos importantes. Gozamos de una apariencia de importantes, porque trabajamos en un medio importante, pero es como si un pasajero de un barco se creyera el barco.

Pero tiene usted el poder de dar un golpe demoledor con una sola mueca.

-Sí, pero es la televisión, no yo. Si hago la mueca, es una editorialización, pero no es uno sino el medio y no debemos confundir el contenido con el continente.

¿Cómo mide usted cuando hacer una mueca?

-A veces es intencional, otras no me doy cuenta. No soy actor. Incluso amigos míos dicen que soy mal jugador de póker, porque siempre se sabe lo que tengo.

¿Es un poder sin control?

-Me da miedo ejercerlo mal o abusar de él, o usarlo para destruir una reputación.

¿Cuáles son los principios en los que se basa para evitarlo?

-Varios: en la duda, me callo; si creo que una noticia va a agraviar a alguien sin que su responsabilidad esté probada, no la doy; tengo la costumbre invariable de no agredir a otro periodista y jamás he emitido una opinión a favor o en contra, a pesar de que he sido atacado, a veces injustamente; no traiciono una amistad. Conforme a esos principios me muevo. Además, busco evitar que el medio perjudique los valores que considero esenciales. El bienestar o la estabilidad, la familia, procurar la denuncia de lacras, dar voz a grupos que no la tienen, para lo que hacemos un esfuerzo mayor al que habíamos hecho.

¿Es usted un periodista neutral y objetivo?

-No existe la neutralidad, entendida como el centro de algo. En cuanto objetividad, recuerdo la película japonesa ‘Rashomón’, en la que tres personas describen un mismo asesinato de manera distinta. Veremos lo difícil que es. Veamos incluso los periódicos, todos con la misma información y cada uno presentado de una manera distinta. Lo que pasó es que alguien ejerció su subjetividad para formar la primera plana. Lo mismo ocurre en televisión.

¿Sobre qué criterios basa el contenido del noticiero?

-Formo el noticiero cada noche y parto del principio de cuál es la noticia que más le interesa al público. Ese es el criterio fundamental.

¿Se autocensura?

-La autocensura proviene sólo de mis principios, pero procuramos poner las partes de cada problema.

Mitos de la pasada elección

Los mitos de la pasada elección

SAN CARLOS, Son.- La elección intermedia del pasado 7 de junio definió el escenario para los próximos tres años de la política en México.

La elección estuvo llena de sorpresas, demostrándose que no todo está grabado en piedra en la proverbial partidocracia nacional. El más sorprendente sucedido fue sin lugar a dudas la demoledora victoria de Jaime Rodríguez, El Bronco, candidato independiente a la gubernatura de Nuevo León, erradicando décadas de prevalescencia del PRI y del PAN en el centro económico más importante del país.

El 49 % de la votación que obtuvo fue el más alto porcentaje de los comicios en los 9 estados en los que se renovó gobernador. Otra de las sacudidas sísmicas del 7-J fue la demoledora victoria de morena en el Distrito Federal que hizo desaparecer 20 años de dominio perredista en la capital.

Morena superó en votación al PRD y se apoderó de 18 de los escaños de la asamblea legislativa de la ciudad de México, constituyéndose en la fracción mayoritaria. Capturaron también las huestes de Andrés López Obrador cinco de las 16 delegaciones capitalinas, lo que en cierto modo confirmó la creencia de que algo así sucedería ante el desmoronamiento del Partido de la Revolución Democrática. Con Ricardo Monreal como triunfador en la Delegación Cuauhtémoc, Morena tiene también un serio aspirante para reemplazar a Miguel Mancera en la regencia del DF, una posición segunda en importancia en el contexto nacional, sólo debajo de la presidencia de la república.

¿Y qué decir del PAN? Perdió posiciones y poder, pese a haber sido la única formación política que salió indemne de la masacre de Ayotzinapa. Gustavo madero desaprovechó una oportunidad de oro y en consecuencia se considera que son contados sus días al frente de Acción Nacional en donde están a punto de registrarse elecciones internas.

En cuanto a los mitos: El principal de ellos es que el PRI triunfó en el pasado proceso electoral. No way miguel, dirían los pochos. Al partidazo le fue peor que en la elección intermedia de 2009, obteniendo sólo el 29.2 % de los sufragios contra 36.9 % de la elección del trienio anterior, no obstante contar con el auxilio de partidos satélites como el vilipendiado Partido Verde y el Panal.

El Institucional de hecho perdió en 2015 un porcentaje de votos mayor que cualquier otro partido, el PAN incluido. El argumento de que la alianza PRI-PVM-Panal obtuvo mayoría en la Cámara de Diputados en relación al trienio anterior, no acaba de convencer, pues no alcanzó mayoría en la Cámara de Senadores a donde inevitablemente van a parar las iniciativas de ley. Y en la contienda electoral por los estados que renovaron gubernaturas, el PRI, pese a la apabullante movilización de su maquinaria electoral, perdió arrolladoramente Nuevo León y Querétaro, entidades  que pretendía defender a toda costa. ¿Se puede, pues, hablar de un triunfo tricolor? Ni yendo a bailar a Chalma, diría el clásico.

En la praxis, los tres grandes partidos, PRI, PAN y PRD, fueron los tres grandes perdedores. Coincidentemente fueron también los impulsores del Pacto por México. En Sonora, el PRI perdió de todas todas en Guaymas, Puerto Peñasco, San Luis Río Colorado y Agua Prieta, es decir, en los dos puertos principales y en dos de las fronteras. La clara victoria de la señora Pavlovich no alcanzó para arrastrar ahí a los candidatos tricolores.

El 2018 ya está aquí

A tres años de distancia, en los hechos tenemos a cinco precandidatos –ya declarados- a la presidencia de la república, más los que vayan surgiendo en el trayecto al 2018, una situación inédita que en cierto modo es derivación de los recientes comicios del 7 de junio.

Está Margarita Zavala, quien pretende ser postulada por un fracturado PAN que le negó ya una candidatura plurinominal a la diputación y quien carga con el pesado lastre que representa su consorte, el chaparrito, peloncito y de lentes, de negros recuerdos en el país.

Está también, por supuesto, el consuetudinario pretendiente a la primera magistratura Andrés Manuel López Obrador, reforzado ahora por los espectaculares triunfos de Morena en el Distrito Federal.

Acaba de admitir que también la quiere, el gobernador del DF Miguel Angel Mancera, quien advierte que se avienta al ruedo bajo el cobijo de algún partido de izquierda o, como candidato independiente.

Saca la mano también Marcelo Ebrard, arropado por Movimiento Ciudadano y, caray, hasta nuestro cosmonauta preferido, único mexicano que ha participado en misiones espaciales de la NASA a bordo del trasbordador Atlantis, Rodolfo Neri Vela, ha manifestado su interés en competir por la presidencia de México como candidato independiente.

Imposible descartar al gobernador de Puebla Rafael Moreno Valle ni, lógico, a los suspirantes del partido en el poder, los tricolores Miguel Osorio Chong, Luis Videgaray y el producto de la casa, Manlio Fabio Beltrones. La prelista, como usted ve, se eleva de momento a nueve aspirantes, más los añadidos en los próximos meses, Pretensos habemus, pues…

No esté usted tan seguro

Carlos Loret de Mola es el príncipe heredero de los noticiarios de Televisa. El sucesor de Joaquín López Dóriga cuando éste se retire, como Joaquín lo fue a su vez de Jacobo Zabludosky. Loret es un buen reportero que además trae tras de sí todo el peso específico, la aureola y la fama del primer canal de la televisión mexicana, todo lo cual le abre numerosas puertas en el oficialismo, le permite el contacto con las más fidedignas fuentes informativas, ganar las exclusivas, ser parte inclusive de los montajes (recuerde usted el caso de Florence Casez).

De ahí el impacto que causó en Sonora su reciente columna respecto a la presunta inminente orden de aprehensión contra el gobernador Guillermo Padrés Elías por la serie de trastupijes y la muy notoria corrupción que imperó en el ejercicio del aún mandatario sonorense. Que la presa de su rancho, las comisiones que su hermano Miguel cobraba a quienes tuvieran proyectos con el gobierno estatal, que la cuadra de finos equinos, el presunto desvío de partidas federales, los millones perdidos por aquí, por allá, el endeudamiento con los proveedores del régimen, la súbita, inexplicable riqueza exhibida sin recato alguno, etc., etc.

De lo que describe Loret se desprende que tuvo acceso a todo tipo de expedientes, de ahí que esa específica columna haya impactado en Sonora y creado quizás falsas expectativas. No sucedió lo mismo con una columna previa, unos días antes, de Pablo Hiriart, intitulada ¿Colima por Padrés? que puede usted leer en el portal de Dossier Político (www.dossierpolitico.com).

Hiriart saca a relucir el fandango en que se convirtió el proceso electoral de Colima, en el que el candidato a gobernador de Acción Nacional, Jorge Luis Preciado, presuntamente perdió la contienda por 500 votos, resultado que el panista se negó a aceptar, iniciando una “resistencia civil pacífica”, con amenazas de cierre de autopistas. En síntesis, el panucho no aceptaba perder “por poquito”.

¿A qué viene a cuento todo lo anterior? Hiriart, viejo lobo de mar en el diarismo nacional, especula que el caso Colima pudo dar paso a una concertacesión, la cual pudo haberse negociado en los estratos cupulares como la entrega de Colima al Institucional a cambio de no tocar a Padrés, algo así como “yo te concedo ésto y tú me respetas aquello”, tan característico en la política mexicana.

El clásico quid pro quo. No enjuicien a Padrés y apaciguamos a Preciado pudo ser el arreglo.  Así es que, no de como un hecho que las corruptelas del Nuevo Sonora y las triquiñuelas de El Villano Favorito recibirán el justo castigo y la justicia se impondrá. Lo que puede imponerse es la transacción, la decisión cupular en los más enrarecidos estratos.

¿En quién y en qué impactaría la ausencia de acción legal contra Padrés a partir del próximo 13 de septiembre? Yo diría que en Claudia Pavlovich, la que atacó duramente la ausencia de transparencia y las corruptelas de Padrés y compañía en el curso de su campaña a la gubernatura. La gobernadora electa asumió el compromiso de hacer valer la justicia desde el inicio de su mandato y si bien a últimas fechas le ha bajado un par de rayitas a dichos pronunciamientos, la posible impunidad de Padrés y compañía repercutiría en la credibilidad de su posicionamiento como adalid de la honradez y la justicia.

Se le vendría encima lo que ya he previsto en una anterior Carta: La desilusión ciudadana reflejada en la clásica frase de que “todos son iguales”. Ojalá y que el Supremo Gobierno no la deje colgada de la brocha.

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Las batallas de Beltrones

CD. DE MEXICO.- El arribo al PRI por parte de Beltrones puede anticipar un giro del gobierno en su estrategia política.

Arrancaba mayo cuando Manlio Fabio Beltrones sostuvo un discreto coloquio con el presidente Enrique Peña Nieto. Pocos días después declaró que desea ser el próximo dirigente nacional del PRI. No era la primera vez que lo decía, pero en esta ocasión sabía que, salvo sorpresas de última hora, su propósito será cumplido. Y pronto: en agosto próximo, septiembre a más tardar, sucederá a César Camacho al frente del Institucional.

Cerrado el periodo de especulaciones que lo ubicaban en una posición políticamente anodina, o incluso en una embajada, el arribo al PRI por parte de Beltrones puede anticipar un giro del gobierno en su estrategia política. Pero de toda suerte supondrá que el sonorense consumará un nuevo ciclo de reinvención política, en una carrera pública que inició a los 20 años de edad; que lo ha llevado a ser diputado (tres veces), senador (dos) y gobernador, entre otros cargos. Una trayectoria con claroscuros: desde cimas con enorme poder hasta pasajes sombríos en los que su prioridad fue sobrevivir. “Porque la política es ingrata”, según ha dicho él que le advirtió alguna vez su padre.

La citada reunión en la residencia presidencial no fue un hecho aislado. Peña Nieto generó desde el otoño pasado un mayor acercamiento con el líder parlamentario. La relación entre ambos, formalmente cordial, estuvo alimentada por parte del mandatario con reservas e incluso desconfianzas, al grado de que a inicios de su gobierno impuso el filtro del jefe de la Oficina de la Presidencia, Aurelio Nuño, en la comunicación con el coordinador de la bancada del PRI en la Cámara de Diputados.

Fuentes cercanas a ambos aseguran que su acercamiento fue pavimentado por los resultados generados por Beltrones en la aprobación en San Lázaro de múltiples leyes que interesaban al Ejecutivo. Quizá la más delicada haya sido la reforma energética, donde la negociación central no fue con los partidos opositores al PRI sino hacia dentro del partido oficial mismo.

Diputados, gobernadores e incluso funcionarios públicos rechazaban la propuesta gubernamental. Entre estos últimos, Francisco Rojas, entonces director de la Comisión Federal de Electricidad —un viejo amigo de Beltrones—, quien se separó discretamente del cargo por reservas ideológicas contra la reforma. Fue relevado por Enrique Ochoa, justo uno de los principales promotores de la enmienda constitucional.

La recelosa distancia observada durante años entre Beltrones Rivera y Peña Nieto se hizo más evidente en la ruta hacia la candidatura presidencial de 2012, a la que ambos aspiraron. Derrotado en 2011, el sonorense declaró: “Mañana empezamos de nuevo”, lo que hizo levantar las cejas de no pocos integrantes del primer círculo en el equipo presidencial, notablemente en Miguel Ángel Osorio Chong, secretario de Gobernación, con quien Beltrones, se asegura, sostiene una abierta rivalidad política.

Todo indica que la definición de Los Pinos sobre la ubicación futura de Beltrones estuvo antecedida por acercamientos de personajes que le sugirieron aceptar cargos menores. “Uno no puede decir que no al Presidente… pero sí a otros, aunque digan que hablan en nombre del Presidente”, había bromeado Beltrones con algunos de sus colaboradores, según testimonios recogidos.

Según se prevé resulte confirmado en las próximas semanas, el aval presidencial para el arribo de Beltrones al PRI habría sido determinado meses antes de las elecciones del pasado día 7, en las que contendió como candidata al gobierno de Sonora una cercana aliada política suya, Claudia Pavlovich, quien ganó. Muchos análisis condicionaron el futuro de Beltrones al resultado de las urnas en Sonora. Se sugirió incluso que operadores de la Secretaría de Gobernación no derramarían una lágrima si la aspirante del PRI perdía. “El gobierno federal no estorbó… pero tampoco ayudó mucho. Manlio asumió la causa como misión personal”, dijo una fuente cercana a Pavlovich. Acaso el triunfo de ella no fue fundamental para determinar lo que venía… pero tampoco salió sobrando.

Beltrones podría celebrar su cumpleaños el 30 de agosto próximo al frente del PRI. No sería un mal ejemplo de vigencia política para quien acompañó el derrumbe del salinismo tras el asesinato de su paisano Luis Donaldo Colosio, en 1994. O para quien acordó en la sala de su casa apoyar el “destape” de Ernesto Zedillo como aspirante de último momento y a quien hizo una petición: ser dirigente del PRI.

Al asumir la Presidencia, Zedillo marginó a Beltrones, al grado de que el sonorense se retiró de la política activa y recordó su formación como economista de la UNAM para constituir una consultoría, ARegional. Todavía en 2006 ayudó a construir la candidatura presidencial de Roberto Madrazo, que resultó desastrosa.

Pero Beltrones regresó ese 2006 como senador por lista nacional, en un PRI disminuido, y aun así cobró peso notable ante el gobierno panista de Felipe Calderón, con quien acordaba directamente. Alcanzó niveles de poder que quizá no había conocido en décadas de tareas públicas.

En el círculo familiar de Beltrones comparten con amigos una confidencia: A Manlio Fabio (bautizado por su madre, doña Beatriz, admiradora de la cultura griega) le gusta a veces la bohemia, e incluso no canta mal. Entre sus boleros favoritos se halla una canción que quizá lo describa: “Si me comprendieras”. (Tomado de El Universal)

Los caminos de Beltrones

MONTERREY, N.L.- ¿Cuál será el resultado para el PRI en la elección del 7 de junio y qué pasará con Manlio Fabio Beltrones?

Son las dos preguntas que los priistas se hacen, pero que nadie puede contestar con certeza.

El futuro político del jefe de la bancada priista y uno de los políticos con mayor poder en este país pasa forzosamente por el triunfo o fracaso que tendrá el PRI en la elección de este próximo domingo tanto a nivel federal como en Sonora.

La mañana del 8 de junio, un día después de la jornada electoral, se comenzará a descifrar el camino que podrá tomar Beltrones una vez que deje la coordinación del grupo parlamentario priista en el Congreso.

Hoy los tiempos políticos que corren en México colocan al exgobernador de Sonora en una encrucijada sobre lo que hará una vez que termine su periodo como diputado federal, el 31 de agosto próximo. En un primer momento, se ubicaron dos destinos probables para el coordinador de la bancada del PRI.

En uno, como presidente del Comité Ejecutivo Nacional del PRI, que quedará vacante una vez que César Camacho, actual líder, tome su lugar como diputado federal de la LXIII Legislatura. Camacho encabeza la lista de diputados de representación proporcional de la quinta circunscripción.

Otro, que sea llamado al gabinete del presidente Enrique Peña Nieto para operar a favor del Gobierno Federal en la segunda mitad de su sexenio.

Los cálculos políticos de los priistas, sin embargo, ubican para Beltrones otra alternativa que podría darle al político sonorense una oportunidad de tomar energías rumbo a la elección presidencial del 2018.

Eso sí: todas las alternativas pasan por el resultado de la elección en Sonora este próximo domingo.

Al interior del PRI, nerviosismo

Al ser cuestionados sobre el futuro cercano de Manlio Fabio Beltrones, los priistas se ponen nerviosos y tartamudean al contestar. Nadie quiere hacer un comentario que en algún momento se les pueda revertir. Saben que Beltrones es un priista con mucho poder en el PRI.

Todos pronuncian frases como “un gran político”, “un reconocido priista”, “un hombre poderoso”.

La ansiedad de los priistas por definir el futuro de Manlio Fabio Beltrones proviene principalmente de la forma en que “pagarán” al legislador la diligencia con la que impulsó cada una de las reformas estructurales que se aprobaron en esta Legislatura que termina.

A pesar de haber sido contrincante de Enrique Peña Nieto en la contienda interna por la presidencia de la República, Beltrones fue institucional y asumió su derrota. El político reconoció que era fundamental dar una imagen de unidad del PRI tanto al interior como al exterior, por lo que asumió con disciplina el resultado de la contienda interna.

El partido le pidió incorporarse a la Cámara de Diputados como coordinador de la bancada del tricolor, para ser la cabeza que dirigiera el cabildeo de las reformas en el Congreso, de la mano de Emilio Gamboa en el Senado.

Así, una a una las reformas estructurales fueron aprobadas. A veces en alianza con el PAN, otras con el PRD, todas las propuestas enviadas por el Pacto por México pasaron el filtro del Congreso de la Unión.

Pero esto no le bastó a Beltrones para ganar el pase automático hacia la presidencia nacional del PRI, a donde muchos apostaban que llegaría sin problemas. Ahora en el tricolor hay incertidumbre porque no encuentran la manera de “pagar” correctamente al sonorense y con él, a todos sus cercanos.

Saben que darle una cartera como la presidencia nacional del PRI puede ser una apuesta arriesgada hacia el 2018. Pero también saben que no tomarlo en cuenta, podría representar una fractura interior innecesaria en un momento en el que requieren mostrar toda la unidad posible para enfrentar la adversidad.

Los priistas aseguran que darle un lugar en el Gabinete tampoco es una opción. Gran parte del equipo presidencial, se dice en los pasillos del PRI, prefiere ver a Beltrones disminuido y sin figurar en la vida pública.

“A Manlio jamás le darán la Secretaría de Gobernación, no en este sexenio. Es un cargo clave en la administración del país, los ‘peñistas’ no permitirán que Manlio ‘se infiltre’ en el Gobierno federal, les quitaría el poder de facto”, comentó un miembro del CEN del PRI.

La presidencia ¿del PRI o de la República?

A Manlio Fabio Beltrones lo mismo se le ve codearse con líderes de derecha y de izquierda. Lo mismo va a tomarse la foto con el gobernador de Sonora, Guillermo Padrés del PAN o con Silvano Aureoles, candidato del PRD al gobierno de Michoacán.

Además de ser un político institucional, de llegar a la presidencia del PRI, Beltrones negociará con todos los sectores del partido. Sería una gran plataforma de construcción de una candidatura presidencial para sí o para alguno de los suyos.

“Manlio no es sectario, tiene la habilidad de jalar a todos a sus causas, dándoles lo que ellos necesitan o haciéndote sentir importante. Por eso tiene tanto magnetismo”, afirmó un legislador priista que prefirió reservar su nombre. Este es el gran peligro que ven los priistas en Beltrones: su capacidad de aglomerar las distintas corrientes y encaminarlas hacia un proyecto común que le dé reflectores.

Y no solo reflectores. Desde la presidencia nacional del PRI, el hoy diputado federal tendría la batuta para construir la candidatura presidencial del tricolor en el 2018 y la conformación del Congreso de la Unión a partir de la LXIV Legislatura, un riesgo que pocos quieren correr.

Esto lo sabe Beltrones. Y por ello, con el paso de los días, el diputado ha ido cambiando la forma de referirse a un posible futuro como presidente del tricolor. El 13 de mayo, en una conferencia de prensa, el priista reconoció que cualquier militante del partido quisiera ser tomado en cuenta para la sucesión en la presidencia del PRI.

“No creo que exista un militante de mi partido que no considere un privilegio el poder -algún día- ser considerado para ser su dirigente nacional.

“Yo en lo personal he procurado poner esa disposición por enfrente. Para mí sería un enorme privilegio el ser considerado, como muchos otros priistas con suficientes méritos, como para ser presidente del Comité Ejecutivo Nacional en un futuro”, dijo el 13 de mayo. Un día después, Beltrones refrendó su interés en ser tomado en cuenta, pero dijo que el asunto no le obsesiona.

“Soy un  hombre de trabajo pero no de obsesiones (…) No hay ningún militante -que se respete- de algún partido político que no desearía ser el presidente de ese partido. En ese caso me encuentro yo, pero sin obsesiones; creo que con méritos suficientes, pero que la vida como la política habrá de decir cuál es mi destino”, afirmó el 14 de mayo.

Apenas cinco días después, en un tono más serio y sin ahondar en el tema nuevamente, cortó de tajo su aspiración a dirigir al PRI.

“Manlio, háblenos sobre sus aspiraciones a la dirigencia nacional del PRI”, se le cuestionó al sonorense. “No tengo ninguna de ellas por el momento”, cortó Beltrones.

El retiro temporal, una embajada

Una de las posibilidades, de acuerdo a priistas consultados, sería que el Gobierno federal le diera a Manlio Fabio Beltrones la titularidad de una embajada.

Incluso, se habla de la Embajada de México en Estados Unidos, cuyo exembajador, Eduardo Medina Mora, es ahora ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Desde ahí, Beltrones tendría la oportunidad de acercarse al vecino país del norte y fraguar alianzas con diversos actores para influir en la política nacional.

El destino de una embajada ya ha marcado a algunos colaboradores de Beltrones en el pasado.

Ocurrió así con Fernando Castro Trenti, uno de los priistas más cercanos al diputado, quien contendió por la gubernatura de Baja California en el 2013, de la mano de Beltrones. Al perder la elección frente a Francisco Vega de Lamadrid, Castro Trenti fue enviado como embajador de México en Argentina.

Sin embargo, la opción de una embajada pone serio a Beltrones, quien dice a sus más cercanos que acatará de forma institucional la decisión del PRI y Los Pinos sobre el lugar que deberá ocupar.

Su vocación institucional la lleva en su ADN. En su sitio de internet Beltrones.com, el legislador habla sobre un consejo que lo marcó.

“Cuando le dije a mi padre, quien era agricultor y antiguo capitán del Ejército Obregonista, que la política era mi vocación, me dijo: ‘Ante la incertidumbre de la política, nunca te canses de ayudar, y cuando te canses, retírate. Algunas veces estarás en el lugar donde se da, así que no te quejes si te piden servicios. Si quieres pedir, ponte en otro lado’.

“Nunca me he cansado. Siempre he buscado servir. Tampoco me he quejado ni he querido salir para ponerme del otro lado. Mi vida es la política”, sostiene el congresista.

Aunque sea retirado de la primera línea de decisión o alejado de los reflectores nacionales, Beltrones ha dicho, a quien quiera escucharlo, que no dejará de hacer política esté donde esté.

La elección en Sonora, crucial

Al impulsar a la senadora Claudia Pavlovich para la gubernatura de Sonora, Manlio Fabio Beltrones se juega buena parte de su capital político. Activo en su entidad natal, Beltrones ha apoyado a Pavlovich en toda su campaña política; incluso, ya se hizo acreedor a un ataque del PAN que lo acusó de haber gastado más de 3 millones de pesos solo en viajes a Sonora.

De ganar la elección de ese estado, Beltrones aumentaría exponencialmente su capital político y de negociación para obtener una mejor posición al terminar su periodo como diputado. De perder, el sonorense tendrá menos capacidad para imponer su figura en el ámbito político nacional. En Sonora, el peligro está en las propias filas del PRI.

La designación de Pavlovich sobre Ernesto Gándara, uno de los priistas con mayor presencia y seguidores en la entidad, trajo en el PRI sonorense un descontento que podría jugar en contra de su propia candidata.

La suya era la del 2015. Sin embargo, las negociaciones en el centro del país determinaron que en ese proceso, Beltrones y su gente llevarían mano en la elección del candidato. Esta división en el PRI sonorense podría cobrar la factura a Pavlovich y, de paso, a Beltrones.

A decir de priistas sonorenses consultados, si el grupo beltronista gana la elección en Sonora, estará en una buena posición rumbo al 2018, no solo para su futuro político inmediato.

Si pierde, lo más a lo que puede aspirar será a continuar con su carrera parlamentaria como miembro del Senado. En Sonora, la guerra sucia es la que ha tomado las riendas del ambiente electoral. Filtraciones, espionaje y ataques entre los dos candidatos punteros es lo que ha dominado la contienda electoral.

En la entidad también se ha desatado una guerra de rumores sobre supuestos acuerdos para ganar la elección. Por un lado, se dice que existe un acuerdo entre el gobierno de Sonora y Los Pinos para que el PAN gane la elección y debilitar así a Beltrones en el escenario nacional.

Por otro lado, se dice que el acuerdo sería entre Guillermo Padrés, actual gobernador de la entidad, con Los Pinos para dar la gubernatura a Pavlovich a cambio de obtener inmunidad total sobre las acusaciones que se han hecho en su contra.

La incógnita se resolverá el 7 de junio próximo, día en que los ciudadanos acudirán a las urnas a emitir su voto.

‘Nadie tiene comprado su futuro’

Manlio Fabio Beltrones es contundente sobre los tiempos por venir: nadie tiene comprado su futuro.

En entrevista, el legislador aseguró que continuará trabajando desde cualquier trinchera.

“He reiterado públicamente que no soy un hombre de obsesiones sino de decisiones y la decisión fundamental que tomé hace mucho tiempo es mi vocación por la política, siempre desde las filas del PRI, de modo que una vez concluida mi responsabilidad como legislador continuaré sirviendo el proyecto de transformación nacional que encabeza el PRI como partido en el gobierno, desde donde esté.

“Nadie tiene comprado su futuro y no es bueno adelantar vísperas”, sentenció Beltrones.

El líder de los diputados del tricolor reiteró que tiene interés en conquistar la Presidencia de la República, aunque comentó que no son los tiempos para adelantar aspiraciones.

“Mi interés en la presidencia quedó claramente establecido cuando aspiré y competí en 2012 por la candidatura de mi partido; en su momento decliné por las razones que entonces expuse para adherirme a la campaña del licenciado Enrique Peña Nieto, y no me equivoqué; ganamos (…).

“En política hablar de pretensiones a futuro nunca da buenos resultados. Hay que dejar que los tiempos lleguen, y los de hoy y hasta el 2018, son los tiempos del presidente Enrique Peña Nieto”, sostuvo.

Beltrones insistió en que su vocación es la política, la búsqueda de soluciones ante desacuerdos y desencuentros y auxiliar en una “compleja agenda nacional y global” con disciplina y lealtad al Estado.

En el caso de Sonora, el proceso electoral cobra una especial importancia, consideró, por la oportunidad de un cambio en el rumbo de la entidad y no tanto por lo que personalmente significa para él.

“Como sonorense y como priista, me interesa que el desencanto de mis paisanos ante los años de corrupción e ineptitud en el gobierno estatal se traduzca en una opción de cambio con orden y rumbo como la que encabeza Claudia Pavlovich (…).

“Lo que importa es que se abra para el estado una puerta al progreso que hasta ahora no se ha logrado; de eso se trata más que de una encrucijada personal”, aseveró.

Beltrones apuntó que la única forma en que se puede lograr que en la vida política prevalezcan las propuestas y las soluciones políticas sobre las “ocurrencias y difamaciones” será con preparación y constancia, sin dejar de lado la lealtad a México.