+ Mexcobre podría no superar la prueba del ácido; pero a la bahía le hace falta limpieza general; el hospital en la mira de Contraloría… a ver; Gines Valentín, rostro del pretendido nuevo PRI; Villegas va de nuevo por el PAN
GUAYMAS, Son.- Si fueron 3 mil litros o no, de ácido sulfúrico vertido a la bahía, para efectos prácticos no es relevante.
Lo que destaca en el incidente de los depósitos de Mexicana de Cobre frente a la bahía, es el rechazo hacia la firma propiedad de Grupo México, de Germán Larrea. Se le fueron a la yugular al segundo hombre más rico del país y Guaymas mostró dos casos distintos del vertido, producto de un descuido momentáneo, o a la hora del mantenimiento a instalaciones.
Imposible saber si la minera mintió en la cifra del vertido en la bahía desde la terminal donde es común albergar cerca de 20 mil metros cúbicos del químico.
Alguna vez un funcionario portuario me habló de lo importante que era la llegada de Mexcobre, a mitad de los 90. Pero le advertí: “si hay un derrame, desaparecerá Guaymas”.
“No”, atajó. Y con mirada expresiva, me aclaró: “si se tira todo ese ácido, la bahía quedará tan limpia como nunca”.
Extremo, pero cierto. Hay mucha basura y los intentos de limpiarla han sido insuficientes, pues la industria sardinera se llevó al parque pesquero, pero sus arrojos minimizados en la cifra oficial, persisten; retiraron descargas de drenaje sanitario, pero el problema volvió; astilleros “rasquetean” y pintan barcos, dejando óxido metálico, plomo, solventes, etc.
No se puede centrar toda la preocupación en 3 mil litros de ácido, suponiendo que no hayan sido 30 mil, o más.
Y no es ejemplar la respuesta social de Mexcobre hacia los guaymenses. Nos “tira con algo”, pero no como debiera ser; nada raro, tomando en cuenta que en el resto de Sonora, Larrea tiene una devastación inocultable y no refleja arrepentimiento.
Pero ya vienen quienes podrían pararlo. Y el problema no es una multa. Grupo México sufre donde más le duele: sus finanzas. Perdió unos 17 mil millones de pesos en valor de mercado, tras el derrame de ácido sulfúrico en el mar, según indica esta nota:
“La empresa de Germán Larrea perdió 4.41% en su valor de mercado desde que reportó el derrame de ácido sulfúrico en su terminal marítima de Guaymas (el martes 9).
El 10 de julio, cuando la empresa dio a conocer el incidente, su valor de mercado era de 383 mil 333 millones de pesos, mientras que al cierre de este lunes (15) fue de 366 mil 439”.
Si no se hubiera grabado el incidente, no habría pasado nada. Pero se grabó, sobrevino el enojo y hasta se exigió retirar la concesión minera a Larrea. Lo de la bahía no es causal para eso, pero los incidentes acumulados, sí (22 en dos décadas, calificados como desastres ecológicos).
El presidente López Obrador fue claro al afirmar que se aplicará la ley, lo cual hace ver un fondo que ya vio Larrea: el primer mandatario sigue viéndolo como uno de los miembros de la “mafia del poder” que le hicieron ver su suerte en sus campañas; y Napoleón Gómez Urrutia, a quien le arrebató el negocio minero y exiliaron a Canadá, volvió por la puerta grande con sed de venganza.
En la bahía al parecer ya no hay rastros de ácido, pero las instancias debidas hacen su tarea, la Secretaría de Marina, la Profepa y la Semarnat, tardas en reaccionar, pero fueron empujados por una sociedad ya hastiada del desorden y la falta de respeto a la ley.
Larrea podría estar viendo su ocaso en el firmamento empresarial, donde es un gigante, pero no por hacer empresa ejemplar. El rumor dice que lo es por su cercanía con gobiernos y sus prácticas muy remunerativas, pero lesivas a la sociedad.
En cuanto al resto de la basura que daña a la bahía –drenaje sanitario, arrojos de la industria pesquera, etc.--, es asignatura pendiente de las autoridades ambientales.
PD: La madrugada de sábado llegó personal de la Profepa y colocó sellos de clausura en la planta de ácido sulfúrico de MexCobre. No les preocupa, pues el ácido se moverá de nuevo hasta mitad de agosto y, para entonces, esperan haber pasado la prueba “del ácido”.
TIROS RÁPIDOS
1.- Contraloría estatal observa al Hospital General de Guaymas y dispondría acciones para que la atención a la gente se cumpla al margen del interés personal, como sucede hoy que sus directivos lo usan como negocio privado y para colocar amigos y parientes, burlándose del somnoliento titular de la Jurisdicción 4, el añejo operador priísta Antonio Alvídrez, quien nunca reaccionó ante tanta denuncia de lo que ocurre dentro de esa institución.
Si la Contraloría del “El ronco” Miguel Ángel Murillo quiere realmente limpiar ese ambiente, debe fijarse muy bien a quien “heredan” esas posiciones, pues una facción de los “dueños” de Guaymas que radican en Hermosillo quiere seguir haciendo de las suyas.
2.- El PRI, irreconocible: le dije a Ernesto “El pato” de Lucas, presidente estatal, que la “Corriente crítica” del partido le tundió por entregarse a empresarios y volverlo negocio de unos cuantos.
Preparé una secuencia de preguntas al pedirle su opinión: “Tiene toda la razón”, me contestó.
¡Bolas! Debí volver a comenzar.
Luego, el PRI que destrozaron los Claussen en el puerto cuando gobernaron con el saqueo que nos vendió en canal a la usura bancaria, hoy acéfalo, trabaja y plantea nueva imagen, como la descrita por el “Pato”, donde el buen papel lo hace Gines Valentín Rodríguez.
Del muchacho se dicen cosas buenas, una de ellas, que su figura no concuerda con lo que hizo el PRI hasta ahora, pero la respuesta del joven ingeniero y constructor, secretario general y en breve presidente por prelación, es que “no son las siglas, es el hombre el que obra mal, así que siempre habrá oportunidad de limpiar al partido y demostrar lo que podemos hacer con él”, y llama a confiar en los priístas de veras y a hacer a un lado a los que hicieron el daño.
3.- El PAN también da señales de vida, pero no por actividad de su presidente, Santiago Samaniego Rebollo, sino por el expriísta, expanista y ahora expetista, Manuel Villegas, quien busca colocar una dirigencia que dinamice las sigla para trabajar hacia el 2021.
Ya se lo quitó una vez a Santiago, así que ya sabe el camino.