Jueves 03 de Abril de 2014 19:31

Escrito por Agustín Rodríguez L.

GUAYMAS.- El arrojo de los “huesitos” hace que los adivinos el Partido Revolucionario Institucional confirmen lo sabido: el tricolor tiene material humano suficiente para hacer una real competencia interna y escoger al mejor de varios mejores.

Es decir, propondría a los electores guaymenses gente conocida, capaz, decidida a trabajar por lo que debe ser premisa fundamental: el bien de la comunidad. De veras, para eso es la política aunque se les olvide a muchos sinvergüenzas que la miran con lentes de tergiversado color.

Y para no darle muchas vueltas a un tema en el cual solo falta planchar el camino, eliminando las “arrugas” creadas por la guerra intestina provocada – ¿Por quién o quiénes? Vamos, es fácil saberlo: sígale la huella a los beneficiarios del pleito--, van los nombres que me envían y con los que ya charla el delegado priísta estatal, un cananense de retorcido colmillo e innegable capacidad y honestidad, Daniel Liera Castro. Usted elimine o agregue al que desee en el orden que considere:

Para la diputación local, Alfonso Ayala Fonseca, pica piedra eterno a quien hace mucho le toca; Susana Corella Platt, dirigente porteña del partido que ya con sostenerlo acumula mérito; Jesús Fajardo Valenzuela, líder de la CTM que se pone la camiseta de veras; Oralia Sánchez Hernández, síndico Municipal, de gran sensibilidad social manifiesta; Ramón López Meza, dirigente petrolero adoptado por el “Borrego” más conocido de Sonora.

Agregue a María Antonieta González, quien suplió 6 meses a Otto Claussen en el Congreso y hoy cuida la oficina guaymense de Claudia Pavlovich; Pedro Romano Terrazas, hombre de prestigio y apego al partido, segunda mejor opción de 2012 para la alcaldía y para este cargo, y apreciado también por la poderosa senadora; y Rogelio Sánchez de la Vega, generador de empleo con la captura e industrialización pesquera y quien nos dio un equipo de basketbol peleador en la Cibacopa, en una época en la que los jóvenes solo salían para ir a beber a los malecones.

Por la federal, la lista solo tiene el nombre de Otto Claussen Iberri, pese algunas menciones para agregar, si se da el caso, a Susana Corella.

La alcaldía es lo que más siente el pueblo por el doloroso efecto que provocan cuando fallan los traidores de la esperanza popular, como ocurrió en el trienio pasado con gente de cuyos nombres vale más no acordarse. “Pinta” así:

José Luis Marcos León Perea, apreciado médico cuya labor social de décadas le ha llevado dos veces al Congreso estatal y una al federal. Enrique Rodríguez Pompa, maduro ya, quien en 2009 estuvo más cerca que nunca de su aspiración de décadas. Se cuela Ramón López Meza por si es candidato a gobernador su amigo estatal; Walter Decima es automático, por su labor promotora del desarrollo económico y turístico en el puerto, por lo cual es bien visto entre los hombres del real poder.

José Ricardo Llano Alverde está en la lista, lo cual sorprende a muchos porque el empresario de reconocida familia no participa mucho en política, pero hacerlo no es garantía de hacerlo bien, en cambio lo es ser ordenado y exitoso en los negocios; es el caso Antonio de la Llata Martínez, inédito también, pero de características similares al previo. Rogelio Sánchez completa esta terna del sector que produce y genera empleo.

Manuel Ibarra Salgado tiene un manejo pulcro en la tesorería del puerto, más su personalidad, por ello está también en esa ruta; Susana Corella se repite, que curioso, en los tres cargos, así que quedará en uno.

Repito: usted meta o saque, en el orden que sea. La lista apenas comenzó a elaborarse y falta todavía un año para dejarla como debe quedar y proceder a los destapes con los cuales el tricolor intentará mantener las tres posiciones, sobre todo la alcaldía, que arrebató a un panismo que ya se apertrecha y atrinchera, pues no se quedará de manos cruzados tras la derrota que la improvisación y el desaseo moral de la gente del pasado trienio le provocaron.

Jueves 03 de Abril de 2014 19:29

Escrito por Ciro Gómez Leyva

CD. DE MEXICO.- Sin otro argumento que el cliché, sin más instrumento que la sospecha, se quiere resucitar aquella historia sobre el texto publicado en el New York Times el 23 de febrero de 1997, donde se acusaba al entonces gobernador de Sonora, Manlio Fabio Beltrones, de ser cómplice de narcotraficantes.

Por lo que he leído en estos días, las principales razones para volver a enjuiciar a Beltrones en los medios, y ahora las redes sociales, son: 1) los periodistas del staff del New York Times en México ganaron en 1998 el Premio Pulitzer por una serie de trabajos sobre narcotráfico en México; 2) Beltrones ¡nunca probó su inocencia!

Más que repetir lo que he publicado en muchas ocasiones sobre el asunto desde febrero de 1997 (la del New York Times fue una nota sin fuentes acreditables, una nota que jamás se verificó), o de retrotraer lo dicho por el entonces embajador de Estados Unidos, James Jones (“Con una sola prueba le hubiera pedido al presidente Zedillo que lo encarcelara, pero eso estaba vacío”), o de recordar que Beltrones jamás dejó de viajar a Estados Unidos, donde ha impartido conferencias, etcétera, etcétera, me limito a subrayar un punto:

* Pasaron 17 años, y salvo una segunda nota con observaciones del propio Beltrones, publicada el 20 de marzo de aquel 1997, el New York Times no aportó un solo dato nuevo ni volvió a tocar el tema. Tampoco algún medio estadunidense o mexicano.

Diecisiete años. ¿Todas las “pruebas” nacieron y se agotaron en una nota? Lo cierto es que el “periodismo” no dio para más. Y eso que era “la nota”, nota Pulitzer.

Un cuentazo de principio a fin. De 1997 a 2014. (Tomado de MILENIO)