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Estas líneas...

Urge la renovación moral GUAYMAS.- Pocos se sorprendieron cuando los nuevos directivos de Economía en Sonora confirmaron triquiñuela y media hecha con los recursos destinados a promover el crecimiento, y la cereza del pastel fue el tiradero de uniformes escolares en una bodega propiedad del beneficiario del contrato que le compró millones de prendas de dudoso origen.

Tampoco cuando la Secretaría de Educación y Cultura habla de lo que todos sabían –menos los investigadores, fiscales y jueces—pero nunca se atacó: más de 2 mil millones de pesos no se encuentran y el programa de transformación educativa insignia del padrecismo, fue un fraude que enriqueció a pocos y arruinó a muchos.

Jorge Vidal Ahumada, añejo delegado del Banobras en Sonora –duró, me decía alguna vez, casi 3 décadas—hoy pone orden en la Secretaría de Economía y trata de sacar del bajo cero a Sonora y devolverlo al buen camino.

Pero todos los rubros están en rojo y desenredar la madeja será un gran triunfo. Luego, faltará confirmar castigo a los culpables, que andan por allí, entre la gente y en varios casos, son “dignos representantes” de la sociedad a la que han agraviado tanto.

La duda es si podrán exigirles cuentas del dinero del contribuyente que debió llegar a la tarea social, a las obras, al adecuado manejo administrativo, el que tanto se dijo se gastaba en condominios, terrenos de playa, ranchos, mansiones, viajes, etc.

Ernesto “El pato” de Lucas Hopkins no se esperó al lunes. Al mediodía de domingo soltaba prenda de lo que encontró en la SEC. Van casi 2 mil 200 millones perdidos y falta lo reclamado por universidades y centros tecnológicos; y lo que nunca pudieron reclamar –porque los corrían -- directores de escuelas del nivel básico donde la reforma educativa invirtió un dineral que nunca vieron.

Y falta lo demás. Será cansado estar escuchando cuánto se perdió en la gran leperada sexenal, y más si los anuncios de aplicar la ley se vuelven bandera del nuevo régimen y como la tela de éstas al sol, se desgastan y terminan en el basurero.

Es momento de razonarlo. Nadie tiene duda de la elevada corrupción del sector público y el deterioro social que genera. Es, para las nuevas autoridades en todo el país, un reto hacer sentir al ciudadano que las buenas costumbres siguen siéndolo y se fomentarán. No hacerlo, será transitar en la misma vía con el riesgo terrible que implica una mentalidad en la cual todos vayamos por el botín público a costo del progreso y la hoy tambaleante estabilidad social.

LLUVIAS, HORA DE RESPONDER

En Guaymas cada gobierno gasta cientos de millones de pesos, dice la contabilidad oficial, en mejoras al abasto de agua potable y alcantarillado.

En la práctica no se ve ven. Cualquier lluvia medianamente fuerte provoca un caos y peor, si no llueve, es común el flujo de aguas negras en la ciudad. Hoy, 44 escuelas tienen el problema en sus patios y una veintena de colonias en sus calles.

Quizá ya buscan las autoridades estatales explicarse dónde quedaron los 578 millones invertidos para que el puerto tuviera agua potable y de calidad –sigue sucia y contaminada por altas dosis de manganeso-- las 24 horas del día todo el año; y el drenaje dejara de ser constante fuente de contaminación que enferma y mata gente ante la indiferencia de los responsables de evitarlo.

Pero el trabajo que en este momento se hace debe permanecer hasta corregir lo podrido, lo que acostumbró al guaymense a ver normal una alcantarilla fluyendo y epidemias atacando a los ciudadanos.

Finalmente, envío mi abrazo solidario a Enrique “Sam Bigotes” Estrada –lo recordamos con su gran ambiente en cada Serie del Caribe del béisbol--, quien acaba de perder a su primogénito a causa de hepatitis, un virus propio de la suciedad.

También se reportan infecciones en la piel. Les digo. El desorden en extremos y los responsables de haberlo evitado seguramente viven rodeados de verde pasto y preciosas flores, perfectamente protegidos hasta de una mosca. A ver, nuestros líderes, es hora de sacar la casta por la gente común, la que representan pues.

Una despensa ayuda, pero es apenas una pequeña parte de la solución.